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Encuentros

🇲🇽Merli_Poe
1
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Synopsis
¿Qué pasaría si te encontraras con tu escritor favorito?

Table of contents

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Chapter 1 - Encuentros

Todas las tardes me siento en esa mesita de la cafetería que me permite ver a los transeúntes afuera correr a toda prisa y las luces centelleantes de los autos; estos días ha hecho un frío inusual y el aspecto de las nubes es totalmente gris oscuro.

Regularmente disfruto de un buen café, a veces escribo un poco, pero cuando la campanilla de la puerta suena al abrirse inevitablemente me lleva a voltear hacia la entrada, mi mirada curiosa ya reconoce algunas personas que asisten a este lugar tan frecuentemente como yo. La puerta se abre, la campanilla suena, volteo y esta vez nadie aparece, mi mirada se vuelve a perder a través del cristal de la ventana.

Algo roza mi pierna debajo de la mesa, me inclino para mirar y me encuentro con un hermoso gato negro que ronronea pasando de un lado a otro en mis pies, es algo raro que esté dentro de la cafetería pero los gatos me gustan mucho así que comienzo a acariciarle, el gato levanta su cara y puedo ver con pesar que le falta un ojo.

—De casualidad, ¿no te llamas Plutón?—le pregunto, mientras sigo acariciándolo. Como respuesta hizo eso que hacen los gatos cuando quieren parecer más grandes erizando todo su pelaje y al instante salió corriendo.

La campanilla de nuevo, miro hacia la entrada y esta vez la persona que entra camina hacia donde me encuentro, nunca le había visto en la cafetería pero por alguna razón me resulta familiar. Mis ojos no dan crédito a lo que ven cuando la persona en cuestión se sienta frente a mí con aire serio.

Miro al rededor para ver si alguien más se da cuenta que «Él» está sentado en esta mesa, frente a mi; pero todos siguen tranquilamente platicando entre sí, bebiendo café.

Afuera el cielo se pone más oscuro y el bullicio de los carros desaparece, a cambio me parece escuchar el graznido de cuervos, sacudir la cabeza, todo se está volviendo tan irreal. Sin embargo dentro de la cafetería todo sigue su curso normal.

Él me atraviesa con la mirada, como si yo no estuviese ahí, así que decidió hablar.

— ¿Le han dicho que se parece a Edgar Allan Poe?—mi voz es apenas audible.

No hay ninguna respuesta de su parte, por el contrario abre su periódico y se dispone a leerlo. Me detengo a mirar la fecha en el diario con nombre desconocido para mí, «22 de septiembre de 1837» , ¡eso fue hace ciento ochenta y cinco años! Vuelvo a mirar a mí alrededor y todo sigue normal, no sé qué pensar, creo que debo ir a casa, me levanto y me detiene del brazo.

—Virginia, tienes los ojos iguales a los de Virginia—me dice mientras esta vez si me mira a los ojos—. No es que me parezca a Edgar, lo soy. Por alguna razón estoy en un bucle sin final del que no puedo escapar, me tiene vagando a través del tiempo y solo algunas personas logran verme. A donde va mi gato es a donde voy ya la persona que él se acerca es la que me puede ver y hablar.

—No lo puedo creer, aunque es una maravilla poder hablar con alguien como...tú—digo mientras me siento en la silla de nuevo y observa que efectivamente tiene todas las características físicas de Edgar, y ese aire sombrío que le distingue en los retratos. No puedo disimular mi emoción.

— «Todo lo que vemos o imaginamos es solo un sueño dentro de un sueño» — dijo pensativo.

—Si es un sueño, entonces es el mejor de mi vida.

— ¿Te gusta escribir?—me dice señalando mi libreta—no dejes de hacerlo nunca, no les va a gustar a todos lo que haces, pero no por ello dejes de hacerlo. Incluso algunos pueden llamarte loca, yo lo tomaría como un elogio porque nadie ha podido establecer si la locura es o no la forma más alta de inteligencia.

Pasamos dialogando un poco más de tiempo, hasta que suena de nuevo la campanilla; desvío mi mirada hacia la entrada y al volverla al frente mi acompañante había desaparecido.

Recojo mi libreta y al cerrarla veo que en la última hoja esta su firma «Edgar Allan Poe» ¡nadie me lo va a creer!

Me levanto y camino hacia la salida, justo antes de llegar a la puerta, veo volar un cuervo por arriba de la cafetería, «este día es demasiado extraño» pensé. Continuo mi camino e impacto accidental contra alguien que entra, me sostiene de los hombros para que no caiga y por un instante nuestras miradas se cruzan, me ayuda a ponerme en camino a la salida y hace una pequeña reverencia con la cabeza. Salgo de la cafetería un poco mareada. «Espera... ¿ese no era Oscar Wilde?»