Encerrado

Abro los ojos y lo primero que se me pasa por la cabeza, ¿Dónde estoy? No tengo ni idea de que día es, pero lo que mas me interesa es el como he llegado hasta aquí y porque no me acuerdo de nada. Parece que estoy en una especie de celda, como en una prisión, pero esto no es una cárcel, las paredes están hechas de roca, no es simétrico, en el suelo hay barro y al asomarme por los barrotes es como si estuviera en una cueva. Pasan las horas hasta que oigo un ruido, salto de la emoción contra los barrotes y desesperado chillo con todas mis fuerzas. — ¡Ayuda! Pero nadie contesta. — ¿Alguien puede oírme? Todo está muy oscuro y apenas puedo ver el fondo del pasillo, pero puedo oírlos pasos de alguien acercándose, sigo intentándolo. — ¿Hola? ¡Necesito ayuda! Pero siguen sin contestar. La tripa me ruje, tengo un hambre voraz, harto de esperar a que pasara algo intento romper los barrotes para escapar, pero no hay suerte, los barrotes son muy fuertes, y además no tengo fuerzas, tampoco se cuanto tiempo llevo aquí. Desesperado, y sin recursos me doy la vuelta, mirando hacia la pared, una pared extraña, al tocarla, algo suena detrás de mi, algo arrastrándose, pero esta vez suena muy cerca. Al armarme de valor para girarme, veo que al otro lado de los barrotes hay una bandeja, una bandeja con comida y agua. Me acerco para coger la comida pero vuelvo a oír los pasos, son de la misma persona que antes, suenan igual. Asustado, suelto la comida y me echo hacia atrás, los pasos suenan cada vez mas cerca, y de repente paran, su respiración me pone de los nervios, después de unos segundos quieto, oigo que los pasos se alejan de nuevo. No puedo quedarme de manos cruzadas, al menos tengo que comer algo, esta vez si puedo coger la comida y comérmela, pero una vez la he terminado, no se que mas esperar. Con una roca del suelo hago una marca en la pared para marcar cuanto tiempo llevo aquí, se que no es fiable tratar el tiempo por días, pero supongo que no me alimentarán tres veces al día. Nada mas tocar con la roca en la pared, oigo alguien que me susurra. — Pss, No hagas eso, va a enfadarse si ensucias su habitación. Parece la voz de alguien que no está bien de la cabeza, pero aun así intento hablar con el. — ¿Quién es usted? ¿Quién va a enfadarse? ¿Puede ayudarme a salir? Pero no hay respuesta, vuelvo a girarme y hago una señal con la pared mientras vuelvo a escuchar la voz de antes. — Pss, No hagas eso, va a enfadarse si ensucias su habitación. Al terminar de hacer la marca, alguien chilla, parece el chillido de una mujer, pero el chillido no cesa, oigo como el chillido se acerca cada vez más hasta el punto de poder escuchar sus pasos, hay alguien que corre hacia mi y no es la misma persona que antes los pasos de esta persona son suaves, mientras los otros eran bruscos y pesados. Una figura desconocida empieza a diferenciarse de la oscuridad. Sin saber que hacer, me echo hacia atrás, tocando con la pared en la espalda, noto algo raro en la pared, pero eso no me hace girarme, la mujer sigue corriendo hacia mi pero al tocar los barrotes desaparece, sin saber lo que está pasando me giro, y veo que la marca que he echo en la pared ha desaparecido, con la misma roca vuelvo a hacer una marca, pero esta vuelve a desaparecer, de la rabia, tiro la roca contra el suelo, empieza a rodar y cruza los barrotes hasta donde no puedo alcanzar, y otra vez el susurro, pero esta vez hay dos voces sonando al unísono. — Te dije que iba a enfadarse. Al mirar la pared de nuevo, docenas de marcas idénticas empiezan a aparecer, una detrás de la otra, hasta cubrir la pared entera de ellas. El frio y la humedad me reducen la flexibilidad, todo está muy oscuro y no entiendo nada. Nada es lo que parece, pero todo parece ser real.