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Chapter 9 - Capítulo 3: Un día normal en Seisen (2)

Parte 2

El aula ya no existía.

El suelo, los muros y el techo habían sido reemplazados por un campo de entrenamiento virtual, con un cielo artificial proyectado sobre ellos y un espacio amplio sin obstáculos.

Los escritorios habían desaparecido, dejando a los estudiantes en una plataforma flotante que les permitía observar desde una posición segura.

—Bien, ahora que el Virtual World está activo, podemos proceder.

Con un gesto elegante, Eleonor alzó su mano con la gracia de una diosa griega, y al instante, varios drones de práctica aparecieron flotando en el aire, cada uno equipado con sensores de movimiento y blindaje virtual.

—Señorita Strassburg, es su turno. —Eleonor cruzó los brazos—. Elimine los drones, pero por favor, no use ataques masivos. Puede que el Virtual World no lo resista.

Eva asintió con elegancia, sin necesidad de palabras.

La atmósfera del aula simulada se volvió tensa. El aire vibró con una energía invisible, como si algo estuviera a punto de desatarse.

Eva abrió los ojos y, con un movimiento fluido, giró sobre sí misma, apuntando ambas armas hacia los drones flotantes.

—"Walkürenwalzer" (Vals de las Valquirias)

Con una precisión impecable, descargó una ráfaga de proyectiles de luz en una coreografía perfecta, moviéndose con una gracia inhumana.

Cada disparo impactó con precisión quirúrgica, desintegrando los drones en un destello de luz pura antes de que pudieran reaccionar.

 Objetivos eliminados – Precisión: 100%

Los estudiantes miraban sin palabras. La velocidad, la potencia y la perfección de sus disparos no dejaban dudas de su nivel.

—¿Esto… esto es lo que puede hacer un nivel 3? —murmuró un estudiante.

Touma miraba la escena con los ojos entrecerrados, procesando lo que acababa de ver.

—…Entonces, ¿en qué nivel estamos nosotros?

Hina tragó saliva antes de responder.

—Si esto es nivel 3… nosotros somos nivel -1.

Eva bajó lentamente sus armas, y con un simple comando, ambos rifles se desvanecieron en un destello de luz.

Eleonor sonrió levemente, recorriendo con la mirada a los estudiantes, que seguían en silencio tras la demostración.

—Eso, estudiantes, es lo que significa alcanzar la Resonancia.

Se cruzó de brazos, su tono manteniéndose firme.

—Seguramente piensan que esto significa que todos ustedes podrán obtener armas y movimientos como los de la señorita Strassburg… pero no.

Algunos alumnos intercambiaron miradas, confundidos.

—Los Astra Core son elementos de estudio constante. Llevamos más de 50 años estudiándolos y aún estamos aprendiendo sobre ellos, descubriendo nuevas aplicaciones y variaciones.

Eleonor caminó lentamente por la sala, con la mirada fija en sus estudiantes.

—Si se dieron cuenta, la piedra que recibieron en sus brazaletes ya no está en su lugar.

Algunos bajaron la vista instintivamente hacia sus muñecas.

—Eso es porque el Astra Core se ha integrado completamente a ustedes. Ya no existe en el mundo físico como tal, ahora forma parte de su esencia.

Los murmullos aumentaron.

—Algunos Astra Core pueden mejorar su capacidad intelectual, aumentar su velocidad, su fuerza… pero eso no significa que todos tendrán una manifestación física como la de la señorita Strassburg.

Levantó la mano y, con un chasquido de dedos, varios drones en la sala respondieron al instante, flotando a su alrededor como si fueran una extensión de su voluntad.

—Por ejemplo, el mío me permite manipular a distancia objetos robóticos, como drones, EXO y mechas, incluso si no son de mi propiedad.

Eleonor dejó que los drones flotaran unos segundos antes de devolverlos a su posición original.

—Por eso existe la División de Investigación. No estamos aquí simplemente para diseñar mechas o construir tecnología. Nuestro propósito es comprender la verdadera naturaleza de los Astra Core, los Nulvoid y todo lo que rodea su existencia.

Su mirada se endureció ligeramente.

—Si piensan que esta es una división de ingeniería mecánica donde podrán ensamblar robots gigantes, están muy equivocados.

El ambiente en la sala se mantuvo en silencio por unos segundos más, hasta que Eleonor sonrió con confianza.

—Ahora, ¿alguna pregunta?

El silencio reinó en el aula. Ninguno de los estudiantes se atrevió a hablar, y fue Eva quien dio un paso al frente con su porte elegante y su mirada firme.

—Si me permite decir algo, profesora.

Eleonor asintió con calma.

—Adelante.

La joven alemana recorrió a los estudiantes con la mirada, transmitiendo seriedad en cada palabra.

—Solo déjenme decirles una cosa: tómense esto en serio.

Su tono era firme, sin espacio para dudas.

—No conozco sus motivos para estar aquí, pero parte de mi deber como presidenta del Consejo Estudiantil es enderezar a los estudiantes…

Sus ojos se desviaron ligeramente hacia Touma.

—Lo digo especialmente por ciertos alumnos que parecen haber llegado aquí arrastrados a la fuerza y no muestran ningún interés en la educación de Seisen.

Touma sintió que varias miradas se posaban en él.

Eva continuó sin inmutarse.

—Tengan en cuenta que ustedes son el futuro. Su preparación aquí determinará cuántas vidas se perderán en futuros ataques de los Nulvoid.

Su mirada recorrió la sala una vez más.

—Si no desean estar aquí, mi recomendación es que simplemente dejen su lugar a alguien que sí lo aproveche.

—Gracias por la aclaración, señorita Strassburg. —Eleonor sonrió levemente—. Ciertamente tienes un punto… pero, sobre todo, entiendan esto…

Su tono se volvió ligeramente más frío.

—Nada de lo que aprendan aquí debe ser usado con malas intenciones.

Los estudiantes se mantuvieron en silencio.

—A lo largo de la historia, ha habido científicos y combatientes que han vendido sus conocimientos para la guerra… Nosotros buscamos la paz.

Eleonor escaneó la sala con la mirada.

—¿Entendido?

Todos los presentes asintieron con seriedad, comprendiendo el peso de sus palabras.

Aunque Touma no estaba del todo seguro de qué tan relevante era ese mensaje para él.

Con un leve destello, el Virtual World se desactivó y la sala volvió a su estado original.

Eva se despidió con un elegante saludo, mientras los estudiantes la observaban marcharse con respeto.

Eleonor miró su reloj con calma antes de volver su atención a la clase.

—Bien, eso es todo por ahora.

Cerró su libreta digital y continuó con su tono tranquilo.

—Les recomiendo que vayan a observar la clase de los combatientes. Empezará dentro de una hora y podrán ver cómo funciona la tecnología EXO antes de que tengan su propia sesión de adaptación física.

Algunos estudiantes se mostraron interesados en la propuesta.

—Recuerden: mens sana in corpore sano. No todo en esta vida es quedarse sentados leyendo... aunque entiendo que para algunos eso sea un paraíso.

Giró sobre sus talones con una sonrisa radiante.

Ciao, jovencitos —dijo con un tono juguetón, como si no le importara que la expresión fuera italiana y no griega.

Y con la misma presencia imponente con la que había entrado, Eleonor Duval abandonó el aula con su característico porte sofisticado.

Los estudiantes comenzaron a salir del aula tras la despedida de ella. Las conversaciones llenaban los pasillos, algunos aún asimilando la demostración de Eva Strassburg, otros especulando sobre la clase de la División de Combate.

Touma caminaba junto a Hina.

—Definitivamente no esperaba que los Astra Core fueran tan complejos. No es solo recibirlos y ya, hay demasiado que aprender.

—Sí… —Touma respondió con tono neutral, aún procesando la clase—. Supongo que es más que simplemente "hacer magia".

Hina giró la cabeza con incredulidad.

—¿Apenas te das cuenta? ¿Dónde estuviste todo este tiempo?

—Aquí mismo, pero mi cerebro se toma descansos estratégicos.

Hina suspiró con resignación.

Cuando pasaron frente a otra aula, una figura familiar apareció en su campo de visión.

Shizuki Tokisaka.

Vestida con el uniforme de la División de Investigación, su porte distinguido y su cabello plateado contrastaban con el ajetreo del pasillo. No parecía interesada en el bullicio a su alrededor, avanzando con la misma tranquilidad de siempre.

Sin embargo, antes de entrar a su aula, se detuvo un instante y giró la cabeza en dirección a Touma.

Con un gesto sutil, levantó una mano y le dedicó un saludo breve, pero elegante.

Touma, sin pensarlo mucho, levantó la mano en respuesta.

Hina observó la escena con una ceja arqueada, su mirada alternando entre Touma y Shizuki, quien desapareció en su aula sin decir más.

—¿Cómo es que conoces a alguien de segundo año?

Touma tardó un par de segundos en procesar la pregunta.

—Ah… sí, sobre eso…es una larga historia…

Hina lo miró con ojos entrecerrados.

—No me digas que…

—¡No es lo que piensas!

Mientras el bullicio del pasillo continuaba a su alrededor, Touma sintió la mirada inquisitiva de Hina clavada en él.

No tenía forma de evitar la conversación que se avecinaba… aunque, para ser sinceros, ni siquiera sabía qué era exactamente lo que debía explicar.