—Derrick —dijo una voz desde el otro extremo, urgente y aguda—. Soy Alfonso. Necesitamos encontrarnos. Es sobre algo muy importante.
—¿Importante? ¿Qué puede ser tan urgente que esperas que deje todo y cambie mis planes por el día? —preguntó Alfa Derrick.
Hubo una pausa antes de que Alfonso hablara de nuevo, su tono firme pero persuasivo.
—La decisión es tuya. Te ofrezco algo que quieres: respuestas. Pero tendrás que encontrarte conmigo. Enviaré la ubicación. Y Derrick... ven solo.
«¿Qué podría saber que valga mi tiempo?», se preguntaba Derrick. Sus pensamientos se dirigieron al reciente caos que rodeaba a Kimberly y el misterio que envolvía a su manada.
—Hoy me moveré solo. Ha surgido algo importante y necesito privacidad. Manténganse alerta, y llamaré si los necesito —dijo Derrick al líder de su detalle de guardia.
—Sí, Alfa —dijo el guardia con una reverencia, pero su preocupación era evidente.