Makiro caminaba a paso rápido por la acera, tratando de ignorar la voz en su cabeza. Pero Noctis no parecía tener ninguna intención de quedarse callado.
-Vaya, qué reacción más dramática, chico. Como si nunca hubieras tenido un demonio parlante en tu cabeza antes.
Makiro gruñó, apretando los dientes.
-¡Porque nunca he tenido un demonio parlante en mi cabeza!
-Oh, bueno, pues primera vez para todo. ¿No te hace sentir especial?
-¡Me hace sentir como un maldito lunático hablando solo en medio de la calle!
Varias personas que pasaban cerca le dirigieron miradas extrañas. Makiro se congeló al darse cuenta de que había gritado en voz alta.
-¡No me miren así! ¡No estoy loco! -intentó justificarse, pero eso solo hizo que la gente apresurara el paso.
-Ja, ja, ja... Dioses, esto será divertido.
Makiro masculló una maldición y aceleró el paso, metiéndose por una calle menos concurrida.
-Escucha, parásito, no sé qué eres ni cómo terminaste en mi cabeza, pero más te vale largarte antes de que me vuelva loco de verdad.
-¿Parásito? Qué grosero. Yo prefiero el término "compañero de vida eterno". Suena más elegante.
-¡No hay nada eterno en esto porque voy a encontrar la forma de sacarte de aquí!
-Oh, claro. ¿Y cómo piensas hacer eso, oh gran genio?
Makiro abrió la boca para responder... y se quedó en blanco.
-...No lo sé.
-Exacto. Así que relájate, disfruta la experiencia. Tal vez hasta nos volvamos amigos.
-¡En tus sueños!
-Ah, no necesito soñar, chico. Estoy en tu cabeza todo el tiempo.
Makiro sintió que un tic nervioso le sacudía el ojo.
-Escucha, Noctis, o como demonios te llames, si piensas quedarte aquí, más te vale que al menos te quedes callado.
-Oh, ¿quieres que me quede callado? Claro, claro, sin problema...
-...
-...
-...
-...Así que esta es la parte en la que tú comienzas a extrañar mi voz y me pides que hable, ¿cierto?
Makiro apretó los puños.
-No, esta es la parte en la que me golpeo la cabeza contra una pared hasta que desaparezcas.
-Ja, ja, ja... Me caes bien, chico. Será muy divertido atormentarte.
Makiro suspiró con frustración y siguió caminando. Tal vez si ignoraba a Noctis lo suficiente, desaparecería... ¿no?
Pero en el fondo, tenía un presentimiento.
Ese molesto parásito no se iría a ninguna parte.
Makiro seguía caminando con la esperanza de que si ignoraba lo suficiente a Noctis, la voz desaparecería. Pero después de cinco minutos de silencio incómodo, la entidad volvió a hablar.
-Dime, chico... ¿Siempre eres así de aburrido o solo te esfuerzas más hoy?
Makiro resopló.
-Si ser "divertido" significa hablar con una voz en mi cabeza como si fuera normal, prefiero ser aburrido.
-Oh, por favor, no finjas que no te mueres de curiosidad por mí. Vamos, hazme una pregunta. Te prometo que no morderé...
-Lo dudo. Seguro eres el tipo de entidad que disfruta masticar almas para desayunar.
-¡Ja! No eres del todo tonto. Pero no, no me interesa tu insípida alma humana. Solo disfruto de una buena conversación.
Makiro rodó los ojos.
-Claro, porque invadir mi cabeza y atormentarme es tu forma de socializar.
-¡Exacto! Me alegra que lo entiendas.
-No lo estaba diciendo como un cumplido.
Makiro dobló una esquina y entró en un pequeño parque. Se dejó caer en una banca con un suspiro, masajeándose las sienes.
-Escucha, Noctis, o lo que seas... ¿Cómo demonios terminaste en esta gema?
-Oh, así que sí tienes preguntas. Te dije que cederías.
-¡Solo responde!
Noctis rió entre dientes antes de hablar con un tono más grave.
-Digamos que hace mucho tiempo, alguien decidió que yo era demasiado peligroso para andar por ahí suelto. Así que me atraparon en esta joya con un montón de magia y sellos aburridos. Un castigo eterno, hasta que un cierto idiota tropezó conmigo y me liberó.
Makiro sintió un escalofrío.
-...Espera. ¿Dijiste "peligroso"?
-Oh, sí. Y con razón. En mi época, era temido por todo el mundo.
-Genial. No solo tengo una voz molesta en mi cabeza, sino que también es un maníaco ególatra.
-"Maníaco ególatra" suena un poco agresivo. Prefiero "entidad de gran prestigio y poder inigualable".
-Claro, y seguro también eras un gran rey que gobernaba el mundo.
-No, pero gracias por la idea. Si me ayudas, podríamos intentarlo.
Makiro se pasó una mano por la cara.
-Voy a fingir que no escuché eso.
-Oh, chico, te aseguro que escucharás muchas cosas peores de mí.
-No lo dudo... -suspiró, mirando la gema en su mano-. Bueno, da igual. No pienso ayudarte en nada, Noctis. Solo tengo una meta ahora.
-¿Y cuál sería esa?
Makiro se puso de pie con determinación.
-Encontrar la forma de sacarte de mi cabeza.
La carcajada de Noctis resonó en su mente.
-Oh, chico... Mucha suerte con eso.
Y por primera vez, Makiro sintió que su vida normal se había ido al demonio para siempre.
Makiro caminaba de regreso a casa, aún con la gema en su mano. Por mucho que lo intentara, no podía soltarla. Era como si la piedra se hubiera convertido en una extensión de su propio cuerpo.
-Entonces, Makiro... ¿Qué harás ahora?
-Voy a fingir que nada de esto está pasando.
-Ah, sí, claro. La clásica estrategia de la negación. Muy efectiva... hasta que deja de serlo.
Makiro gruñó.
-Voy a averiguar cómo sacarte de mi cabeza, te guste o no.
-Oh, estoy temblando de miedo.
Justo cuando estaba a punto de responder con más sarcasmo, sintió que su cuerpo se detenía en seco. Un escalofrío recorrió su espalda. Algo no estaba bien.
-¿Qué... qué está pasando?
De repente, sus piernas se movieron solas. Su espalda se enderezó y una sonrisa burlona apareció en su rostro sin que él lo ordenara.
-Oh, esto es interesante... No ha pasado tanto tiempo desde la última vez que tuve un cuerpo físico. Me había olvidado de lo bien que se siente.
Los ojos de Makiro se abrieron de par en par.
-¡Oye, oye, oye! ¡¿Qué demonios estás haciendo?! ¡Devuélveme mi cuerpo, maldito parásito!
-Relájate, chico. Solo estoy probando el control...
Makiro intentó mover sus brazos, pero no respondieron. Intentó dar un paso atrás, pero sus piernas se quedaron firmes.
-¡Esto no es un maldito juego! ¡Sal de mi cuerpo ahora mismo!
De repente, el ambiente a su alrededor se tornó más oscuro. La luz del sol parecía desvanecerse y, por el rabillo del ojo, Makiro vio algo moverse detrás de él.
Con esfuerzo, logró girar ligeramente la cabeza y lo vio.

Una sombra alargada se proyectaba detrás de él, pero no era suya. Era más grande, con una forma distorsionada. Dos ojos rojos brillaban dentro de la silueta oscura, y una sonrisa burlona se extendía donde debería estar su boca.
-Vaya, vaya... Te queda bien mi presencia.
Makiro sintió que su corazón se aceleraba.
-¡Noctis! ¡Suéltame ahora!
La sombra se encogió de hombros.
-Oh, tranquilo. Solo estaba recordando cómo se siente moverse. Qué nostalgia...
En un parpadeo, la sensación de opresión desapareció. Makiro cayó al suelo de rodillas, jadeando, mientras recuperaba el control de su cuerpo.
-¡Hijo de...! -intentó maldecir, pero su respiración agitada apenas le permitió hablar.
Noctis soltó una carcajada.
-¿Qué te pareció? Nada mal, ¿eh?
Makiro lo fulminó con la mirada.
-Si vuelves a hacer eso otra vez...
-¿Qué? ¿Me sacarás de tu cabeza? Ja, buena suerte con eso.
Makiro se puso de pie con los puños apretados.
-Escucha, Noctis. No sé qué eres exactamente ni qué quieres, pero te advierto algo...
-Oh, ¿me vas a amenazar? ¡Qué miedo!
-¡Voy a encontrar la forma de encerrarte de nuevo en esa maldita gema, aunque me tome toda la vida!
La sombra de Noctis detrás de él se encogió un poco antes de desaparecer lentamente.
-Uf... Eso suena aburridísimo. Pero adelante, chico. Inténtalo.
Makiro respiró hondo, tratando de calmarse. Esto era solo el principio de su peor pesadilla.
Makiro todavía sentía las piernas temblorosas después de haber recuperado el control de su cuerpo. Su respiración era pesada y su mente intentaba procesar lo que acababa de ocurrir.
-Bueno, bueno, no pongas esa cara de terror. Solo tomé prestado tu cuerpo un momentito, no es para tanto.
-¡No es para tanto, mis narices! ¡¿Qué demonios fue eso, Noctis?!
-Digamos que es una de mis habilidades especiales. Como estamos vinculados, puedo... influenciarte un poco.
-¿"Un poco"? -Makiro apretó los puños-. ¡No podías haber pedido permiso antes de poseerme como un maldito espíritu maligno!
-Oh, sí, claro. "Oye, Makiro, ¿puedo tomar el control de tu cuerpo?" Como si fueras a decir que sí.
Makiro estaba tan frustrado que quería arrancarse el cabello.
-¡Exactamente! ¡No iba a decir que sí!
-Por eso no pregunté.
Makiro apretó los dientes.
-Escúchame bien, Noctis. No vuelvas a hacer eso nunca más.
-Oh, qué gracioso. ¿De verdad crees que puedes darme órdenes?
-¡No es una orden, es una amenaza!
Noctis soltó una risa burlona.
-Vaya, qué rudo. Me gusta, pero no eres el primero que intenta imponerse sobre mí. Y déjame decirte algo, chico... ellos no terminaron muy bien.
Un escalofrío recorrió la espalda de Makiro.
-...¿Qué les hiciste?
-Nada que quieras saber ahora mismo.
Makiro tragó saliva.
-Genial, estoy atrapado con un lunático sobrenatural...
-No tan lunático, pero sí sobrenatural. Gracias por el cumplido.
-No era un cumplido.
Suspirando, Makiro decidió que lo mejor era irse a casa. Ya había tenido suficiente locura por un día.
-Oh, ¿nos vamos? Qué emoción. No puedo esperar a ver tu cuarto. Seguro es un desastre.
-Cierra la boca.
-Es imposible, no tengo una,anque mi presencia de hace un momento si.
-¡Pues invéntate una y ciérrala!
Noctis soltó otra carcajada, y Makiro supo que su tormento apenas estaba comenzando.
Makiro caminó de vuelta a su casa, sintiendo el peso de la gema en su mano. Cada vez que la tocaba, sentía una extraña conexión con la entidad dentro de ella. Aunque intentó ignorarlo, Noctis no dejaba de hacer comentarios.
-Oye, ¿ya te diste cuenta de lo lento que estás caminando? Si sigues así, llegarás a casa mañana.
-¿Te jode el silencio, verdad? -respondió Makiro, mordiendo su lengua para evitar gritar en la calle.
-¡Por supuesto que me jode el silencio! ¿Acaso no te divierte estar conmigo?
Makiro sacudió la cabeza.
-Si me divierte, sería un milagro.
-Ah, qué aburrido eres, chico. Solo quiero que me escuches un poquito, ¿es tan difícil?
Makiro llegó a la entrada del edificio donde vivía, pero al intentar abrir la puerta, una extraña sensación lo detuvo. Algo estaba mal. La puerta estaba entreabierta, y el aire en el vestíbulo parecía más pesado de lo normal.
-Oye, ¿no vas a preguntar por la puerta? -comentó Noctis, como si no fuera nada.
Makiro frunció el ceño.
-No... no quiero saberlo. Es solo... raro.
Entró al edificio, mirando con cautela hacia las escaleras que llevaban a su apartamento. Un frío incómodo se apoderó de él mientras subía los escalones, como si algo estuviera observando cada uno de sus movimientos.
-¿Sabías que un buen porcentaje de las casas tienen algún tipo de "presencia" no invitada?
-No me hagas hablar.
-Lo digo en serio. Puede que haya algo raro en tu edificio. Quizá sea un buen lugar para investigar...
Makiro ignoró la molestia de Noctis y siguió subiendo. Sin embargo, al llegar al segundo piso, algo se detuvo en su camino. Un ruido. Un crujido provenía de su apartamento.
-¿Qué fue eso?
-Oh, ¿te da miedo? -la voz de Noctis se oyó burlona-. ¿Vas a esconderte detrás de una mesa ahora?
-¡Cállate! -gruñó Makiro, apretando los puños y avanzando con cautela hacia la puerta.
Se detuvo frente a su puerta y giró la perilla. La puerta se abrió de inmediato, y lo que vio lo dejó sin aliento.
Su apartamento estaba completamente desordenado. Los muebles estaban volcados, y el contenido de los cajones estaba esparcido por todo el lugar. Pero lo que más le extrañó fue una figura oscura, que se desvaneció rápidamente al darse cuenta de su presencia.
-¿¡Quién está ahí!? -gritó Makiro, sin obtener respuesta.
-Vaya... parece que alguien ya ha estado jugando en tu pequeño refugio. Qué emocionante.
Makiro dio un paso atrás, mirando nervioso alrededor del lugar. El ambiente estaba denso, como si una sombra oscura hubiera invadido el espacio.
-¿Lo ves ahora, chico? Tal vez lo que tienes en tu cabeza atrae cosas... interesantes.
Makiro apretó la gema en su mano, sintiendo la extraña energía que emanaba de ella.
-¡No es mi culpa! No me sigas culpando por todo lo que pasa, Noctis.
-Ah, sí, claro, ¿a quién se le ocurre que un humano sea responsable de lo que hace una entidad antigua?
Makiro suspiró y miró hacia la ventana, asegurándose de que no hubiera alguien fuera observando. Todo parecía en silencio, pero la sensación de inquietud seguía ahí.
Algo extraño estaba sucediendo, y no podía evitar sentir que todo lo relacionado con la gema de Noctis iba a complicarse aún más.