Alfa Theo se encontraba junto a la amplia ventana de su estudio, contemplando el horizonte mientras el sol lanzaba su brillante resplandor sobre su vasto territorio.
El peso de los recientes acontecimientos pesaba intensamente sobre sus hombros, pero su expresión permanecía impasible. Un fuerte golpe en la puerta interrumpió su ensueño.
—Adelante —ordenó, su voz calmada, pero con la autoridad de un líder.
Uno de sus hombres de confianza ingresó en la habitación, inclinando la cabeza con respeto. Theo se volvió para enfrentarlo, con las manos tranquila y habilidosamente introducidas en los bolsillos de sus pantalones.
—Habla —dijo Theo, su incisiva mirada fija en el hombre.
—Señor, hemos identificado con éxito una vía de entrada al territorio del Alfa Derrick —comenzó el hombre—. Está bien oculta y nos permitirá movernos sin ser detectados. Entrar no será un problema.