—Yang Fan esperó en la puerta un corto rato antes de que Li Jia, con la cara enrojecida por la vergüenza, finalmente abriera la puerta.
—Ella parecía bastante incómoda, su mirada evasiva llena de torpeza.
—No sabía que estabas ocupada, contestaste y yo entré —Yang Fan tomó la iniciativa para explicar—. Aunque solo fue un vistazo fugaz, igual vio lo que había para ver.
—El par de Li Jia eran bonitos en forma, solo, probablemente porque ya había tenido hijos, los pezones eran bastante prominentes y las aureolas bastante grandes. Sin embargo, el color seguía siendo un rosa saludable y no se había vuelto negro como le pasa a algunas personas.
—El tamaño parecía que sería satisfactorio para masticar.
—Li Jia bajó la cabeza, murmurando en voz baja y avergonzada —Contesté instintivamente, yo... olvídalo.
—En realidad, no vi nada allí, así que no te pongas nerviosa —Yang Fan comentó con una risa forzada.