Parte 1
La brisa templada del atardecer soplaba suavemente a través de las calles de Odaiba.
La ceremonia de graduación había terminado y ahora, Touma Kisaragi estaba sintiendo un aire de libertad.
—Ah… finalmente libre —suspiró, estirándose con los brazos sobre la cabeza mientras caminaba junto a Hina por una de las avenidas de la isla.
Desde la primaria hasta la secundaria, Touma y Hina siempre habían estado en el mismo curso, algo que, según ella, era el destino, pero que para él era simplemente una coincidencia. Fuera como fuera, nunca se habían separado, por lo que la idea de tomar caminos distintos ahora que habían terminado la secundaria se sentía… extraña.
—Oye, deja de caminar como si estuvieras jubilado. La vida apenas empieza.
A su lado, Hinata Fujimura le lanzó una mirada de leve fastidio. Con su cabello anaranjado ondeando con la brisa, reflejando los últimos rayos del atardecer, y su energía habitual, contrastaba totalmente con la actitud relajada de Touma.
—Fácil para ti decirlo, Hina. Ya tienes tu plan listo, ¿verdad?
—Obviamente. ¡Voy a entrar en Seisen! Es la mejor academia del país, y tengo la carta de aceptación desde hace meses.
—Ajá, ajá… qué emocionante.
Hina frunció el ceño y le lanzó un leve codazo en las costillas.
—Oye, no pongas esa cara de "no es mi problema". ¿Y qué hay de ti? ¿A dónde vas a ir?
Touma se encogió de hombros.
—No lo sé. No es como si tuviera algún destino en mente. Quedarme en casa, jugar videojuegos, disfrutar de la vida tranquila… suena bastante bien.
Hina se detuvo en seco, y Touma sintió un escalofrío al notar que ese era el tipo de pausa que indicaba peligro inminente.
—…No me digas que realmente no has pensado en nada.
—Podría decirse que lo he considerado —intentó responder, sin mucho convencimiento.
Hina lo miró con intensidad, cruzando los brazos. Touma ya podía sentir la tormenta formándose.
—Touma.
—S-sí.
—Vendrás conmigo a Seisen.
—… ¿Perdón?
—Escuchaste perfectamente. No voy a dejar que te quedes en casa desperdiciando tu vida.
Touma soltó una risa nerviosa.
—Vamos, Hina, eso suena extremo. No es como si fuera a convertirme en un ermitaño.
—Lo harías en menos de una semana. —Sus ojos lo desafiaban a contradecirla, pero Touma sabiamente eligió el silencio.
Hina suspiró y suavizó su expresión.
—Escucha, sé que nunca has sido fanático de este tipo de cosas, pero Seisen no es solo una escuela normal. Hay cosas allí que quizás podrían interesarte. Además… ¡no quiero ir sola!
—Ajá, ajá… así que ahí está la razón verdadera.
—¡Claro que también quiero que tengas un futuro decente! —protestó, aunque sus mejillas se colorearon levemente.
Touma suspiró. Hina era como una tormenta de energía inagotable. No es que estuviera totalmente en contra de la idea, pero tampoco veía un motivo real para inscribirse en una academia tan prestigiosa.
Pero en ese momento, cuando vio la expresión decidida de Hina y recordó que ella siempre había estado a su lado, supo que se había quedado sin opciones.
—Hina… realmente no me vas a dejar negarme, ¿verdad?
—¡Por supuesto que no! Además, mi padre se tomó la libertad de escribir una carta de recomendación a Seisen como tu tutor… —dijo ella, extendiéndole un sobre con el sello de la academia.
Touma parpadeó, mirando el documento que lo admitía en Seisen con incredulidad.
—Ya veo… así que lo tenías todo planeado.
Se rascó la cabeza y soltó un largo suspiro antes de esbozar una leve sonrisa.
—Bien. Supongo que no tengo otra opción. Definitivamente el dicho "Hina siempre está un paso adelante" es cierto.
Los ojos de Hina se iluminaron con entusiasmo.
—¡Por supuesto! Siempre pienso en todas las posibilidades. Pero antes…
—Antes… ¿qué?
—Hoy es nuestro último día como estudiantes de secundaria, y ya sabes lo que significa.
Touma parpadeó, confundido y Hina alzo una mano hacia al cielo como una heroína de alguna clase de anime.
—Vamos a divertirnos a Akihabara.
—…No me digas que quieres ir a los arcades.
—¡Exacto! Es tradición, ¿no? No podemos romperla ahora.
Era cierto. Desde que entraron a la secundaria, siempre pasaban por Akihabara después de clases para jugar en los arcades antes de volver a casa.
—Está bien, está bien. Solo no gastes todos tus ahorros en gacha otra vez.
—¡Eso fue solo una vez!
Finalmente, entre risas y anécdotas, guiaron su camino hacia Akihabara.
El tren de la línea Yamanote se deslizaba suavemente por las vías.
Sentados en el vagón, rodeados de oficinistas cansados y turistas emocionados, Touma observaba cómo Hina revisaba su teléfono con una expresión determinada.
—¿Planeando ya qué máquina de arcade vas a dominar hoy?
—Obviamente —respondió sin apartar la vista de la pantalla—. Tengo una lista de las mejores puntuaciones en el Tower Fighter EX y no pienso perder contra esos novatos de Akihabara.
—Sí, claro… hasta que pierdas y termines jurando venganza contra una CPU.
—¡Oye, eso fue solo una vez también!
El tren anunció su llegada a Akihabara Station, y al bajar, el bullicio y los colores vibrantes de la ciudad tecnológica los envolvieron. Carteles de anime, maid cafés repartiendo volantes y enormes pantallas proyectando anuncios llenaban cada rincón con luces brillantes y sonidos llamativos.
—No me canso nunca de venir aquí. Aunque deberíamos probar un karaoke más tarde —dijo Hina, pero notó que Touma se había quedado mirando un anuncio con atención.
Sin darse cuenta, Touma se acercó a una de las vidrieras de un local de tecnología, donde una gran pantalla transmitía la publicidad de un nuevo producto.
—"¿CANSADO DE LENTES POCO EFICACES?"
—"¿CAMBIAS TUS LENTES MUY A MENUDO Y SU GRADUACIÓN NO ES LA CORRECTA?"
—"EN NOVATECH, SIEMPRE ESTAMOS INNOVANDO."
—"CON USTEDES… ¡ASTRA LENS!"
En la pantalla, una joven con unos sofisticados lentes de diseño futurista apareció, sonriendo a la cámara.
—"INTERNET, COMUNICACIONES, AJUSTES PERMANENTES, PROTECCIÓN UV Y MUCHO MÁS."
Luego, un holograma desplegó una lista de todas las características de los Astra Lens, mostrando funciones avanzadas que parecían sacadas de una película de ciencia ficción.
—"LOS ASTRA LENS SON EL FUTURO DE LA REALIDAD AUMENTADA."
—"NOVATECH: INNOVANDO HACIA EL FUTURO."
En la pantalla, un hombre con bata de laboratorio hablaba con entusiasmo sobre los nuevos dispositivos de realidad aumentada que, según él, revolucionarían la vida cotidiana.
Touma frunció el ceño.
—NovaTech nunca deja de sorprenderme… Por algo son la empresa tecnológica más grande del mundo.
—Se ven como un buen invento. Creo que te quedarían bien unos de esos —comentó Hina, mirándolo de reojo.
—Sí, suena interesante —dijo Touma, quitándose sus lentes recetados—, pero no puedo permitirme comprar unos lentes de 100,000 yenes.
Hina sabía que tenía razón, pero al ver su rostro emocionado con el anuncio, no pudo resistirse. Touma amaba todo lo relacionado con la tecnología, y esos lentes parecían realmente útiles.
—Papá se va a enojar mucho por esto… —murmuró en voz baja.
—¿Dijiste algo?
—No, no es nada. Solo estaba recordando algo.
Touma alzó una ceja, pero decidió no insistir.
—Bueno, ¿a dónde quieres ir primero? ¿Vamos a los arcades, a las tiendas de manga o al karaoke?
Hina se llevó un dedo al mentón, pensativa.
—Mmm… adelántate tú primero. Nos vemos en un rato en el mismo lugar de siempre. Tengo que hacer algo antes.
—¿Quieres que te acompañe?
—Es que tengo que hacer ya sabes… algo de "chicas".
Touma decidió no insistir. Sabía que cuando Hina decía eso, era mejor no preguntar.
—Sí, jefa. Nos vemos en Arcadia. Voy a darle una paliza a los novatos mientras te espero.
—Ve por ellos, tigre —dijo ella con una cálida sonrisa mientras él se daba la vuelta y se dirigía al edificio de Arcadia.
Hina empujó la puerta de la tienda de NovaTech, siendo recibida por un ambiente frío y minimalista.
Las vitrinas estaban repletas de los últimos avances tecnológicos, y al fondo, los Astra Lens brillaban con un reflejo metálico elegante.
Un empleado con una sonrisa comercial la interceptó de inmediato.
—¡Bienvenida a NovaTech! ¿En qué puedo ayudarla?
—Ah, sí, quiero comprar esos lentes —dijo, señalando el modelo de exhibición.
El vendedor asintió con profesionalismo.
—Excelente elección. Los Astra Lens son nuestra tecnología más avanzada en realidad aumentada. ¿Uso personal o regalo?
Hina parpadeó.
—¿Importa?
El vendedor rió suavemente.
—Bueno, si es un regalo, ofrecemos una opción de empaquetado premium con grabado personalizado.
Hina cruzó los brazos, fingiendo pensar.
—Hmm… supongo que es un regalo.
—¡Perfecto! ¿Para algún familiar, pareja o amigo cercano?
Hina sintió que se le atascaba la respuesta en la garganta.
—E-es para mí… amigo.
El vendedor sonrió con un brillo astuto en los ojos.
—Ah, un amigo. Entiendo.
—¡No es lo que piensas!
—Por supuesto que no. Solo el 80% de los clientes que compran Astra Lens como regalo terminan en una relación con la persona que los recibe.
—¡¿De dónde sacaste esa estadística?!
El vendedor se encogió de hombros.
—Cosas del departamento de marketing.
Hina suspiró, intentando ignorar el calor en sus mejillas.
—Solo tráemelos antes de que me arrepienta.
—Eso sería un total de 100,000 yenes. ¿Método de pago?
Hina sacó la tarjeta de su padre con una sonrisa confiada.
La pantalla de la caja registradora brilló con un mensaje satisfactorio:
"Transacción aprobada."
El vendedor le entregó la caja con una sonrisa aún más grande.
—Gracias por su compra. Que su… 'amigo' los disfrute.
Hina agarró la caja y salió apresurada de la tienda antes de que el vendedor pudiera añadir otro comentario.
Apretó la caja entre sus manos y sonrió para sí misma.
—No puedo esperar a ver su cara de sorpresa… jeje.
Definitivamente, iba a valer la pena.