—Un ciempiés... dos ciempiés... tres ciempiés... —Zenti miró la mesa llena de recibos sin pagar con marcas rojas grandes que ocupaban básicamente toda la hoja de tantas veces que los habían puesto, mientras cantaba con desgana.
—¿Cuándo aparecerá otro trabajo que pague bien...? ¿Qué? ¿Tienes hambre? Todos tenemos hambre, egoísta... deja de sacudirte tanto, molestarás a tus hermanos —Zenti le habló a la aparente nada con enojo mientras golpeaba la mesa, levantando los recibos de esta y esparciéndolos por doquier.
En el silencio que le siguió a eso, Zenti se sentó correctamente mientras escuchaba atentamente a la nada. Después de un tiempo, suspiró y se levantó para ir a alistarse a su habitación.
Era un apartamento pequeño con paredes blancas sucias y una ventana que estaba al lado de la mesa del comedor, donde Zenti se había estado sentando momentos antes. Desde la ventana se podía ver por arriba la carretera llena de tráfico y autos pitando unos a otros.
Tap... Tap... Tap... Tap... Tap...
El silencio del apartamento de Zenti solo era interrumpido por el sonido de muchísimas patas de insecto moviéndose con inquietud en su habitación, donde ella se estaba cambiando de su pijama.
Después de un tiempo, Zenti salió de su habitación vestida completamente diferente. Una capa que empezaba por un cuello de tortuga y le cubría hasta las rodillas tapaba la mayoría de su cuerpo. La textura y material del que estaba hecha parecía rara, pues tenía patrón de ciempiés verde oscuro desordenado por doquier.
Cabello negro oscuro que terminaba en una cola de caballo, usando un aparente adorno de ciempiés para sujetarse. La mayoría de su pelo estaba cubierto por una boina negra con adornos de bronce que también eran de ciempiés, y la boina, cómo no, tenía patrones de ciempiés.
Piel blanca lechosa, el ojo izquierdo color bronce y el ojo derecho color oscuro metal eran su apariencia completa. Qué como no, sus ojos también parecían ciempiés enrollados. Sus dientes eran blancos lechosos y afilados como colmillos.
Saliendo de su apartamento y cerrándolo con llave, bajó las escaleras del edificio y salió por la puerta principal.
—Sí, ya sé... no hace falta que lo repitas... Dios... bien, compraré dos mil kilos de bistec... ¿arrachera? Eso es muy caro... —Zenti continuó hablando sola mientras caminaba por el concurrido camino de peatones, obteniendo miradas raras por el show que estaba montando.
—...Ugh... no puedo recordar todo... hagan una lista si de verdad lo quieren... —El cuerpo de Zenti tembló con enojo, pero no por parte de ella, sino de las criaturas que vivían dentro de ella.
—No se atrevan... —Zenti suspiró sabiendo lo que se avecinaba— Dios, aquí vamos de nuevo —Los dos brazos de Zenti se levantaron mientras ella sacaba el dedo medio a todos los peatones que pasaban, ocasionando enojo en todos y cada uno de ellos.
—¿¡Qué diablos te pasa, perra!? —un hombre la agarró por el cuello de tortuga de su capa, pero la soltó inmediatamente gritando de dolor— ¡Aghhhhh! ¡Qué diablos! ¡Mami!
Una señora ya mayor se acercó a él con preocupación mientras miraba con enojo a Zenti, la cual tenía los ojos ensombrecidos y una expresión fea.
—¡Vas a pagar por esto, malhechora! —la madre amenazó con enojo, pero Zenti ya había tenido suficiente.
—¡Bien, cenaremos arrachera, carajo! —todos la miraron extremadamente extraño, pero Zenti ya no tenía paciencia para esto. La herida del hombre ni siquiera era para tanto, solo unas mordidas de ciempiés no venenosos.
—Da gracias que no te picaron con el veneno... —Zenti se lo pensó un poco antes de escupir al hombre en el suelo, dejando a todos anonadados en el lugar.
Flexionando las piernas para agarrar impulso, Zenti saltó alto en el aire, llegando hasta el techo de un edificio de veinte pisos. Después de aterrizar, se puso a correr por los tejados, saltando de techo en techo.
Después de un rato saltando entre edificios, Zenti llegó hasta su destino deseado. Saltando al suelo, aterrizó en un callejón el cual tenía una tapa de alcantarilla en el centro de este.
—Siempre es un asco, ¡lo sé!, pero la arrachera no se compra sola, así que cooperen —su capa se retorció con inquietud antes de que cientos de patas gigantes de ciempiés cobrizas le cubrieran todo el cuerpo sin dejar nada afuera, como una armadura impenetrable.
Después de estar cubierta, Zenti abrió la tapa de alcantarilla. Dentro de esta estaba lleno de aguas residuales que olían como el inframundo.
—Si lo haces rápido, no lo sentirás, Zenti... ¡sí sé que ustedes también lo sentirán, pero déjenme un poco de autorespeto! —Zenti saltó al agua oscura y se adentró en esta cada vez más y más profundo— Auhgva Thros ja... —las aguas residuales brillaron un poco antes de temblar levemente, señalando el cambio de algo.
En algún punto, Zenti ya debería haber superado el radio del túnel, pero siguió descendiendo y descendiendo hasta tocar algo hueco y extremadamente blando.
—Sjirga lohry ni —después de terminar de decir el encantamiento, la cosa debajo de ella se abrió y terminó en un bosque negro lúgubre.
Después de aterrizar, Zenti llamó de nuevo la armadura cobriza y la hizo desaparecer dentro de ella, volviendo a la aparente normalidad.
—Siempre es un dolor de muelas venir aquí —caminando por el pasto seco y negro el cual parecía carbón más que nada, Zenti finalmente alcanzó a ver una cabaña acogedora a lo lejos.
La cabaña tenía las ventanas iluminadas, mostrando la actividad que había en el interior. Caminando con prisa, finalmente llegó a la puerta de la cabaña y entró.
Dentro la recibió la vista de un bar acogedor lleno de individuos pintorescos, el bar era gigante con tres pisos en el que se podían ver desde la parte de abajo pero sin duda alguna las dimensiones no eran para nada lo que se dejaba ver de la parte exterior.
Su llegada tuvo una reacción instantánea por parte de todos, los que jugaban póker quitaron la silla que sobraba para que no se uniera, los que bebían alegremente subieron a los pisos superiores para evitarla y otros simplemente la miraron con odio.
No se sorprendió para nada ya que esa era la reputación que se había ganado como cazadora, acercándose a la barra donde un espantapájaros vestido de barman atendía, se sentó enfrente de él con alegría.
—¿Qué hay Crowy? —Crowy era el único que no parecía afectado por su presencia o al menos eso era lo que dejaba ver su expresión escalofriante en la bolsa de maíz que usaba como cabeza.
—Si estás aquí ¿es porque tienes los siete billones de dólares que me debes? —Zenti miró a otro lado nerviosa mientras se reclinaba en la silla.
—¿No crees que le añadiste un cero de más...? —Zenti trató de replicar pero eso solo ocasionó que el interior del cuerpo de Crowy temblara con ira contenida.
—¡Le quité un cero Zenti! Esto se está volviendo desgastante, entiendo que tienes que alimentar a no sé cuántos ciempiés pero ya se volvió excesivo —un cuervo salió de debajo de la bolsa de maíz que usaba como cabeza y le replicó enojado con su voz chillona característica, pero ella nunca se había burlado de eso ni se burlaría como los demás.
—¡Bien, bien! Puedes agarrar la mitad de mi siguiente trabajo... por eso mismo estoy aquí, ¿hay algún cliente de máxima dificultad con una recompensa exorbitante? Ya sabes qué tipo de trabajos me gustan.
Crowy el cuervo se ocultó de nuevo en la bolsa de maíz y continuó le respondió.
—Siempre hay alguien así en mi bar o si no ni siquiera vendrías en primer lugar, es el tipo del segundo piso, fondo a la derecha, túnica blanca con mosaicos de cuarzo pegados a él, lo reconocerás de inmediato créeme.
Zenti levantó una ceja ante la curiosa descripción pero ella sabía que usualmente esa clase de sujetos ofrecía las mejores recompensas pero los trabajos más molestos.
—Bien, gracias —Zenti se levantó para dirigirse al segundo piso tratando de salir de la vista de Crowy.
—Los cuervos no olvidan... será mejor que me pagues pronto Zenti... —Crowy le dijo con un tono escalofriante haciendo que Zenti apresurara el paso.
—Sí lo sé... —Zenti volteó y le dijo mientras finalmente llegaba a las escaleras de caracol que recorrían las tres plantas —...Qué repelús... —los ciempiés dentro de su cuerpo temblaron como si le dieran la razón.
—Bien, vamos al curro... —Zenti llegó al segundo piso y vio con diversión cómo los tipos que habían subido antes para evitarla se asustaban y subían al tercer piso por la otra escalera de caracol del bar.
—Niñitas... —Zenti buscó con la mirada a alguien que encajara con la descripción que Crowy le dio y lo encontró muy fácilmente, sin duda alguna era un tipo raro y concordaba perfectamente con lo que Crowy le había dicho.
Túnica blanca con mosaicos literales de cuarzo que irían en el suelo de un baño pegados a su túnica, encajaba con la descripción.
—¡Bona tarde, buen amigo! —Zenti se acercó a la mesa donde estaba sentado el extraño individuo y se sentó en la mesa frente a él sin esperar una respuesta.
—¿Bona tarde? —el hombre sonaba confundido pero Zenti parecía intrigada justo después de que él hablara.
Un silencio incómodo se produjo entre los dos mientras Zenti sacaba un revólver hecho de ciempiés de dentro de su capa, la reacción de esto fue instantánea cuando todos los de alrededor se fueron corriendo.
—Zenti ¿¡qué mierda hiciste esta vez!? Te juro que si subo y te veo jugando parchís... —Zenti interrumpió a Crowy con urgencia deteniéndolo de subir las escaleras.
—¡No subas Crowy! Se te coló un hijo de puta y de los grandes... parece que la seguridad de la que tanto te jactas no es muy buena, esto también va para los del piso de arriba ¡la recomendación de la cazadora nivel apóstol Zenti es que muevan sus traseros fuera de aquí!
La reacción de sus palabras no se hizo esperar y todos los clientes de la planta superior bajaron por la escalera de caracol sin siquiera voltear a ver qué estaba pasando, el sonido de todos saliendo del establecimiento fue oído pero Crowy seguía abajo.
—¡Si te deshaces de él te daré una botella de Blue Label Zenti! —Zenti solo necesitó eso por parte de Crowy para ponerse al curro y apuntar su arma al tipo vestido de blanco.
El sonido de Crowy abandonando el establecimiento fue el comienzo de un incómodo silencio repentino en el antes ajetreado lugar, el hombre de blanco no se había movido ni un centímetro después de la acusación de Zenti y seguía inmóvil.
—¿Ya tira el acto no? No hay nadie más y te puedo partir esas losas de baño barato sin cobro alguno, ¿a que soy buena en los negocios? —Zenti dijo con seguridad pero el hombre no parecía sorprendido.
—¿El acto? ¿Qué acto? Por lo menos no estoy fingiendo ser algo que no soy bajo un montón de piel humana falsa, me das asco, eres solo un disfraz usado por un montón de criaturas desagradables mientras tú eres igual de desagradable —el hombre habló sin contener su desagrado y asco, tratando de provocar a Zenti.
—¿Te doy asco? Venga ya, pensaba que ya teníamos algo aquí... pero si te soy sincera no es que hayas escondido tu aliento de cultista muy bien... para mí tú eres el que apesta —Zenti bromeó mientras giraba con confianza el revólver en su mano.
—No eres muy buena provocando, no me intimidas, mucho menos asustas, eres un chiste andante sin sentido, apóstola Zenti —el hombre se paró de su silla mientras hablaba con asco sin disimular.
Debajo de la piel de Zenti cientos de patas se movieron con ira y deseo de proteger a Zenti, esto causó que ella sonriera y con más razón después de escuchar las palabras de apoyo de sus hermanos.
—No soy buena provocando... entonces déjame apostar algo, si soy la primera en atacar perderé la apuesta y me dejaré matar pero si tú eres el primero en atacar me dirás dónde se esconden tus amigos.
—El hombre dio una vuelta alrededor de Zenti mientras se reía con diversión.
—Yo, Ghojus, acepto la apuesta y espero que te dejes matar como prometiste, mi paciencia es incluso conocida en otros planos —Zenti no parecía sorprendida en lo absoluto mientras sonreía con desafío.
—Tú lo dijiste, Ocus Pocus... o como sea.
—¡Es Ghojus! Te equivocaste por más de siete sílabas, me aseguraré de que lo recuerdes incluso en el más allá —Ghojus se paró en seco y le respondió con ira.
—Bueno, déjame decirte que puedo ser bastante hartante cuando me lo propongo, y sé la manera cien por ciento funcional de hacer que un cultista te ataque primero —Zenti se reclinó en la mesa mientras se preparaba para usar su método infalible.
—Yo, el ministro Ghojus, soy conocido por mi paciencia, ¿qué puedes hacer más que—? —Ghojus fue interrumpido cuando Zenti abrió los labios y pronunció palabras incorrectas, blasfemas y desagradables en todos los sentidos.
—Dios está aquí~ en todos nuestros cora—
Incluso antes de que Zenti pudiera terminar la primera oración de la canción, Ghojus creó un puño de mármol del tamaño de un auto y la golpeó tan fuerte que salió disparada del bar dejando un agujero en la madera con su forma.
Aterrizando en el bosque oscuro y lúgubre de afuera, Zenti suspiró con cansancio ante lo que se venía.
—¿¡Oye por qué eso les molesta tanto!? Nunca me dejan terminar la primera oración, hombre... —Zenti vio sin preocupación cómo Ghojus se elevó en el aire de un salto desde el agujero que ella había creado.
¡Zarp!
Aterrizando con un fuerte crujido, Ghojus empaló una ropera gigante de cuarzo en el corazón de Zenti, una nube de ceniza proveniente del pasto quemado se formó en los alrededores bloqueando la visibilidad.
—Oye, Ocus Pocus, ese no era el trato, atacaste primero y ahora me debes decir la ubicación de tus compañeros.
Ghojus abrió los ojos con asco y sorpresa después de ver que la ropera no había sido evadida sino que había un agujero en el cuerpo de Zenti donde debería estar su corazón, desde afuera del agujero se alcanzaban a ver ciempiés por doquier chasqueando sus mandíbulas con odio hacia él, pero lo que sorprendió a Ghojus es que no había ni un órgano a la vista.
"¿Estarán cubiertos por los ciempiés?" Ghojus pensó mientras saltaba para atrás queriendo evitar una represalia por parte de Zenti.
—Bien, supongo que no respetarás el trato, pero déjame serte sincera, yo tampoco iba a respetarlo —Zenti se levantó y rió con diversión mientras el agujero de su pecho se cerraba con el sonido de cientos de patas insectoides moviéndose, todo esto junto a su ropa, pues también estaba formada de ciempiés.
—¿Solo mírate, no te sientes asquerosa? —Ghojus dijo con crueldad mientras preparaba bloques de cuarzo sin forma a su alrededor— Yo, Ghojus, ministro del culto de la diosa del vino, te llevaré al otro mundo junto a tus ciempiés personalmente —los bloques de cuarzo alrededor de Ghojus cambiaron de forma a muchos alambres afilados que parecían peligrosos, mientras él avanzaba amenazadoramente.
—¿No me va a dar sida si eso me corta? ¿Verdad? O espera, ese no era el nombre... ¿cómo era?
Ghojus se abalanzó contra ella, sus piernas se flexionaron y cambiaron de forma volviéndose algo parecido a patas de grillo formadas de cuarzo que rebotaban en el suelo dándole un impulso instantáneo.
—Por supuesto, tenían que estar hechas de cuarzo...
Zenti saltó alto en el aire evadiendo la embestida, pero las bolas de alambre la persiguieron y se extendieron para rodearla por todas direcciones.
—Por seguridad mejor no dejo que me toquen...
Zenti sacó un revólver hecho de un ciempiés y disparó once veces, pero no eran balas sino ciempiés enrollados que al ser disparados se extendieron soltando una arena dorada brillante de sus patitas.
—Por supuesto, tenían que ser ciempiés.
Las once balas de ciempiés dieron justo en el blanco, no importa si fueron apuntadas bien o no, los ciempiés harían el resto, los alambres de cuarzo que la rodeaban fueron destruidos después de que las balas dieran en los puntos estructurales de estas causando que cayeran al suelo mucho más abajo.
Zenti aterrizó en la cabaña y entró por el agujero que hizo a esta, ya que en el exterior solo era de un piso pudo entrar sin problemas pero acabó en el segundo piso.
—¿¡Estás huyendo!? ¿¡Qué clase de apóstola eres!?
Zenti ignoró a Ghojus el cual gritaba desde fuera mientras se acercaba corriendo, pero ella no le prestó importancia, bajando al primer piso se dirigió a la barra donde normalmente está Crowy.
—Dijo que podía tomar una si lo derrotaba y seamos sinceros, ¿yo perder? —agarrando una botella de Blue Label de detrás de la barra Zenti se la bebió entera de un trago para después suspirar con satisfacción.
El sonido de los pasos de Ghojus ya estaba muy cerca pero Zenti no había acabado aquí, mirando la máquina roladora de canciones vintage en la esquina sonrió, Crowy no la dejaba usarla según él porque su pésimo gusto ahuyentaba a los clientes, pero ahora ella no veía clientes que ahuyentar alrededor.
—¡Hagamos esto una fiesta! —poniendo su música favorita después de poner una moneda, Zenti levantó su mano con emoción esperando el ritmo, pero lo único que se escuchó fue a Chojus entrando por el hueco que ella hizo por el segundo piso.
—Y luego Crowy dice que es el mejor establecimiento de la ciudad... —Zenti suspiró con decepción y pateó la máquina de música vintage, la cual salió disparada fuera del bar y se desconectó del enchufe de golpe.
Zenti pensó que si la máquina de música estaba rota no había razón para conservarla.
"Música y comida son lo que se necesitan para una buena pelea, pero supongo que solo obtuve una." Zenti salió por el agujero que había hecho la máquina vintage mientras veía cómo Ghojus, sumamente enojado, salía por ahí también.
—¿Ya terminaste con tus payasadas? Eres un chiste andante que ni siquiera se cuenta solo —Ghojus parecía muy enojado y preparado, muchísimos bloques de cuarzo sin forma estaban flotando alrededor suyo esperando a recibir forma.
Zenti estaba a punto de replicar pero recibió una grata sorpresa cuando la máquina de música vintage que había pateado antes e incluso estaba desconectada empezó a sonar con su música favorita.
¡Centipede! ¡Centipede!
—¡Venga ya, eso es a lo que me refiero! El tiempo de juego se acabó Ocus Cuarzo o como sea, ¡no me importa! —Zenti sacó dos revólveres de ciempiés de debajo de su capa y los giró con maestría rápidamente en sus manos.
—¡Tu final es inminente a la par que inevitable!
—¡Lo que tú digas hombre, hagámoslo!
Ambos aceleraron contra el otro y Zenti se preparó para una buena batalla con todo lo que le gustaba.