Antes de que Aria se diera cuenta, estaban dentro de una habitación. La luz parpadeante de una sola lámpara iluminaba el espacio, proyectando sombras a lo largo de las paredes. El torrente de emociones dentro de ella, el miedo, el anhelo y un extraño deseo inexplicable nublaban su mente, dejándola desorientada. Sin embargo, algo acerca de la habitación tiraba de su memoria, como un eco de su pasado.
Apenas registró sus movimientos hasta que el suave crujido de la tela atrajo su atención. Sus ojos se agrandaron al verlo desabotonar lentamente su abrigo a medida, cada movimiento deliberado y pausado, como si disfrutara de su mirada en él. El abrigo se deslizó de sus anchos hombros, revelando una camisa blanca tensa sobre su pecho musculoso. Luego, sus dedos se movieron para aflojar su corbata, sacándola en un movimiento fluido antes de dejarla caer sobre la silla.