En todas partes estaba cubierto de una oscuridad espesa, y la profundidad de la negrura parecía envolverme, presionando hacia abajo. Sentí un escalofrío como si el aire mismo llevara peso. De repente, escuché voces, un hombre y una mujer, susurrando cerca.
—Tenemos que hacer esto de una vez por todas —dijo el hombre, su tono agudo—. Ella necesita morir para que finalmente podamos tener paz y disfrutar.
—Sí —acordó la mujer con voz fría—. No puedo vivir libremente mientras ella esté viva. Matarla me traerá paz, y podremos disfrutar de nuestro matrimonio.
Al escuchar esto, mi curiosidad se agudizó y, sin pensar, me moví lentamente hacia las voces, mis pasos casi silenciosos. Me sorprendí al ver a una mujer parada frente a Alpha Derrick y Mona. Ambos sostenían espadas apuntadas hacia ella, y ella estaba parada allí, congelada, sin siquiera emitir un sonido. El miedo me asaltó por ella.