El bosque de Émeraude susurraba secretos milenarios entre sus árboles centenarios. La luz del sol, filtrada a través del follaje, pintaba el suelo de un verde esmeralda salpicado de oro. En el corazón de este laberinto verde, una cabaña de madera, tan antigua como los árboles que la rodeaban, albergaba un misterio envuelto en magia: tres hermanas, tan hermosas como el arcoíris que les dio nombre.
Su historia comenzó mucho antes, en un tiempo en que los dioses aún caminaban entre los hombres. Iris, diosa de la luz y la belleza, de cabellos como el sol y ojos como el cielo crepuscular, se enamoró perdidamente de un mortal, un escultor llamado Jean-Luc, cuyas manos moldeaban la piedra con la misma gracia con que Iris tejía la luz. Su amor, prohibido y ardiente, floreció en secreto, lejos de los ojos celestiales que lo condenarían. De esa unión sagrada, nacieron tres hijas:
Lysandra: La mayor, heredera de la belleza serena de su madre, con una larga cabellera dorada que coronaba su rostro angelical. Una corona de flores silvestres, tejida por sus propias manos, adornaba su cabello, un símbolo de su naturaleza humana, aunque con un toque mágico. Sus ojos, un azul celeste profundo, reflejaban la sabiduría más allá de sus años.
Lapine: La segunda, con orejas y cola de conejo, un legado de la magia salvaje del bosque. Su cabello era un mar de naranja vibrante, tan cálido como el sol de la tarde. Sus ojos, del mismo azul celeste que sus hermanas, brillaban con una inocencia traviesa.
Louve: La menor, con orejas y cola de lobo, reflejo de la fuerza y la independencia de la naturaleza. Su cabello, largo y de un verde esmeralda intenso, parecía brillar con la luz del bosque. Sus ojos, también de un azul celeste penetrante, transmitían una mirada llena de misterio y valentía.
Iris, consciente de la ira de los dioses si su amor se descubría, decidió criar a sus hijas en secreto enseñandolestodo lo q sabe asta sus 10 años, en la profunda soledad del bosque de Émeraude. Les enseñó la magia de la naturaleza, la sabiduría de las estrellas y la fuerza de la hermandad. Pero el amor de una diosa, por más poderoso que fuera, no podía desafiar las leyes del destino. Al pasar del tiempo cuando las niñas cumplieron dieciséis años, Iris, con el corazón desgarrado, las abandonó una madre quien las proteja de lejos, dejando tras de sí solo un legado de belleza, magia y un profundo misterio. Un legado que las tres hermanas debían proteger.
Ahora, a la edad de dieciséis años, Lysandra, Lapine y Louve vivían en su cabaña, esperando, sin saberlo, el encuentro que cambiaría sus vidas para siempre. Un día, tres jóvenes aventureros, tres amigos de diecisiete años, se adentraron en el bosque de Émeraude, sus destinos entrelazados con el de las hijas del arcoíris. Sus nombres: Antoine, Julien y Gabriel. El destino, en su infinita sabiduría, había tejido una red de magia, fantasía, aventura, drama y romance, lista para desplegarse en el corazón del bosque encantado.