Vivo en el undécimo piso de un edificio en ruinas y la pregunta del millón siempre es la misma.
¿Cómo acabé en esta situación?
Lo cierto es que no lo se, todo pasó muy rápido. Supongo que a estas alturas es inútil seguir lamentándose por el pasado, pero no puedo evitarlo.
Hace unos meses lo tenía todo... Una buena casa... Un buen trabajo... Un marido que me quería.
Nada de esto debería haber pasado, pero esta es la situación en la que me encuentro.
Mi compañera de piso se llama Nicky, ella es una amiga de la infancia, hace tanto tiempo que la conozco que no recuerdo mi vida sin ella. Siempre me ha apoyado en todo y es paciente conmigo.
Cuando todo sucedió... Vinimos a vivir a este lugar.
A Nicky le encantan las cosas antiguas, o como ella las llama... "Vintage". Hace unos días trajo una alfombra que compró en un rastrillo. Le dije que era la típica alfombra de abuela, pero no me hizo caso y la puso en medio del comedor.
— Oye Laura, ¿Quieres venir esta tarde al mercadillo de navidad? — Pregunta Nicky con una sonrisa de oreja a oreja.
— Te lo agradezco Nicky, pero la verdad es que no me apetece, prefiero quedarme en casa hoy.
Nicky me agarra la mano con firmeza y me invita a sentarme en el sofá.
— En algún momento tendrás que pasar página...
Rompo a llorar.
— Lo se Nicky, pero todo esto se me está haciendo cuesta arriba.
— El accidente no fue culpa tuya Laura... — Dice Nicky con voz dulce. — Espero que algún día puedas entenderlo.
— Pero era yo quien tenía las manos en el volante. — Dejo escapar un pequeño e inesperado llanto. — Yo era quien conducía aquella noche.
— Lo se... Pero no fuiste tu quien invadió el sentido contrario.
Nicky alza su mano para limpiar mis lágrimas con sus dedos.
— Solo digo que podría haber reaccionado diferente.
Nicky hace un pequeño gesto con su cara y se levanta del sofá, ya tiene el abrigo puesto, así que imagino que está apunto de marcharse.
— No puedo obligarte a venir. — Dice en alto mientras se dirige hacia la puerta. — Pero considero que deberías acompañarme de vez en cuando, no puedes quedarte aquí todo el día lamentándote por lo que sucedió... Acabará consumiéndote.
Asiento tímidamente.
— Cuando regrese traeré algo para ti, estoy segura de que te hará compañía.
Agradezco sinceramente todo lo que está haciendo por mi, no creo que mucha gente tenga tanta paciencia.
Han pasado varias horas y ha empezado a anochecer, creo que será una noche tranquila a pesar de la lluvia.
La casa está especialmente calmada hoy.
Oigo el sonido de unas llaves afuera de la casa, parece que alguien está subiendo las escaleras. Más de la mitad de este edificio está vacío, así que solo puede significar una cosa.
La puerta se abre y puedo distinguir a Nicky entre otras dos personas.
El hombre de delante sujeta un par de papeles y el de detrás tiene un objeto voluminoso entre las manos.
El hombre con los papeles se los entrega a Nicky y ella los firma. No se muy bien que sacar de todo esto, no tengo ni idea de lo que puede ser ese objeto que han traído.
Los dos individuos no tardan en irse.
— Ayúdame a abrirlo Laura, ¡Esto pesa!
Me acerco rápidamente, la curiosidad puede conmigo y acabo abriendo la caja parcialmente mojada.
— ¿Qué es esto Nicky?
— ¡Es un reloj de cuco! — Dice ilusionada.
— Se lo que es... ¿Pero porque?
— He pensado que podría hacerte compañía mientras estas aquí.
— ¿Cómo iba a hacerme compañía un reloj? — Pregunto confusa.
— Bueno, cada hora sale un amiguito a ver como estás.
— Mira que puedes llegar a ser cursi...
— Bueno, ya verás como acabará gustándote, ayúdame a ponerlo encima de la estantería.
Después de varios intentos buscando el ángulo perfecto, conseguimos acomodarlo de manera que nos gusta a las dos, aunque siendo sincera... Con tal de acabar pronto, estoy dispuesta a decirle que si a cualquier cosa...
Pasamos un par de horas juntas mientras cenamos y acabamos despidiéndonos para ir a dormir.
Su habitación es la que está más cerca del comedor, mientras que la mía está cerca de la puerta.
— ¿El reloj no funciona?
No es la primera vez que Nicky compra algo que no funciona simplemente porque le gusta, por lo que no me sorprende mucho.
— Las manecillas no han cambiado de posición...
— Ahora mismo no funciona, pero he llamado a un relojero para que venga a arreglarlo, vendrá la semana que viene.
Nos damos las buenas noches y cada una entra en su respectiva habitación.
Suelo dormir con la puerta abierta, pero hay algo de ese reloj que me da mala espina y puedo verlo desde la cama... Así que por mi bien decido cerrarla esta noche.
Tengo la misma pesadilla todas las noches, creo que parte de mí se quedó en aquel accidente.
Estoy a punto de revivir el peor momento de mi vida cuando algo me despierta.
Es un sonido hueco, como si alguien estuviera dando golpes en la pared del comedor.
Salgo rápidamente de la habitación y para mi sorpresa el sonido no cesa, es más, prácticamente se vuelve más frecuente.
La puerta de Nicky sigue cerrada, no creo que esté despierta.
Paseo por la casa mientras intento darle una explicación, pero nada parece tenerla... Es como si el sonido proviniese de todos los sitios al mismo tiempo, pero de algún motivo parece que va dirigido a mí.
"Debería regresar a la cama, estoy oyendo cosas".
Esta mañana me he despertado muy pronto, por lo que intento convencerme de que este sonido no es más que la manifestación de mi falta de sueño.
Al salir de mi habitación el día siguiente, Nicky ya se ha levantado y está preparando el desayuno.
— ¿Qué haces levantada tan temprano en sábado? — Pregunto acercándome lentamente.
— Hoy tengo cosas que hacer antes de marcharme.
— ¿Te marchas? ¡Los sábados los pasamos juntas!
— Lo se Laura... Pero me he despertado por un mensaje de mi hermano... Creo que mamá no está bien... Así que me marchare en un rato y este fin de semana estaré fuera.
— Lo entiendo. — Digo posando mi mano sobre la suya. — Dales recuerdos de mi parte.
Laura sonríe.
Esta última semana ha sido especialmente difícil para ella, su madre se puso enferma y dada su avanzada edad decidieron ingresarla para prevenir.
Nunca se ha llevado bien con su familia, por eso se mudó a otra ciudad. Espero que no sea nada grave pero si su hermano le ha mandado un mensaje... Es que las cosas no van muy bien.
Nicky coge su bolso y se despide.
— Por cierto Nicky... — Digo con voz temblorosa. — ¿Has oído algo raro esta noche?
— Mmm, la verdad es que no lo se... He dormido del tirón así que no podría decirte.
La acompaño hasta la puerta donde le doy un abrazo para asegurarle que todo irá bien.
Hoy no tengo mucho que hacer, ya que los sábados los suelo pasar con Nicky... Solemos ir a un local que está a dos calles de aquí, ahí hay música en directo aunque es mejor ir de noche. Es cuando las mejores bandas tocan.
Pero hoy no es un sábado como cualquier otro, además tengo mi cabeza en otra parte... Mi único objetivo es encontrar alguna respuesta para los sonidos de ayer.
La verdad es que no se por donde empezar y a pesar de ser un apartamento pequeño, dedico todo el día a dicha tarea.
Por desgracia no encuentro nada.
"Esto ha sido una pérdida de tiempo"
A escasos minutos de la puesta del sol, otro pensamiento invade mi mente. Es un recuerdo con Nicky en el local del que hablaba antes.
"Debo empezar a vivir de nuevo"
No se muy bien que debería ponerme, pero decido improvisar.
Sinceramente espero que hoy tengamos buena música, es lo único que necesito.
Siempre es necesario llevar un abrigo por estas fechas y más de noche. Me decanto por el abrigo naranja. Siempre me han dicho que me queda bien y no lo he llevado mucho.
Pongo la mano sobre el pomo de la puerta cuando la oscuridad de la noche inunda el piso. La verdad es que es un efecto espectacular, pero pronto esas ganas de salir se ven pausadas cuando empiezan a sonar los mismos golpes de anoche, pero esta vez el ritmo es diferente... Es como el de un corazón latiendo lentamente.
Además es como si esta vez fuera un sonido que me envuelve. Parece que no viene de las paredes como ayer, sino del aire...
"No tengo más fuerzas para esto".
Salgo por la puerta del edificio y sigo el mismo camino de siempre hasta el local.
Por fortuna parece que hay buen ambiente.
El local no es una discoteca, es más un restaurante con una pista de baile y música en directo. Me encanta bailar pero no lo he vuelto hacer desde...
Se me hace un poco extraño cenar sola, estoy acostumbrada a la compañía de Nicky. Cuando estamos aquí siempre hablamos de cosas que nos gustaría hacer en un futuro... Viajes, excursiones...
Aunque hoy me gustaría romper el ciclo.
La música de hoy es bastante calmada en comparación a otros días y además... Es muy bailable y de mi gusto.
Observo que la pista de baile está vacía, suele estarlo hasta que alguien se anima y después todos se van uniendo poco a poco.
"Hace mucho que no bailo, pero quiero hacerlo"
Para sorpresa de muchos, soy yo quien abre la pista de baile. Estos últimos meses he tenido mucho miedo, pero eso ahora no me importa.
Cada vez más gente se une a mi y estamos horas bailando hasta que el local cierra.
— Veo que hoy te has animado Laura, no sabía que podías bailar así. — Confiesa un camarero.
— Hay que darse un capricho de vez en cuando.
— Me alegro de verte contenta, sea lo que sea que estas haciendo, te está funcionando.
No estoy haciendo nada diferente, simplemente he decidido que esta noche sería yo misma.
Al regresar a mi edificio, empiezo a subir las escaleras ya que el ascensor está roto desde hace años, pero esta noche... parece estar todo muy calmado.
Casi siempre se puede oír la gente hablando en las pocas casas que quedan habitadas, es como si las paredes estuvieran hechas de papel... Hoy no oigo nada...
"Seguro que es porque es muy tarde". — Pienso reanudando mi marcha.
Al llegar a casa lo primero que hago es mandar un mensaje de audio a Nicky.
"Hola Nicky ¿Cómo va todo por ahí? No he llamado porque se me ha pasado el día volando y ahora es demasiado tarde.
¿Le has dado recuerdos a tu familia de mi parte? Bueno solo quería asegurarme de que todo iba bien, mañana te llamaré"
Dejo el móvil sobre la mesa debajo de la estantería donde está el reloj de cuco.
Aprovecho para poner agua a calentar mientras me desvisto, me gusta tomarme un té antes de ir a dormir.
"No se porque me pongo estas botas, siempre tengo problemas para quitármelas"
Un sonido me hace levantar la mirada y girarme, parece un mensaje de texto.
Será una notificación del móvil, no creo que nadie me esté mandando mensajes a esta hora.
Termino de hacer el té y voy hacia el móvil mientras me lo bebo.
Para mi sorpresa no hay ningún mensaje, ni notificación ni nada.
"Que extraño"
De camino a la habitación, vuelvo escuchar el mismo sonido de antes, unos golpes huecos... Pero esta vez vienen de detrás.
La curiosidad vuelve a inundar mi cuerpo a pesar de estar exhausta y me acerco lentamente al reloj.
A medida que me acerco, la frecuencia de los golpes van disminuyendo hasta parar por completo.
Regreso a la habitación y me siento en la cama, cerrando la puerta en el proceso.
"Debería poner la alarma, pero creo que aprovecharé para dormir mañana"
Apago las luces y vuelve a hacerse la oscuridad.
Hoy parece que la suerte me acompaña, no estoy teniendo la misma pesadilla de siempre.
Esta vez es un recuerdo de cuando conocí a mi difunto marido.
Yo estaba en una reunión de trabajo y el era el portavoz la empresa con la que íbamos a firmar un nuevo contrato.
No podía quitarme los ojos de encima y sinceramente yo tampoco podía dejar de mirarlo a el.
El sueño se ve interrumpido por un golpe muy fuerte fuera de la habitación, es como si algo se hubiese caído.
Me levanto de un salto dispuesta a ver que ha sido ese ruido y al poner mi mano sobre el pomo de la puerta puedo oírlo...
Es... Es el sonido que emiten los relojes de cuco cada hora.
"Creí que ese reloj estaba estropeado"