Download Chereads APP
Chereads App StoreGoogle Play
Chereads

más allá del vacío

Daoist2jAC5x
7
chs / week
The average realized release rate over the past 30 days is 7 chs / week.
--
NOT RATINGS
0
Views
VIEW MORE

Chapter 1 - Un vacío infinito.

—Normal…

Esa era la palabra que mejor me describía. Era alguien con amigos, pero no muchos. No hacía mucho deporte, pero tampoco estaba en mala forma física. No era guapo, pero tampoco feo. En resumen, era alguien del montón. Si moría, a nadie le importaría, quizá a mi familia, pero con el tiempo lo superarían.

Y pasó. Morí.

Un idiota borracho me atropelló cuando iba a comprar algo a la tienda más cercana. No sé exactamente cuánto tiempo estuve en coma, tal vez seis meses, tal vez más. No tengo idea.

Lo único que sé en este momento es que estoy vagando en un vacío. No veo nada, solo puedo pensar. De vez en cuando, una luz aparece, pero desaparece en instantes.

Aproximadamente un año después

—¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Un año? ¿Dos? La verdad no lo sé. No sé cuándo acabará esto, no sé qué pasará, y día tras día el miedo se apodera más de mí.

Aunque en este vacío aparentemente no estoy solo. Escucho una voz. No puedo distinguir si es de un hombre o una mujer. Es calmada, transmite tranquilidad, pero al mismo tiempo me llena de miedo porque nunca sé de dónde viene.

Días más tarde

La soledad y la calma aquí son tan profundas que resultan perturbadoras, como un mar en completa quietud. Sin embargo, me siento un poco menos solo. Últimamente he estado viendo destellos de luz. No sé qué son, pero desde que aparecieron, la penumbra ha pasado de una leve luminosidad a una luz más estable.

Horas después

Han pasado unas horas y sigo sin comprender qué está ocurriendo. Poco a poco, la oscuridad se está transformando en luz. Pero aunque ahora hay claridad, no distingo ningún borde. O este lugar es gigantesco o simplemente infinito.

De repente, la habitación se ilumina por completo, como si un evento cósmico hubiera ocurrido en su interior.

—¡¿Qué fue eso?! ¡Hace un momento todo estaba oscuro!

Como si se tratara de una secuencia de eventos predestinados, un conteo apareció frente a mí.

—¿Qué es esto?

Un contador descendía rápidamente desde 30 segundos.

—¿30 segundos? ¿Para qué? ¿Qué va a pasar cuando llegue a cero?

Cada número que bajaba aceleraba mi ansiedad. Esto no puede ser bueno.

El conteo llegó a su fin.

—¡Se acabó!—exclame preocupado, sin saber qué esperar.

Y sin darme cuenta, perdí el conocimiento.

Cuando desperte, mi cuerpo, o lo que quedaba de él en este extraño vacío, se sintió como si estuviera siendo arrastrado a través de un torbellino de luces y sombras. No podía moverme, no podía gritar. Solo podía sentir cómo mi conciencia se precipitaba a una velocidad imposible, como si estuviera cayendo desde lo más alto del universo hacia un abismo desconocido.

El vacío se distorsionó a mi alrededor. Voces susurraban en idiomas que jamás había escuchado, mientras imágenes fugaces de lugares irreales pasaban frente a mis ojos. Una ciudad flotante, un bosque de árboles resplandecientes, una inmensa criatura con múltiples ojos que me observaba desde la distancia. Todo se mezcló en un torbellino de caos.

Entonces, llegó el dolor.

No un dolor físico, sino algo más profundo, más primitivo. Como si mi propia existencia estuviera siendo triturada, descompuesta y reconstruida desde cero. Quise resistirme, pero no tenía cuerpo para hacerlo. Era solo un pensamiento atrapado en una corriente imposible de detener.

Y de repente… silencio.

Oscuridad.

Frío.

Luego, el primer aliento.

Llené mis pulmones con un aire cálido y húmedo. Mi piel sintió algo suave envolviéndome. Un llanto, desgarrador y ajeno, resonó en mis oídos. Un instante después, me di cuenta de que era mío.

Había renacido.

Cuando abrí mis ojos lo primero que vi fue la imagen de una mujer, era bastante atractiva, ella estaba cargandome en sus brazos, sentía sus latidos debido a lo cerca que estábamos y al mismo tiempo esos latidos me transmitían una calma increíble casi surreal, y me termine durmiendo.

—Cuando desperté estaba en una cuna, siendo fijamente vigilado por lo que parecía ser una criada,ella me vigilaba como un Alcón a su presa, en ese momento ella me cargo y acto seguido llegó la que aparentemente era mi madre, a decirle algo a la chica que me cargaba, era un idioma que para mí no tenía ni pies ni cabeza. Sinceramente no entendía nada así que le deje de tomar atencion.

Después de terminada su charla, mi aparente madre me cargo y me amamanto, no se si era por que venía de despertarme, pero cuando me amamanto sentí calma, talvez sea por que sea un bebé, pero igual pienso como mi viejo yo.

Mientras mi madre me amamantaba, la puerta de la habitación se abrió y un hombre entró con paso firme. Su presencia imponía respeto. Alto, de rasgos elegantes y con una mirada aguda pero cálida, irradiaba confianza y autoridad. No podía negarlo: era un hombre atractivo y vestía con una elegancia impecable, lo que reforzaba aún más la sensación de que estaba en una familia adinerada.

Mi madre, sin dudarlo, me entregó en sus brazos con total confianza. Él me sostuvo con firmeza, pero con una delicadeza inesperada. Durante unos instantes, me observó en silencio, con una expresión de aprecio que me resultó extrañamente reconfortante. Aunque todo en esta nueva vida era desconocido para mí, el modo en que me miraba me hacía sentir… seguro.

Tras sostenerme por un rato, finalmente me dejó de nuevo en la cuna con cuidado. Antes de salir de la habitación, se acercó a mi madre y le dio un beso suave en los labios. Ese simple gesto despejó cualquier duda que pudiera haber tenido: ese hombre era mi padre.

Me gustaría decir que esto resolvió mis preguntas, pero la verdad es que solo aumentó mi frustración. Si tan solo pudiera entender su idioma, quizá tendría una mejor idea de lo que estaba ocurriendo, de dónde estaba exactamente o incluso de quiénes eran estas personas.

Por ahora, lo único que sabía con certeza era que, además de haber renacido como un bebé, pertenecía a una familia adinerada… y que esa hermosa mujer y ese hombre elegante eran mis padres.