Esta historia se ubica temporalmente un poco antes de la caída de La Torre y durante los hechos no narrados de ese mismo libro, antes de que Efrel y los suyos llegaran a Ulma, antes de que toda Therianor tuviese conciencia de la oscuridad que estaba a punto de cubrirlos sin misericordia a todos.
Ulma es la única ciudad libre de Therianor, es decir, no se encuentra protegida por los Rojos, ni bajo el gobierno de ningún rey. Ulma se gobierna a sí misma por un grupo de cuasigobernadores denominados arcontes, que toman decisiones en conjunto, todos elegidos por el pueblo.
Militarmente, posee un ejército profesional muy similar a los Rojos, pero que nunca ha participado en una guerra o batalla real, esto debido a que, a través de los años, Ulma siempre se ha declarado neutral a todos los conflictos de Therianor. Comercialmente es una ciudad próspera debido principalmente a la fuerte influencia de la magia en ella desde tiempos inmemoriales, aunque después de la fundación de la Orden Roja dejaron de hacerlo abiertamente. Los magos siempre han estado presentes en ella; es por esto que, a pesar de estar ubicada entre las montañas y muy cerca del gélido Norte, posee extensos terrenos de cultivo y una enorme producción de diversos frutos y hortalizas.
Rodeada de montañas, Ulma solamente tiene dos accesos, uno muy escarpado desde las montañas, casi imposible de transitar, y el otro más amplio, utilizado para el comercio y las comunicaciones con los Reinos de Therianor, especialmente con Druggil, que es el Reino más cercano y con el cual han mantenido una estrecha relación comercial debido a la baja influencia de los Rojos en el Norte. También porque el otro reino más cercano, el del Oeste, cuya capital es Hiperion, desde hace muchísimos años ha mantenido una actitud muy hermética hacia los que no fueren de ahí.
Me he tomado la libertad de explicar estos antecedentes someramente debido a que en las páginas que están por venir se encierra el inicio del fin de un pueblo, de una tradición y de muchas vidas.