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Rechaza a su segunda oportunidad

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Chapter 1 - Rechazo de su segunda oportunidad

Una explosión profunda en su alma la sacudió,

Hasta despertar los demonios que la atormentaban cada tanto.

Frente a ella, estaba su pareja, un hombre más joven, 15 años más joven que ella. Un lobo recién transformado y ella, una guerrera de su manada.

Sus piernas se apretaron y ella le pidió a la diesa de la Luna, no perder la cordura frente a ese hombre de ojos oscuros, cabello oscuro y sonrisa seductora, su mirada tocó su alma, era como si la conociera desde hace años. No pudo evitar decir y escuchar de sua bocas:

¡Compañero! Ella esperaba que sus subordinados no escucharán aquellas palabras. Pero era inevitable, los oídos de los lobos, eran agudos.

La chica, puso su cara formal y tragó con fuerza. Se arremangó la camiseta deportiva,

Sus piernas firmes, musculosas, por primera vez, parecieron desmoronarse.

Su pareja era un convertido a hombre lobo, las manadas rechazan a este tipo, en general, rechazaban a los que no eran sangre pura o que no tenían un valor real para si grupo. Pero no era eso, lo que la detenía, era el hecho de la IDEA, de un nuevo comienzo, de una nueva aventura. Ella ya estaba feliz con lo que tenía y no estaba dispuesta a cambiarlo por nada o nadie.

Ella había luchado por años, para ganar su puesto, las mujeres eran relegadas a la crianza, a mantener la armonía en las familias de hombres lobos.

Una vida de 35 años y este niño, era su segunda pareja. Su segunda oportunidad. Un chico de 20 años. Solo 6 años, mayor que su único hijo. Era irónico.

-¿Quién eres tú y por qué el alpha te envió conmigo? Preguntó Alicia, mientras lo observaba con cierto desdén.

-Soy Alexander Santa María, soy de California y he venido para aprender de la mejor manada de Estados Unidos, he aprobado cada requisito para ingresar a esta academia. ¿Por qué intentas ignorar que soy tu pareja predestida? - Preguntó el niño y yo casi me muero de la risa, pero mantuve mi postura estoica.

-Tus palabras no son prueba de nada. Ven a mi oficina con los documentos que acrediten lo que tu boca predica y Veamos si te mantienes en ésta academia. Te advierto, que no soy tu pareja. Quizás tu lobo está confundido. Sus ojos se agradaron y la tristeza no pasó desapercibida.