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Un techo desconocido... o al menos, no lo reconocía de inmediato. Mis sentidos se recuperaban lentamente, estuve asi por quien sabe cuanto. ¿Estoy... vivo? La pregunta resonó en mi mente, aturdida y confusa , era demasiado anticlimatico . Había pasado tanto tiempo en ese lugar, en ese desierto rojo bajo ese maldito eclipse , rodeado de lamentos y muertos que ahora todo parecía irreal. ¿Fue real? Se sintió demasiado real. Intenté sentarme, moviéndome con lentitud, sintiendo cómo mi cuerpo respondía con dificultad. Aún estaba aturdido, pero... ¿esto es real?
Me quedé quieto por unos momentos, tratando de procesar todo, los recuerdos de aquel lugar y el dolor aun impreso en mi mente . Levanté mi única mano y toqué mi cuello. Allí estaba, esa marca. La sentí bajo mis dedos, como una cicatriz que no sanaba. Miré mi mano, manchada con restos de sangre seca. Mi vista aún era borrosa, pero poco a poco, los sonidos comenzaron a llegar. Al principio, eran murmullos indistintos, pero luego se volvieron más claros. Disparos. Estaba escuchando disparos. Y, sin embargo, me sentía extrañamente en calma. Después de todo lo que había pasado, después de ese infierno, el simple hecho de estar aquí, de respirar, era un alivio indescriptible.
Luego de unos segundos reaccione . Me levanté de golpe de la cama, mi corazón latiendo con fuerza. ¿Estoy vivo? La incredulidad me invadió. Miré mi cuerpo: estaba desnudo de torso, con solo unos pantalones holgados y blancos que me llegaban hasta las rodillas. Mi brazo derecho estaba casi completamente vendado. Los disparos seguían sonando, pero mi mente estaba en otra parte. Me sentía sereno, como si hubiera cruzado un umbral y ahora todo fuera diferente.
Hice algunos estiramientos, sintiendo mi cuerpo, aun podia sentir un dolor fantasma sobre mi cuerpo . Comprobando que esto fuera real. Llamé al sistema, y apareció frente a mí. Todo parecía en orden, aunque no me detuve a leerlo por completo. Entonces, la imagen de Maggie cruzó mi mente y se quedó allí, clavada como un faro en medio de la oscuridad. Suspiré, preparándome mentalmente. Recordé el sello e invoqué el Traje del Cazador. La niebla oscura me envolvió, y en segundos, estaba vestido con el traje, la bandana cubriendo mi rostro. Puse mi mano en mi cintura, buscando mi katana, pero no estaba allí. No la había guardado en el inventario. No importaba. Tenía que moverme.
Mientras corría por los pasillos, noté algo extraño: mi cuerpo se sentía más fuerte, más ágil. Si antes creía haber roto los límites de lo que un humano podria llegar a hacer , ahora sin dudas estaba mucho mas allá. Abrí rápidamente la tienda del sistema, buscando una nueva arma. Mis ojos se detuvieron, solo lei katana, y la compre .Costaba más de 600 monedas, como si fuera una habilidad. ¿Cuántas personas y caminantes había matado ese día? tampoco recordaba cuanto tenia antes de eso pero seguro no era mucho .No era momento para hacer cuentas. La compré sin pensarlo dos veces.
Al sacar la katana de mi inventario, casi tropecé. Era enorme, más larga y pesada que cualquier espada que hubiera usado antes. Tenía la forma delicada de una katana, pero era más bien un espadón, con una hoja oscura y resistente. Aunque pesada, sabía que podía acostumbrarme. Moví la espada con cuidado, sintiendo su peso , incluso con mi fuerza sobrehumana. Era una pena haber perdido mi antebrazo y mano, pero no era el momento de lamentarse, se que podria acostumbrame con algo de practica y moverla como si fuera una espada normal , aunque necesitaria una protesis o algo asi.
Salí al patio, y note que la primera reja de la prisión había caído. La lluvia caía sobre mí, empapándome, aun dimensionando que todo fuera real . Entonces la vi. Maggie. Estaba allí, luchando, junto todos , retrocediendo, pero cuando nuestros ojos se encontraron, el tiempo pareció detenerse. Una pequeña lágrima bajó por mi mejilla. No podía creer que estuviera viéndola de nuevo.
Sin pensarlo, salí disparado hacia la batalla. Pasé por el medio de todos, a una velocidad asombrosa ,y por un momento, parecieron quedarse en shock a pesar de que los caminantes estaban a solo unos metros, pero no me detuve. Comencé a matar, empezando por los que estaban mas cerca y los zombies rapidos , como si lo hiciera por memoria muscular. Balanceé mi gran espada en un arco horizontal, partiendo a unos ocho zombies por la mitad. La siguiente vez, fueron sus cabezas. Continué así, rodeado de sangre y vísceras, matando caminantes en masa o dejandolos por el suelo , apenas arrastrandose.
Noté cómo el resto del grupo comenzaba a recuperarse de la sorpresa, aunque la mayoria de los que no reconocia , me daba una mirada aterrorizada, mas aun que la que le daban a los caminantes ,entonces lo entendi , deben ser los sobrevivientes de aquel pueblo , a sus ojos , soy aquel demonio que masacro a todo su pueblo y familiares sin piedad.
Daryl fue el primero en reaccionar. "¡Vamos! Él será nuestra cobertura. Debemos acabar con los caminantes de los costados y los que se dispersan", gritó.
Maggie, por su parte, aún no reaccionaba del todo, pero no tardó en secarse las lágrimas y unirse a la lucha con la destreza de una experta.
Seguí matando caminantes, uno tras otro, pero noté algo extraño: no todos me daban experiencia. ¿ahora era cuestión de probabilidad? No importaba. Lo importante era acabar con esto lo más rápido posible .Aunque no estaba seguro , los caminantes parecían más agresivos de lo normal, más fuertes. Vi a varios miembros del grupo forcejear duramente con ellos, algo que ocurria , pero podian zafarse mas facilmente. Por suerte, estaban bien preparados, cubriéndose unos a otros, di un suspiro de alivio mientras continuaba con la carniceria.
La lluvia comenzó a parar, y con ella, la horda de caminantes. Pocos quedaban, y algunos se encargaban de rematar a los que intentaban arrastrarse por el suelo. Estaba cubierto de sangre y vísceras podridas, pero no me importaba. De repente, casi fui derribado, pero me mantuve en pie. Maggie corrió hacia mí, y antes de que pudiera decir algo, me abrazó con fuerza, sollozando. Le devolví el abrazo, acariciando su espalda.
"No volveré a irme", le dije, y ella me apretó aún más, como si temiera que me esfumara.
Levanté la mirada y vi a Rick. Sus ojos cansados y deprimidos se encontraron con los míos. Le di un ligero asentimiento, como tratando de decir que todo estaría bien. Aunque, en el fondo, ni yo mismo estaba seguro. No pude evitar tocarme la marca en mi cuello, sintiendo un mal presentimiento que no podía ignorar.
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