Mohandia y su grupo quedaron impactados por mi audacia. No esperaban que hablara con tanta autoridad. La verdadera sorpresa llegó cuando di un paso al frente, miré directamente a los ojos de Mohandia y dejé claro que no me iba a retractar.
Mohandia permaneció callada por un momento, intentando reunir el valor para desafiarme de nuevo. Pero era obvio, se dio cuenta de que no estaba faroleando.
—Diré esto una vez, y no se repetirá —dije, mi voz firme e inquebrantable—. En los próximos quince minutos, si vuestra parte no está terminada, ¡vosotros mismos os culparéis por vuestro comportamiento! Les di a todos una mirada dura y enfadada antes de girarme y caminar hacia las otras partes para revisarlas.