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Chapter 3 - Capítulo 2: ¿Salvador o Enemigo?

Zhou Shu Xin despertó con el cuerpo entumecido, tirada en el frío suelo de su habitación en el segundo piso.

Con la mirada fija en la ventana, un pensamiento dominó su mente: no puedo quedarme aquí. Sin pensarlo demasiado, abrió las ventanas del balcón y sintió el aire frío golpear su rostro. Tomando las sábanas de su cama, comenzó a anudarlas con rapidez, creando una cuerda firme, y luego aseguró los nudos al barandal del balcón.

Respiró hondo, evaluando la altura.

—No seas una cobarde, no mires hacia abajo si tienes miedo.. —se dijo a sí misma antes de comenzar a descender.

Sus manos se aferraban con fuerza a la tela gruesa de las sábanas. Al llegar al suelo, sintió la nieve helada bajo sus pies. Apenas había dado un par de pasos cuando una voz familiar se escucha cerca de ella.

—Mi pequeña dama, ¿a dónde cree que va a estas horas? —preguntó su criada, apareciendo de la nada con una lámpara en la mano—. Sus padres han ido a la ciudad Fenghuang para intentar salvar a su hermano mayor. Además, han dejado guardias vigilando la mansión para que usted no escape.

—¿Salvarlo?...no confío en ellos. Han dejado a Tian Qi sufriendo durante tres años, ¿eso cómo me asegura que esta vez lo salvarán? Deja de decir tonterías, esta vez lo salvaré yo.–respondió con frialdad, apenas le dirigió una mirada a la criada.

Sin prestar más atención a las palabras de su criada, Shu Xin se adentró en el jardín. Conocía cada rincón de la mansión, y sus ojos buscaron entre los arbustos del extremo del jardín hasta encontrar el panel oculto que cubría una salida. Era una pequeña abertura que su hermano mayor le había mostrado cuando eran niños.

Agachándose para pasar, Shu Xin entró en un sendero que conducía al bosque cercano de la ciudad yutong, alejándose de la ciudad yutong. El camino era pesado, y el frío mordía su piel de porcelana, pero no se permitió detenerse. Sin dudar, comenzó a correr entre los árboles de bambú. Su respiración se volvía más acelerada, mientras sus piernas avanzaban sin fuerzas, debilitadas.

"Tres días... solo tres días para salvarlo. Tengo que llegar a la ciudad Fenghuang. No puedo fallar ahora."

Sin embargo, mientras corría desesperada por el bosque, temiendo ser perseguida por los guardias, el suelo traicionero la sorprendió. Su pie se hundió en el hielo y la nieve más profunda de lo esperado, y un dolor insoportable recorrió su pierna. Intentó liberarse, pero sus fuerzas comenzaban a agotarse.

Al tambalearse, cayó al suelo. Su cuerpo chocó contra la helada superficie, y un frío abrasador penetró hasta sus huesos. El dolor en su pecho se intensificó. Su corazón, débil desde la infancia, comenzó a latir rápidamente, como si estuviera a punto de detenerse.

La sangre subió a su garganta y escapó hacia sus labios. La escupió, manchando la nieve blanca con gotas rojas.

—¡No ahora!.. Shu Xin, no te detengas... por favor... tienes que salvarlo... debo salvar a mi hermano no puedo decepcionarlo.–suplicó entre lágrimas.

Levantó su brazo, intentando alcanzar las estrellas que brillaban sobre ella. La nieve caía suavemente, como si el cielo mismo la estuviera cubriendo con un manto de escarchas. Su vista comenzó a nublarse, quedando casi ciega. Cada aliento agitado se hacía más pesado, casi imposible de respirar.

"No puedo detenerme. Tengo que llegar a Fenghuang. Debo salvar a Tian Qi."

Las palabras se repetían en su mente, pero su cuerpo, congelado e inmóvil, ya no respondía. Sus ojos se cerraron lentamente, mientras la oscuridad permanecia ahí. La nieve seguía cayendo a su alrededor, cubriendo su figura inmóvil con un manto blanco.

De pronto, entre la nieblina una silueta se acercó, un joven, vestido con ropas oscuras de color morado, se detuvo frente a ella, apartando la nieve que cubría su cuerpo.

—Duerme tranquilamente, nuestra deuda de vida de hace tres años será saldada hoy... Después de esto, seremos enemigos.–murmuró él, inexpresivo.

Con suavidad, el joven la cargó en sus brazos, el calor de su cuerpo contrastando con la suya, mientras las escarchas seguían cayendo del cielo, pero Shu Xin, apenas consciente, logró abrir sus labios;

—Gracias... —susurró débilmente antes de perder el conocimiento por completo.

°°°

Mientras el chico avanzaba entre la nieve, Shu Xin, inconsciente en su desmayo, comenzó a soñar con los acontecimientos que ocurrieron tres años atrás, en la ciudad de Fenghuang. Aquellos recuerdos oscuros la llevaron de regreso a la majestuosa pero aterradora mansión de su tío Zhou Zhen Yu, un hombre con un aura maliciosa y jefe del clan de cazadores.

En aquel entonces, ella vivía junto a sus padres y su hermano mayor, Tian Qi, ignorante del oscuro secreto que se escondía detrás de las lujosas paredes: una mina familiar del clan de cazadores que, en realidad, era una cueva donde mantenían prisioneros e Inmortales condenados que se alimentaban de sangre, malditos por su propia existencia.

Una tarde, la curiosidad la llevó hacia la mina. Sin darse cuenta, descendió por unas escaleras que la condujeron hacia la entrada de la cueva. Sus ojos se llenaron de horror al descubrir prisioneros encadenados, muchos de ellos niños. La crueldad era demasiado para ella.

Oculta tras un gran ventanal de campo magnetico electrico, observó cómo sus propios padres asesinaban a algunos inmortales con piedras mágicas y artefactos, mientras que otros eran torturados por su tío, quien, con una sonrisa sádica, daba órdenes a sus subordinados para acabar con ellos.

Shu Xin, aterrorizada, se tapó la boca para no gritar al presenciar cómo intentaban matar a una familia completa.

Entonces, vio a un joven inmortal enfrentarse a sus padres, sosteniéndolos por el cuello. Desesperada por salvarlos, Shu Xin presionó un botón que abrió las puertas del ventanal, permitiendo que varios inmortales escaparan. Antes de huir, el joven inmortal cruzó su mirada con la de Shu Xin, grabando su rostro en su memoria.

Minutos después, su tío Zhou Zhen Yu apareció. Con una sonrisa helada y calculada, se inclinó hacia ella.

—Mi pequeña sobrina, ¿cómo es que descubriste este lugar?

—Seguí a mis padres… ¡Casi los matan!.–Shu Xin, miedosa, respondió a la pregunta de su aterrador tio.

El rostro de su tío se transformó en una risa escalofriante que ocultaba su furia.

—Por tu culpa, ese inmortal escapó —dijo, mientras su tono se volvía más oscuro.

—¡Si no lo hacía, él habría matado a mis padres! —replicó Shu Xin, señalando a sus padres inconscientes en el suelo.

Zhou Zhen Yu se endureció. Se arrodilló frente a ella, acariciando su cabello fingiendo compasión por su sobrina.

—¿Sabes cuánto tiempo me tomó capturar a ese immortal? —susurró con voz cargada de veneno. Luego, ordenó a sus subordinados:

—¡Llévenlos a todos a la mansión!¡ a mi sobrina también!

En la mansión, Shu Xin sentía las miradas llenas de desprecio de sus padres, pero ellos no dijeron una sola palabra. Pero esa misma noche, se escabulló hacia la mina, decidida a liberar a los prisioneros. Entre ellos, una niña de cabello revuelto la miró con ojos asustados, pero Shu Xin sonrió suavemente para tranquilizarla.

Sin embargo, antes de que pudiera salir, su hermano Tian Qi apareció detrás de ella.

—¡Hermana! ¿Qué estás haciendo aquí? —exclamó, con confusión.

Shu Xin le hizo una señal para que guardara silencio.

—Estoy liberando a estas personas —susurró demasiado bajo.

Tian Qi frunció el ceño.

—¿Liberándolos? ¡Son monstruos, Shu Xin! ¿Qué estás pensando?

Ella lo miró fijamente, con decepción en sus ojos.—No todos son malos, hermano. ¿Acaso merecen esta tortura?

Tian Qi iba a replicar, pero Shu Xin le tapó la boca.

—¡Silencio! Si nos descubren, volverán a colocarlos en prisión!

Pero Shu Xin no se daba cuenta que alguien la observaba de lejos..

Pero desde las sombras, Jiang Yang observaba la escena junto a su amigo Pan Rue.

—Mírala, es la misma niña que liberó a tu hermana. Quién diría que alguien del clan enemigo haría esto.–dijo Pan Rue, cruzándose de brazos

Jiang Yang frunció el ceño y lo silenció con un gesto.

—Shh. Tal vez ahora está salvando a algunos, pero no sabemos qué tipo de persona será cuando crezca.

De repente, Xu Yue, uno de los inmortales liberados por Shu Xin días antes, apareció entre las sombras. Su figura con sus ojos rojos llenaron el ambiente de un aura aterradora.

—Pequeña… Cometiste un error al salvar a tus padres. Yo soy Xu Yue, el temido Xu Yue, y hoy pagarás por tu error.–su voz resonó, profunda y burlona

Shu Xin retrocedió, pero Tian Qi se colocó frente a ella, extendiendo sus brazos para protegerla.

—¡Aléjate de mi hermana! —gritó valientemente, aunque temblaba como una gallina.

—Qué conmovedor un hermano salvando a su pequeña hermanita… pero inútil niño moriras en mis manos.–Xu Yue sonrió, mostrando su sed de sangre.

Con un movimiento rápido, mordió el brazo del pequeño de Tian Qi, quien cayó al suelo, debilitado. Shu Xin gritó al ver su hermano en el suelo. Antes de que pudiera reaccionar, sus piernas se debilitan y sus problemas cardiacos acechaban su cuerpo.

Jiang Yang desde lejos intervino en el último momento. Su poder fue suficiente para eliminar a Xu Yue, quien cayó al suelo con un grito final. Al mirar a los dos niños inconscientes, Jiang Yang suspiró.

—No crean que los salvé porque quise solo estoy devolviendo el favor por haber ayudado a mi hermana Xuang Ling.–murmuró, mirando a ambos hermanos.

Con cuidado, los llevó de regreso a la entrada de la mansión y los dejó allí y se marcha con su hermana pequeña Xuang Ling.

Cuando Shu Xin y Tian Qi despertaron Ambos se miraron, confundidos.

—¿Qué pasó? ¿No estábamos en la mina?.–preguntó Tian Qi, llevándose una mano al cuello.

—No lo sé… ¿Cómo volvimos aquí?.–Shu Xin miró a su alrededor, aún paranoica.

°°°

Volviendo al presente.

Shu Xin despertó con un dolor en su pecho, y la incomodidad de los cables conectados a su cuerpo. Miró alrededor y vio el monitor que marcaba sus signos vitales.

Con esfuerzo, extendió la mano y desconectó los cables de su cuerpo, sin hacer ruido.

Con cautela, se levanta de la cama y se acercó al borde de la puerta. Desde allí, pudo escuchar voces en el pasillo. A pesar del esfuerzo por mantener su corazón tranquilo, su corazón latía con fuerza.

Ella podia reconocer a unos de esas voces. La voz masculina profunda, que le había salvado en la nieve, se escuchaba con claridad en su oidos aunque tenía discapacidad para oir.

Su curiosidad pudo más, y abrio un poco la puerta lo suficiente para espiar sin ser vista. Los hombres conversaban en silencio bajo, pero sus palabras se podían oir perfectamente en los oídos de Shu Xin.

–Espera, ¿salvaste de nuevo a la niña de hace tres años?¿Es que no basta con lo que hiciste hace tres años, la vuelves a salvar.? ¡Es demasiado!.–preguntó el doctor Gu Feng hermano de Jiang Yang.

– Solo era devolver el favor de hace tres años... Desde ahora, ella y yo seremos enemigos.–Jiang Yang, misterioso inexpresivo respondió indiferente.

El frío recorrió el cuerpo de Shu Xin al escuchar estas palabras. Mi salvador... se llama Jiang Yang, pensó con sorpresa, su mente asimilando el nombre con admiración. Qué lindo nombre...

Pero antes de que pudiera asimilar mucho más, las voces se callaron, en silencio.La conversación había llegado a su fin, y Shu Xin, aún atrapada en sus pensamientos, sintió un escalofrío.

las palabras de Jiang Yang se repetía en su mente: enemigos....?

En ese momento, No podía quedarse allí escuchando más. Debía fingir que seguía dormida.corrió hacia su cama, se cubrió con las sábanas y cerró los ojos con fuerza, respirando con suavidad para dar la impresión de que nada había sucedido.

Pero su mente seguía dando vueltas a las palabras que había escuchado de Jiang Yang.