—¿De verdad puedes seguir sin casarte? —dijo Yang Fan, admirando la espalda elegante de Bai Mengzhu mientras empezaba a chismear.
Parecía que había de hecho una tendencia a no casarse, bastante popular entre los jóvenes.
Pero eso era relativo a las grandes ciudades.
En un lugar pequeño como Xin'an, independientemente del género, si alguien aún no estaba casado a la edad de treinta, todo el pueblo se volvería ansioso y frustrado. Aquellos con un estado mental más pobre eventualmente podrían volverse reclusos debido al constante bombardeo de críticas.
Las habilidades con cuchillo de Bai Mengzhu eran experimentadas.
El cuchillo en sus manos se movía como si tuviera ojos, zumbando por el aire pero sin siquiera rozar sus dedos.
Chop chop chop... chop chop chop...
El sonido sordo del picado llevaba un ritmo y armonizaba alegremente con el subir y bajar de los pechos regordetes frente a Bai Mengzhu.
