El 05 de Julio de 1995, nació una bebe a la cual registraron con el nombre de Bella Serrano Bracamontes, hija de Hermedes Serrano y Ana Lucia Bracamontes. Bella, era la hija número tres, antes de ella estaban Saúl y Socorro Serrano Bracamontes.
Al interior de la relación entre Hermedes y Ana Lucia existían bastantes deferencias, por esta razón, la mujer no quería tener más hijos, era evidente que a la pequeña Bella le esperaba una larga travesía. La madre siempre marcaba una gran diferencia entre sus hijos mayores y Bella, quien era su hija menor.
Por otro lado estaba Hermedes, el padre de Bella, quien tenía un fuerte problema de drogas, esto lo imposibilitaba para ver lo que pasaba con sus hijos; así pesaban los años, la niña se iba convirtiendo en un ser solitario que solo jugaba con su muñeca vieja, se dedicaba a hacerle vestidos, tanta era su dedicación que cada día le hacia uno diferente.
La familia seguía creciendo, ya no eran tres sino cinco los hijos de Ana Lucía Y Hermedes, habían llegado a la familia Juan Serrano Bracamontes y Carlos Mario Serrano Bracamontes, para así, convivir siete personas bajo el mismo techo: Ana Lucia, Hermedes y sus cinco hijos. A Hermedes cada vez lo arrastraba más su adicción, ya no le importaba si sus hijos lo veían o no, incluso sus amigos en repetidas ocasiones lo buscaban en su propia casa para conseguir los alucinógenos.
Un día mientras los padres estaban fuera, uno de los amigos de Hermedes fue hasta su casa, al ver que él no se encontraba y sin ningún tipo de escrúpulos empezó a drogarse frete a los niños y los invito para que ellos hicieran lo mismo, argumentado que la sensación que se experimentaba era maravillosa, los cinco menores lo hicieron sin medir las consecuencias. Al atardecer cuando los padres regresaron a casa, Hermedes notó que le faltaban sus "bocadillos" así era como él los llamaba, al no encontrarlos, fue tanta su ansiedad que explotó en furia y obligo a los niño a decir que había pasado, los menores muy asustados y entre llanto, le contaron a su padre lo que había sucedido y la visita inesperada que habían tenido. El hombre temblaba y con lágrimas en sus ojos los golpeo con furia y luego salió en busca de su amigo.
Cuando lo encontró se abalanzó contra él, lo agarro por el cuello hasta casi estrangularlo, sus ojos reflejaban ira, sus brazos temblaban, causaba terror solo imaginarlo.
- ¡Si te acercas a mis hijos te mato! - le advirtió Hermedes y se alejó.
De camino a casa empezó a reflexionar en lo que estaba pasando y sintió vergüenza de sus hijos.
En casa todos dormían, un silencio ensordecedor se sentía en todo el lugar, silencio que fue perturbado por Bella quien sollozaba y temblaba por el miedo. Hermedes se acercó y la recostó en sus brazos.
- Perdón, de verdad lo siento - le dijo su padre y le lanzó una mirada cargada de ternura.
Bella lo miraba con ojos horrorizados.
-Te quiero mucho mi pequeña flaquita duérmete ya.
Bella tenía 15 años e iba a la escuela, seguía siendo muy tímida y sufría por el desprecio de sus hermanos mayores, su apariencia delgada llamaba la atención y su inusual inteligencia la hacían lucir encantadora, la falta de recursos en su familia era evidente, la joven dormía en una cama que solo tenía las tablas. En ocasiones se despertaba a media noche temblando de frio solo tenía a su amiga, la vieja muñeca para abrazarla. Un día en medio de la noche mientras trataba de conciliar el sueño, Bella pensaba como mejorar ese hielo que consumía su poca energía, recordó que en el pueblo vivía una amiga de la familia que era costurera y al amanecer tomo el asno de su padre y se fue al pueblo que estaba a más de tres horas de camino, al llegar tocó la puerta de Carmen con timidez.
-Buenas tardes señora Carmen.
-Niña, ¿cómo estas, que haces aquí?,- pregunto Carmen azorada, - ¿viniste sola?
-Si señora, respondió Bella con timidez.
-Hija, ¿cómo haces eso?, ¡puede ser peligroso!
-Señora no le quitare mucho tiempo, solo quiero saber si usted me puede ayudar.
- Dime hija – dijo Carmen y la invito a pasar a su casa.
- Doña Carmen, ¿de casualidad tiene retazos que no use que me pueda regalar? – Carmen la miró con sorpresa y con su rostro un poco enigmático.
–¡Los que me pueda regalar está bien! - exclamó la chica emocionada.
Bella se quedó allí de pie, sin hacer nada. Carmen llamó a uno de sus hijos y le pidió que le trajera un refresco a la chica y se retiró para buscar los retazos que ella le había pedido.
Bella montó las telas en el lomo del asno, se despidió de Carmen y le agradeció. En casa la joven los guardó con la ilusión de que aquella fuese la última noche que sintiera frio. al día siguiente se levantó y se dirigió a visitar a su abuelo que cosechaba frijol.
-Hola abuelo, ¿cómo estás?
-Hija, ¿qué haces aquí tan temprano?
-Abuelo, ¿tú me darías cuatro costales de esos que usas para almacenar la cosecha?
- ¿Tú para que quieras costales?
-Además, ¿un costal lleno de vainas de frijol vacías?, es que quiero llenar los costales con las vainas vacías para dormir.
- ¡Claro hija! – dijo el abuelo y con ayuda de ella lo cerró y se lo entregó.
Bella tenía ahora un lugar cálido para dormir, pues con los retazos también había hecho varias mantas.
Un día mientras se disponía a su clase, la profesora se acercó a Bella y le dijo que era una niña con una nobleza muy grande, que no permitiera que nadie se la robara, que aquella sería su virtud más grande. Esas palabras quedaron retumbando en la cabeza de la joven, el tiempo pasaba y Bella no entendía porque su madre la despreciaba tanto, sentía como su corazón se destrozaba cada vez que miraba a aquella mujer, a la que le decía "mamá".
En una de las clases en el colegio, la profesora se acercó a Bella.
-Cuéntame, ¿qué te gustaría ser de grande?
-Sabe profe, yo quiero ser una diseñadora muy famosa y ayudar a mis hermanos.
-Eres muy buena, ¡estoy segura que lo lograras! –Le dijo la mujer con una sonrisa.
Una tarde cuando Bella regresaba a casa, un hombre se le acercó y le pidió tener relaciones sexuales a cambio de dinero, la joven asustada corrió hasta donde se encontraba su padre.
- ¿Qué pasó? - pregunto Hermedes con enojo.
-Ese hombre que está allá, me viene persiguiendo –dijo ella con la voz temblorosa.
El hombre al ver que Hermedes estaba muy enojado, se disculpó diciendo que era Bella quien lo estaba acosando.
La Joven llorando le suplicó a su padre que le creyera que ella no había hecho lo que ese hombre afirmaba. Su padre enfurecido la golpeó.
– ¡Sino te vas de mi casa te mato! – Exclamo Hermedes con furia-. No voy a permitir perras en mi casa –. Replicó el hombre.
Ella salió sin saber a dónde ir, no conocía a nadie, solo un amigo de la infancia que siempre la cuidaba. Sin saber que hacer se dirigió a la casa de Luis su amigo de infancia.
Llegó a aquella casa desesperada.
–¿Qué te pasa? – dijo Luis – ¿Que tienes?
–Mi padre me corrió de la casa y no sé qué hacer –. Dijo ella.
–Cálmate – contestó él.
Después de un rato sin saber que hacer, Luis le dijo a Bella que la llevaría a un lugar donde seguro le darían trabajo.