Yang Fan fue derrotado por el razonamiento de Liu Sanleng.
Se sentía como si su cerebro estuviera quemado y confundido.
Su argumento era correcto: las chicas eran realmente sus gallinas de los huevos de oro, ¿pero estaban estos "árboles" muertos?
—Doscientos mil. Podemos ayudar a entrenar a tu personal e introducirte a canales. Piénsalo —dijo Yang Fan seriamente—. Además, Jefe Liu, tengo una pequeña sugerencia para ti. Si no cambias tu enfoque, me temo que tu tienda podría no durar.
—¿Doscientos mil?! —Liu Sanleng de repente saltó—. ¿Por qué no simplemente asaltar a alguien?
—Asaltar no es tan rápido como lo que hacemos nosotros, y ¿quién lleva tanto efectivo hoy en día? —Yang Fan respondió sonriendo.
—Piénsalo. Los doscientos mil pueden resolver todos los problemas que te preocupan. Es bueno que no necesites nuestra ayuda con los clientes, lo que lo hace mucho más barato.
Después de todo, Yang Fan no lo entendía realmente; su táctica principal era hablar tonterías.
