El crepúsculo el cual se encontraba teñido de un rojo oscuro como si se tratase de un presagio, cedió ante una noche sin luna. Aetheria emergió de las sombras como un cuervo hambriento, sus afilados ojos se mantenían observando aquel pueblo y su capa roja la cual se ondeaba de manera tétrica cambia de color a uno más oscuro el cual envuelve por completo a Aetheria, sus subordinados desgarraban todo aquello que se interponía en su camino, mientras las nubes devoraban cualquier rastro de luz celestial, como si los cielos mismos aprobaran su masacre.
Alenya sintió el peligro acechar
Alenya (Mientras sentía escalofríos por el cuerpo):
— Que es esta desagradable sensación —
Pero antes de alertar a su padre, el ataque ya había comenzado de Aetheria hacia la formación defensiva que protegía al pueblo, Elion, con los nudillos blancos aferrando su espada, entendió que no había tiempo para dudas.
Elion (Con impaciencia exclama):
— ¡Al refugio, ahora! —
Gritó, pero no antes de que su hija notara el tic en su mandíbula: la misma expresión que ponía cuando mentía sobre los cuentos de hadas de su infancia. Esta vez, sin embargo, no habría final feliz.
Alenya (Con una expresión llena de melancolía piensa):
— Papá... —
Elion se encargaría de detener a los atacantes junto al jefe de la aldea y los jóvenes del pueblo y Alenya se encargaría de resguardar a las mujeres, niños y ancianos en el refugio subterráneo que se encuentra debajo de la mansión del jefe de la aldea.
Pero en la absoluta oscuridad de la noche donde ni siquiera podían confiar en la luz que proyectaba la luna todos cayeron en confusión, a su vez debido a la penumbra de la noche se pudo percibir aún más el olor de la sangre y el hierro siendo quemado, es así que Elion quien toma el liderazgo canaliza el Rei en sus manos hasta que brillaron con un resplandor dorado, rasgando la oscuridad como un pequeño sol iluminando así todo el campo de batalla, pero a costa de perder una gran cantidad de resistencia tropezando torpemente tratando de evitar un ataque.
Elion (Mientras Jadea debido al cansancio):
— Hahh—haa—haa... ¡Atáquenlos!... —
Rugió Elion, mientras la luz en sus palmas titubeaba, revelando el sudor que le corría por la frente.
Aun así, las cosas no iban a su favor ya que el nivel de estos oponentes no era algo usual, sus gritos se ahogaban en el estruendo, como hojas arrastradas por un río de metal y fuego.
Alenya no podía hacer nada más que ser una espectadora de toda la masacre que se cometía en su tan amado pueblo pero no podía mostrar un rostro con temor y duda a aquellos que necesitan de ella por lo que inicia la elaboración de una formación la cual se basara en el veneno siendo una formación defensiva, dicha formación emanaba un espeso humo verdoso el cual no tenía un gran rango de alcance, pero si un enemigo se movía sin cuidado llegando a esta formación moriría rápidamente ya que este veneno se filtraba por los poros de la piel llegando a dañar los vasos sanguíneos, Aunque es una gran formación el consumo de Rei que se necesita para emplearlo es abrumador dejando sumamente cansada a Alenya la cual recuerda el cristal con runas que le dejo Tomas, rompiendo así el cristal mientras en su mente le dedica una plegaria a su amado esperando que no llegue demasiado tarde
Alenya (Mientras piensa en Tomas):
— Por favor ayúdanos —
Por otro lado. Tomas nota el peligro en el que esta Alenya ya que se iluminan las runas que él tiene inscritas en su muñeca las cuales estaban enlazadas al cristal que se le dejo.
Las runas en la muñeca de Tomas ardieron de repente, como cuchillas de fuego abriéndose paso bajo su piel. Se detuvo en mitad del bosque, la misión de la Orden olvidada. El cristal que le había dado a Alenya se había roto. Ella estaba en peligro.
El aire se espesó. Los árboles susurraron advertencias en lenguas antiguas, pero él ya corría, saltando raíces y rocas, su martillo golpeando el suelo con cada paso. El olor a quemado lo guiaba, mezclado con el hierro dulzón de la sangre.
Tomas (Nervioso):
—¡Alenya! —
Rugió, aunque sabía que no podría oírlo.
El Rei en su pecho latía como un segundo corazón, dorado y furioso. Las runas en su muñeca no solo lo alertaban: le jalaban, como si un hilo invisible lo arrastrara hacia el pueblo.
Tomas simplemente envuelve su cuerpo en una capa de energía Rei para optimizar sus capacidades físicas enfocándose en sus piernas dando así grandes saltos dejando destrozos por su camino hacia Alenya.
— Por favor... Resiste... —
Son los pensamientos de un desesperado Tomas que espera no ser testigo de las horribles imágenes que se plantea en su mente.
A su vez Lyrion observa toda la situación a través de sus habilidades y sabiendo que Tomas se dirige hacia su amada y se enfrentara inevitablemente a Aetheria, desea observar la situación de cerca y así poder sacar el mayor provecho posible.
Mientras Tomas iba hacia el pueblo a toda velocidad, Virendale seguía sumergiéndose en el caos.
La tan ominosa noche cuya luna yace oculta tras las lunas ahora esta iluminada por la energía de Elion y las casas incendiadas, el silencio de la noche queda en el olvido con los gritos de los moribundos y el de las armas chocando, el hermoso paisaje que se veía a los alrededores del pueblo ahora es remplazado por la ceniza de los hogares y la sangre de los que ya han muerto.
Elion que aún está agotado tras usar su Rei para iluminar el pueblo permanece con sus manos aun brillantes, aunque ahora con un tono más opaco, se mantiene forcejeando contra varios asesinos los cuales con la fuerza de sus golpes lo avientan por los aires atravesando varios edificios, aun así, se levanta sosteniendo débilmente su espada la cual se encuentra mellada y opaca la cual cuje ante los incesantes ataques de sus oponentes.
Elion: (Agotado, pero con su voluntad aun intacta):
— Cough... ¡Ahhh...! —
Elion pega un grito para demostrar que aún puede seguir luchando.
Con su espada ya destrozada se mantiene usando sus puños hasta llegar a sus límites sus compañeros ven el estado de Elion y al ir a socorrerlo se descuidan y son atacados gravemente por Aetheria la cual ya se encuentra aburrida por la situación.
Aetheria (Con una mirada indiferente ante la muerte de sus subordinados):
— Y pensar que no pudieron acabar rápidamente con gente como ellos, supongo que esperaba demasiado de unos simples gusanos que apenas sobrevivieron en la torre de pruebas. —
Elion se abalanza contra Aetheria, pero en su estado de agotamiento lo hizo una presa fácil para los subordinados de Aetheria, es así como el cuerpo de Elion es atravesado por múltiples espadas apagándose así el brillo que permanecía en sus manos, Aetheria se acerca a él con una fría mirada.
Alenya siente una fuerte opresión en el pecho teniendo un mal presentimiento, pero no puede salir debido a que ella está protegiendo a aquello que no tienen el poder para luchar y debe mantener la formación que ya había colocado.
Alenya (Piensa con preocupación y miedo):
—Papá... —
Aetheria (Observando al caído Elion):
— Parece que, si había alguien interesante en este miserable pueblo, tú eres mucho más fuerte que cualquiera de mis subordinados sin embargo para apoyar a los gusanos que ya están muertos gastaste gran parte de tu Rei iluminando el campo de batalla. —
Aetheria muestra una ligera sonrisa en la cual expresa su arrogancia y burla hacia las acciones de Elion.
— Si no hubieras tal estúpido movimiento tú habrías sido capaz de huir de aquí, sin embargo, gastaste tu energía y ahora vas a morir. —
Elion que yace en el suelo esperando su muerte escupe la sangre que tiene acumulada en la boca en dirección al rostro de Aetheria la cual lo esquiva fácilmente, pero muestra un rostro con molestia ante tal acto vulgar.
Elion (Agitado muriendo):
— Cough... Ah... Púdrete... Perra... —
Expresa Elion el cual entiende la situación en la que se encuentra y simplemente expresa en sus últimas palabras su desagrado por Aetheria.
Aetheria se muestra enojada ante las acciones de Elion, apareciendo de sus manos una lanza la cual está hecha de un metal de un tono morado oscuro, era un metal que Elion no había visto antes.
Aetheria (Con una mirada arrogante):
— Preciosa verdad, estoy segura de que este metal nunca lo habías visto ya que es un metal que solo existe en el continente del sur Umbrasil siendo solo posible su manejo para vampiros y nigromantes. —
Mientras sostiene su lanza atraviesa el cuerpo de Elion.
Elion:
— ¡Ah...! —
Elion grita de un intenso dolor llegando a donde estaba Alenya la cual solo puede resistir el deseo de ayudar a su padre ya que la responsabilidad que posee es algo que no puede abandonar.
Aetheria (Con una sonrisa burlona ante los gritos de Elion):
— El Lamentis es el metal del que está hecha mi lanza y aunque no es tan bueno como el Cryotum, posee una peculiaridad que me hace preferirlo. —
Mientras Aetheria habla retuerce su arma en el cuerpo de Elion.
— Ese es el hecho de que afecta directamente la psique de aquel que es dañado con ella y también su alma. —
Expresa mientras observa el cómo se retuerce Elion del profundo dolor que no solo afecta su carne sino también su alma.
— No crees que son unas propiedades maravillosas. Vamos respóndeme. Jajaja... —
Elion impotente ante su situación trata de reunir lo que le queda de energía para emplear un último ataque, pero le es imposible poder dirigir su Rei como quiere debido al intenso dolor que siente.
Viendo sus últimos momentos recuerda los momentos más felices de su vida los cuales son el haber conocido a su difunta esposa y estar presente en el nacimiento de su hija.
Pero también recuerda sus peores momentos como la muerte de su esposa y la impotencia que sintió al no ser capaz de hacer nada.
Elion (En sus pensamientos recordando a su esposa):
— Querida tal parece que pronto nos volveremos a encontrar... Solo lamento el no poder permanecer más al lado de nuestra hija... Pero ella también tiene a alguien... Solo deseo que ella sea feliz... —
El corazón de Alenya se llena de un sentimiento melancólico de manera inexplicable ya que, aunque no era capaz de observar la batalla la sensación de la muerte de Elion se sintió en su alma.
Aetheria ya había acabado con todos los que se le oponían, pero aún no encontraba a la mujer de Tomas por lo que estando a punto de mandar a sus subordinados que sobrevivieron a la lucha a buscar cualquier rastro de ella ya que pensaban que había huido.
Pero justo antes de iniciar su orden llega a la escena Tomas el cual muestra un claro cansancio debido a su apuro de llegar, sus botas oscuras se hunden en el barro rojizo el cual es teñido por la sangre de todos los que murieron antes de su llegada, a su vista solo podía ver como todo el pueblo se iluminaba debido a las casas las cuales se estaban quemando y las cenizas esparciéndose por todo el ambiente, los cuerpos inertes de los pobladores los cuales lo recibían con calidez cada vez que el volvía al pueblo para visitar a su amada Alenya, estando ahora tirados en el barro inertes.
Aetheria (En sus pensamientos):
— Vino mucho más rápido de lo que había anticipado, ¿tal vez ya ha roto su primer limite? —
Piensa Aetheria, pero al notar el claro cansancio que muestra debido al sudor que exuda Tomas entiende que simplemente se sobre exigió tomando una decisión estúpida de venir a este lugar a toda prisa por lo que no tendría ninguna contramedida para la situación.
Aun así, para Tomas, lo peor solo continuaba al observar como un pequeño brillo opaco se reflejaba en el barro el cual era la esfera de luz que había lanzado en un inicio Elion, y que ahora estaba desapareciendo, pero bajo su luz se encontraba su cuerpo.
Tomas arrastraba su ropa por el barro mientras se dirigía hacia el cuerpo de Elion, lo hacía lentamente ya que quería creer que lo que observaba no era más que una simple ilusión, pero al llegar a él se arrodilla en el barro y sostenía su mano a su vez, no pudo ocultar el temor que brotaba en él, Alenya, Tomas temía por su seguridad.
Mientras ocurría toda esta escena los asesinos al servicio de Aetheria no eran capaces de moverse, un profundo miedo instintivo les advertía de que no debían de meterse en su camino y Aetheria simplemente observaba por que le divertía ver la expresión de dolor emocional que mostraba Tomas.
Tomas termina de observar el cuerpo inerte de Elion y se voltea en dirección de Aetheria.
Tomas (Aun con confusión y lleno de melancolía):
— ¿Porqué? —
Las palabras de Tomas resonaron en el silencio de una noche ensangrentada. Aetheria inclina la mirada, sus ojos que se tornaron carmesí ante el reflejo de la sangre muestran una mirada que brilla con una mezcla de diversión y desdén. La lanza hecha de Lamentis goteaba la sangre de Elion y emitía un zumbido siniestro como si se tratara de los lamentos de las victimas que murieron en dolor.
Uno de los asesinos se dirige hacia Tomas, ya que lo conocía debido a que al igual que Tomas él también era uno de los sobrevivientes de la torre.
Asesino 1 (Acercándose de manera cautelosa):
— Tomas sé que la escena ante ti parece terrible, pero todo esto es por tu bien. —
Tras terminar sus palabras Aetheria comienza a reírse como si se burlara de la voluntad de sus subordinados y de la situación de Tomas.
Aetheria (Mientras se burla):
— Jajaja... Preguntas ¿Por qué? … —
Habla mientras observa a un Tomas de rodillas junto a ella.
— Esto es obviamente porque me desagradas, y esta situación es solo culpa tuya. —
Expresa mientras se aleja luego de retirar su lanza del cuerpo de Elion y camina sobre los cadáveres mientras muestra una tétrica elegancia.
Tomas (Recobra los sentidos):
— Ya veo... Con que ha sido culpa mía. —
Expresa mientras se reincorpora y sostiene firmemente su daga de Cryotum.
— Ya que es culpa mía, me encargare de eliminar a todos estos malditos parásitos. —
Aetheria (Con un tono de molestia):
— Para ser un simple juguete te atreves a expresar palabras tan desafiantes y arrogantes. —
Aetheria cambia su expresión de molestia rápidamente a su rostro burlesco nuevamente.
— Aun así, un juguete debería comportarse como tal, tu existencia es solo para los planes de la Orden, las de Luminis. —
Aetheria observa a sus subordinados y les ordena.
— Ustedes captúrenlo, se nota su cansancio así que incluso para ustedes será fácil el someterlo. —
Aunque eran las ordenes de una Luna los asesinos no eran capaces de acercarse más a Tomas, pero Aetheria notando ese temor infunde su aura obligándolos a atacar a Tomas.
Y Tomas el cual emanaba un aire frio a su alrededor simplemente espero a que todos ellos entraran en su rango de ataque y en una explosión repentina de su Rei atraviesa a todos los asesinos que quedaban con poderosos y reforzados picos de hielo los cuales sobresalieron desde el suelo.
Tornando así el hielo incoloro en un tono rojizo, esto dejo aún más agotado a Tomas el cual simplemente toma una poción el cual le permitiría recuperar algo de su energía, aunque la acción de la poción no era inmediata.
Aetheria clava su lanza de Lamentis en el suelo, del cual surge un remolino de energía purpura la cual tornaba el ambiente en un aire tétrico, y en sus ojos se podía vislumbrar el Sadismo que mostraba cuando la misteriosa neblina envolvía a Tomas el cual parecía intoxicarse mientras su expresión se mostraba consternada.
Tomas el cual sostenía con firmeza su daga de Cryotum la cual comenzaba a vibrar y el hielo negro que lo recubría comenzaba a crepitar. El intenso ruido que generaba su daga fue capaz de despertarlo de su trance e inmediatamente nota como Aetheria mostraba un semblante con el cual se burlaba de su situación siendo no más que mero entretenimiento para ella.
Tomas (Cansado pero Atento):
— ¿Qué era esto? —
Aetheria se deleita ante la confusión de Tomas y mientras se burla le explica.
Aetheria (Con un tono de burla):
— Jajaja... Aunque me gustaría matarte pequeño lobito aun eres útil para los planes del señor Luminis. —
La expresión de burla de Aetheria cambia a un semblante más serio.
— Aun así … Tu mataste a mis subordinados. Así que por lo menos te amputare las extremidades. Pero descuida, aun seremos capaces de volverlos a conectarlos ya que no nos servirá un juguete roto. —
Aetheria comienza a jugar con un cansado Tomas lanzándole varias dagas a lo cual Tomas logra desviar con algo de dificultad resultando herido.
Tras observar que la neblina que generaba su lanza perdió su efectividad debido a los sonidos que producía la daga de Cryotum, Aetheria lo retira del suelo y procede a atacar a Tomas con su lanza y como si se burlara de él mostraba movimientos lentos como si le dijera que los esquive pero en el momento de que tomas los esquivaba Aetheria cambia el ritmo de sus ataque apenas rozando a Tomas el cual estaba lleno de heridas menores de continuos cortes superficiales y aunque el daño físico no era tan grave los efectos de cada corte de Aetheria eran más para dañar la psique de Tomas ya que el Lamentis era capaz de mostrarle ilusiones las cuales parecían reales y aunque podía resistirlo gracias a su daga de Cryotum aun si era un daño menor al acumularse tan rápido afectaba la velocidad de reacción de Tomas.
Tomas (Entre dientes, con los ojos inyectados en sangre):
— ¡Maldición …! —
Aetheria (Entre risas):
— Jajaja... ¡Sigue corriendo, Lobito! Solo así podrás seguir entreteniéndome. —
Tomas simplemente seguía evadiendo cada ataque lo mejor que podía evitando recibir daño fatal. La poción empezaba a hacer efecto: sus músculos recuperaban fuerza, y el Rei volvía a circular con fuerza como si se tratara de un imparable rio acaudalado.
Alenya, en el refugio subterráneo, es capaz de reconocer la energía que emitía su amado Tomas, por lo que aun cuando sus manos seguían temblando, saca un frasco el cual se encontraba sellado de una manera totalmente hermética y la cual tenía tallada una runas simples, su objetivo era el comunicarle a Tomas que ella aún se encontraba bien.
Al destaparlo, liberó un aroma a flores de luna, la misma fragancia que recolectó con Tomás en sus paseos al atardecer. El olor se expandió como una brisa, filtrándose por las grietas de la tierra.
Tomás (susurrando):
—Alenya… —
El aroma lo envolvió, disipando su ira por un instante, y recuperándose de todo el daño en su psique al darse cuenta de su mensaje. Ella estaba viva. Pero su sonrisa de alivio fue su error. ya que su expresión fue fácilmente leída por Aetheria.
Aetheria (olfateando el aire):
—¡Ah…! Así que la ratoncita no había huido —
Sus ojos se posaron en la mansión del jefe de la aldea, la cual aún se mantenía en pie aun con toda la conmoción del combate. Tomas entendiendo las intenciones de Aetheria se interpone en su camino sin ninguna pizca de duda, pero Aetheria la cual ya se encontraba cansada de seguir jugando con él le avienta su lanza de Lamentis a lo cual por su rápida reacción logra bloquear, pero aun así recibe el daño del impacto siendo aventado contras las grandes montañas las cuales son destruidas por el impacto de la onda de choque del ataque de Aetheria.
Aetheria se acerca a destruir la mansión del jefe de la aldea, pero se percate la mansión se encontraba protegida por una peculiar formación y aunque sutil ella logro percibir un atisbo de peligro.
Aetheria levanta la mano y con un simple gesto su lanza la cual estaba junto a Tomas volvía hacia ella como un meteoro, atravesando la distancia hasta que la sostiene y se posiciona lanzándola, estrellándola contra la mansión.
Es así como queda al descubierto el refugio subterráneo y también el tipo de formación que los protegía, viendo que era una formación a base de venenos y aunque su alcance no parecía ser tan amplio levanta la mano nuevamente dirigiendo hacia ella nuevamente su lanza preparándose para un segundo ataque. A esto Alenya viendo que ya fueron descubiertos planea atacar directamente a Aetheria por lo que la formación que antes estaba en modo defensivo ahora con unos movimientos de sus manos concentra todo el veneno en un solo punto dirigiéndolo hacia Aetheria la cual notando el acercamiento de Tomas se distrae por lo que el ataque logra llegar a afectarle siendo que pudo inmovilizar su brazo izquierdo por el veneno inmovilizándolo.
Ante esto Aetheria se encuentra furiosa y expulsa gran parte de su energía y viendo que la formación se había debilitado demasiado por ese ataque planea terminarlo todo directamente con sus manos atacando con un golpe el cual estaba infundido con una concentración de Rei, este ataque atraviesa la escasa defensa de la formación generando una explosión debido al choque de las energías siendo los afectos todos los que estaban dentro de la formación.
Tomas quien aún se encontraba herido ya había recuperado parte de su energía debido al efecto de la poción que ya había tomado y aunque tenía guardado una poción para recuperarse de sus heridas no se arriesgaba a tomarla debido a que había posibilidades de que Alenya resultara herida pensando que eso sería la peor posibilidad aun así no quería arriesgar la seguridad de Alenya. Pero estando a punto de llegar logra ver el choque del puño de Aetheria contra una endeble formación la cual había perdido mucho de su poder, es así como tras la explosión logra observa a Alenya la cual sale volando por los aires debido a la onda expansiva de la explosión cayendo indefensamente hacia el suelo.
Tomás (gritando):
—¡NO! —
Corrió hacia ella, ignorando el dolor. Mientras retira su última poción que tenía guardada.
— Alenya... toma esto, es una poción de regeneración—
La vertió en los labios de Alenya mientras observa su reacción con la esperanza de que se pueda recuperar.
Aetheria (Mientras se burla de la situación):
— Jajaja... eso se merece esa maldita insolente, aunque parece que fue demasiado para la ratoncita. —
Tomas sostiene suavemente el cuerpo de Alenya y lleno de frustración deja caer unas lágrimas, pero ante las burlas de Aetheria su rostro expresa un enojo que nunca había experimentado.
Tomas (Con un gran enojo va subiendo su tono de voz):
— Como te atreviste... ¡Maldita perra! —
Ante su gran enojo brota de él una gran cantidad de energía, siendo las señales de su primera rotura a través de un límite.
La temperatura del aire disminuyo repentinamente alrededor de tomas, sus lágrimas las cuales caían por sus mejillas se iban cristalizando, volviéndose como unas preciosas perlas antes de tocar el suelo. Su ira no era como una ardiente flama sino más como una poderosa ventisca la cual envolvería todo. El primer límite de Tomas el cual antes solo lograba rozar ahora se ha roto y una clara muestra es como su imponente aura envolvía toda la aldea y como su Rei generaba una nevada de unos copos de nieve oscuros los cuales caían lentamente, pero poseían una ferocidad que cortaba el aire como unas cuchillas.
Ante tal escena Aetheria quedo sorprendida ya que, aunque sabia del potencial de Tomas no imaginaba que lograría romper su límite en la condición en la que se encontraba.
Aetheria sabía que el mejor momento para atacar era ese ya que aún no se había adaptado completamente a su nuevo poder, pero instintivamente sabía que un movimiento apresurado significaría un peligro muy alto retrocediendo unos pasos inconscientemente.
Lyrion quien observaba toda la situación a lo lejos quedo sorprendido ya que, aunque la posibilidad de que rompiera un límite durante su lucha aún estaba en sus esquemas, era una situación que tenía muy bajas posibilidad de que suceda.
Lyrion (Expectante se asombra ante lo que ocurrió)
— Esto es emocionante... Que divertida es la expresión de confusión de esa perra arrogante. —
El Rei es en sí la energía del alma la cual se puede manifestar de manera física debido a circunstancias específicas, con el tiempo debido a gran Guerra Santa evoluciono el uso de esta energía a través del entrenamiento y así descubrieron que esta energía también tiene ciertas restricciones y beneficios los cuales son los límites.
Tras pasar cada limite los niveles de energía crecen a una velocidad anormal, aunque las consecuencias de dicho crecimiento también estarán presentes.
Aetheria se da cuenta que ha retrocedido unos pasos ante la fuerte ola de energía que emanaba de Tomas, esto la enfurece ya que el haber retrocedido significaba que se sentía intimidada por la presencia de la persona que veía como un mero juguete en los planes de la Orden.
Aetheria (Ansiosa en sus pensamientos):
— Esta situación se está tornando cada vez más complicada —
Aetheria recobra la compostura y aun con su brazo lastimado por el veneno impone su presencia al manifestar su Rei como si se tratara de un tornado chocando así contra la ventisca que generaba Tomas.
— Aunque haz roto un límite, ¿Pareces inestable? ¡Patético! ¡Ni siquiera sabes controlar ese poder! —
Aunque en su voz aún se podía notar un tono de arrogancia, en su mirada se podía distinguir indicios de cautela.
Tomas no responde ante las palabras de Aetheria simplemente sostiene firmemente su Daga de Cryotum y se avanza sobre ella en un ataque frontal a lo que Aetheria lo bloquea con su lanza de Lamentis y tras unos choques de sus armas, ambos se elevan a los cielos a luchar en un espacio más amplio.
— Jajaja... Pequeño lobo, parece que aun rompiendo un límite sigues sin ser mi oponente. —
Exclama arrogantemente Aetheria
Tomas simplemente se mantiene a la defensiva esperando el momento perfecto para un contrataque, pero ahora que lucha contra una Aetheria que lo está dando todo, pero debido al gran aumento en su poder Tomas se volvió confiado y arrogante subestimando a Aetheria por lo que recibe daño de ataque que parecen simples y al ser ataque con la lanza de Lamentis su mente se llenó de varia ilusiones lo que le dio un pequeño retraso en su tiempo de reacción recibiendo aún más daño.
Tomas (Con tono burlesco):
— Jajaja... Quien pensaría que una de la Lunas tendría tantos problemas luchando contra mí que soy un simple juguete. —
El juego mental de tomas sirvió ya que después de sus palabras Aetheria mostro una abertura debido a su enojo, Tomas se dirige a darle un ataque crítico, pero su daga de Cryotum choca nuevamente contra la lanza de Aetheria, este choque de poder crea una enorme onda de choque que manda a volar a toda la aldea que ya estaba destruida.
Tomas guardo su daga de Cryotum y decidió darle forma a su energía formando varias espadas hechas de hielo las cuales lanza en dirección de Aetheria la cual genera un vórtice de aire que la rodea moviéndose a grandes velocidades bloqueando así el ataque de Tomas, este constante ataque y defensa se mantiene esperando a que alguno de los ceda.
Mientras Aetheria se mantenía a la defensiva, ella también infundía una gran cantidad de Rei en su lanza de Lamentis ya que planeaba que ese sería su ataque final debido a su rápido desgaste de energía ya que mantener un vórtice los suficientemente potente para seguir aguantando el incesante ataque de Tomas era algo muy complicado además del daño en su brazo debido al envenenamiento de la formación con la cual fue atacada por Alenya.
Por otro lado, Tomas seguía con su incesante ataque, pero a su vez infundía aún más energía en la nieve que caía volviéndola como una lluvia de infinitas agujas, Tomas solo esperaba el momento idóneo donde su cantidad de energía disminuyera.
Y es así, el vórtice muestra una apertura a lo que sin demora Tomas avienta todos los copos de nieve que ha podido controlar, esto toma por sorpresa a Aetheria, pero logra resistir el ataque. Aun así, sufre varios cortes los cuales aun siendo superficiales llevaban la energía fría de tomas por lo que las partes cortadas comenzaron a congelarse y Aetheria expulsa su energía envolviendo su cuerpo para detener el congelamiento lo que la deja exhausta descendiendo al suelo para poder recuperarse.
Aetheria (Mientras se congelaba):
— Maldito gusano... Como te atreves... —
En el caso de Tomas, el observa a la lanza de Lamentis la cual contenía una grandiosa cantidad de Rei y esa lanza se dirigía hacia él, Tomas saca su daga de Cryotum con la cual bloquea el impacto de la lanza evitando un golpe mortal pero la onda de choque lo manda con fuerza hacia el suelo.
Tomas (Bloqueando el ataque):
— Maldición... Este ataque... es demasiado potente. —
Estando ambos en el suelo, Tomas se logra recuperar más rápido y va nuevamente a atacar a Aetheria la cual ya se encontraba exhausta y sin mucha energía tras haber envuelto gran parte de su Rei en su lanza, por otro lado, Tomas solo se encontraba cansado por el daño acumulado antes de su ruptura de su límite y también añadido el daño del último ataque de Aetheria, pero su energía era mayor a la de Aetheria por lo que el combate ya había finalizado.
Aetheria la cual esta exhausta solo observa como Tomas se va acercándose a ella y estando en un estado tan vulnerable le trae recuerdos desagradables.
Estos recuerdos son de su infancia y de cómo su pueblo fue destruido por un reino de humanos los cuales vieron al pueblo de Aetheria como un pueblo de paganos y el reino humano al estar cegado con un fanatismo enfermo hacia su Dios atacaba cualquier pueblo que no compartiera su fe.
Aetheria había logrado huir de su pueblo siendo la única sobreviviente, pero seguía siendo perseguida por ellos teniendo así una vida de reclusión, viviendo en las sombras ocultándose del mundo, así también es que se genera su rencor contra los humanos.
Aun así, no podía huir todo el tiempo y finalmente fue encontrada, pero al mismo tiempo y logro ver a quien ahora tenía en el punto más alto de su admiración, un vampiro al igual que ella, pero la diferencia entre ambos era abismal ya que acabo con los perseguidores de Aetheria en unos cuantos segundos para luego desaparecer de su vista.
Aetheria decidió volverse igual de poderosa que aquel vampiro hasta que lo volvió a encontrar y decidiendo no perder esa oportunidad decide hablar con él.
Aetheria (En sus recuerdos):
— No sé si me recuerdas, pero yo soy aquella niña que salvaste hace mucho tiempo. —
Luminis (Observaba a aquella joven que le hablaba):
— Lo lamento, no logro recordarlo. —
Estas palabras fueron como un balde de agua fría que calmaron su emoción, pero Aetheria estaba segura de que era él y tras saber que su nombre era Luminis decide seguirlo en sus ambiciones.
Aetheria no renegaba de ninguna decisión que tomara Luminis y eso fue así hasta la aparición de Tomas, un joven humano que a sus ojos era alguien insignificante pero cuando Luminis le comunico a las ocho lunas que Tomas era alguien indispensable para su plan la hostilidad y celos hacia aquel humano se fueron mostrando.
Y ahora Aetheria yace vencida en el suelo a merced de aquel humano que veía como algo insignificante
Aetheria (Gruñendo, mientras forcejeaba en el suelo):
—¡No te acerques! ¡No eres más que un perro de la Orden! —
Expresaba una Aetheria en la cual su mirada antes arrogante ahora se mostraba con desesperación.
Tomas (Llega hasta Aetheria):
— Una Luna, tal gloriosa posición en tal patético estado. —
Aetheria (Tosiendo sangre y con una voz quebradiza)
— No te atrevas a burlarte de mí maldito gusano. —
Alenya recupera la consciencia y observa todo los destrozos causados por la batalla mientras se arrastra entre los escombros, pero también observa la gran cantidad de cuerpos que se encuentran acumulados, no soporta tal situación a lo que vomita tras contemplar esa horrorosa escena.
Alenya (Consternada ante lo que ve):
— Como es que pudo pasar todo esto. —
Pero también observa que la lucha de Tomas aun continua y estando ya cansada de todo esto piensa que ya es momento de detenerse por lo que va ante Tomas para detener de una vez por todas esta lucha que nunca tuvo sentido desde el inicio.
Tomas le pregunta a Aetheria cuál ha sido la razón por la que ataco este pueblo y Aetheria simplemente responde.
Aetheria (Cansada):
— No oíste lo que dije antes, todo esto es por ti —
Tomas (Con una expresión seria):
— Deja de lado tu estúpida arrogancia, ahora mismo tu lealtad hacia Luminis no significa nada. —
Aetheria simplemente se queda en silencio ante las palabras de Tomas. pero también logra observar a aquella joven ratoncita que se acerca apresuradamente ante su ubicación.
Alenya logra llegar estando totalmente cansada ya que, aunque se recuperó de sus heridas graves aun sufre del desgaste de energía.
Alenya (Abraza espontáneamente a Tomas tratando de detenerlo):
—¡Tomás, detente! ¡No tiene caso seguir con esta, y seguir manchando tus manos en sangre! —
Tomas titubea ante las palabras de Alenya y es ese momento de duda el cual Aetheria aprovecha para atacar con una cuchilla que tenía oculta ha Alenya.
Aetheria (con desesperación):
—¡Si no puedo ganar, al menos morirás conmigo, ratoncita! —
Tomás reaccionó demasiado tarde. La daga con la que ataco a Alenya estaba envenenada y atraviesa su abdomen, y un grito desgarrador retumbó en la noche.
Tomas suelta un grito que retumba en la noche ensangrentada. El colgante de jade de Alenya estalló en un destello esmeralda, envolviendo a Alenya en un manto de luz verdosa, conteniendo el veneno de la daga de Aetheria. Pero el daño ya estaba hecho: la hoja había perforado su abdomen, y la sangre manchaba su vestido como una flor carmesí que se abría lentamente.
Tomás (gritando):
—¡No...! ¡Aguanta, Alenya! ¡No cierres los ojos! —
Aetheria, aprovechando el caos, se desvaneció en un remolino de sombras, dejando atrás una risa burlona.
Aetheria (desde las sombras):
—¡Esto no ha terminado, Lobo Plateado! ¡La Orden te perseguirá hasta el fin de tus días! —
Tomas entendía que no podía dejar que Aetheria escapase, pero ante la situación de Alenya entendió que ella era más importante que alguien que ya había derrotado y huía.
Alenya intentó sonreír, pero el dolor nubló su visión. Sus dedos temblorosos se aferraron a la muñeca de Tomás, donde las runas que los unían aún brillaban débilmente.
Alenya (susurrando):
—El colgante... me mostró el camino... Hay un santuario élfico cerca... Sylvara…—
La voz de Alenya se iba apagando, pero Tomás no necesitaba más. El nombre Sylvara Elyndra resonó en su mente como un eco ancestral. Recordó las historias que Elion le había contado: los Altos Elfos, los guardianes de Eryndor, y el legado de sangre que Alenya cargaba.
Con un movimiento rápido, Tomás envolvió a Alenya en su capa y la levantó en brazos.
Pero el dolor de su cuerpo, que se había ido acumulando estalla volviendo algo insoportable a su vez también sufría las consecuencias de emplear el poder de un límite roto sin antes haber adecuado su cuerpo.
El dolor era como si un infinito número de agujas de hielo atravesaran cada fibra de su ser, pero el ignoró el dolor. Solo importaba ella.
Tomás (en sus pensamientos, mientras corría):
—Si el santuario fue creado por tus ancestros... entonces es nuestra única esperanza. —
Las sombras del bosque se cerraron a su alrededor, pero el colgante roto de Alenya emitía un tenue brillo, iluminando el camino como una estrella guía. Entre los árboles, runas antiguas talladas en piedras olvidadas comenzaron a brillar en respuesta al jade, revelando una entrada oculta en la base de una montaña cercana.
Mientras Tomás se adentraba en el bosque, Aetheria se arrastraba entre los arbustos ocultándose lo más que podía, maldiciendo entre dientes. Su brazo izquierdo, envenenado por la formación de Alenya, estaba paralizado, y su lanza de Lamentis yacía fracturada tras el último choque con el Cryotum.
Aetheria (escupiendo sangre):
—¡Maldita sea...! ¡Ese humano... ese gusano...! —
Se obligó a ponerse de pie, pero una figura emergió de las sombras frente a ella: Lyrion, con su sonrisa de depredador y los ojos brillando como lunas menguantes.
Lyrion (con voz melodiosa):
—Qué decepcionante, Aetheria. La Cuarto Creciente, derrotada por un juguete que apenas ha roto su primer límite. —
Aetheria lanzó un gruñido y con una mirada llena de ira trata de atacar, pero Lyrion evitó el movimiento con un giro casual.
Aetheria (furiosa):
—¡No te atrevas a burlarte de mí, Lyrion! ¡Tú también eres solo un simple gusano al que puedo aplastar en cualquier momento! —
Lyrion (riendo):
— Jajaja... Me sorprende que aun puedas decir algo así viendo el estado en el que te encuentras. Tal vez si seas capaz de asesinarme cuando se te antoje, pero en este momento eso es algo que no pasara. —
Aetheria:
— Maldito gusano, no te pongas arrogante solo porque me encuentro herida. —
Lyrion:
— Arrogante... tal vez lo sea, pero yo nunca fui tan arrogante como para subestimar a Tomás. A diferencia de ti, yo vi su potencial desde el principio. —
Antes de que Aetheria pudiera replicar, Lyrion desenvainó un pequeño puñal envuelto en viento espiritual y la clavó en el suelo a sus pies. Una ráfaga de viento se eleva envolviendo el cuerpo de Aetheria.
Aetheria (aullando):
—¡¿Qué demonios...?!—
El viento que envolvía a Aetheria la sofocan hasta dejarla inconsciente.
Lyrion (susurrando):
— Aunque seas una perra arrogante aun te necesito para mis futuros planes solo espero que la próxima vez que desafíes a un lobo no te vuelvas su presa. —
Lyrion carga en sus hombros a la herida Aetheria y se desvanecen en la oscuridad.
Tomás llegó a la entrada del santuario: una puerta de piedra tallada con runas las cuales decían Eryndor, las raíces de los árboles que rodeaban el santuario se entrelazaban con runas que ahora brillaban al contacto con el jade de Alenya. Al cruzar el umbral, el aire cambió—el olor a hierbas antiguas y energía pura lo inundó, y las paredes se iluminaron con una luz azulada.
En el centro del santuario, un manantial de agua cristalina burbujeaba bajo las raíces de un árbol esculpido en plata. Era un fragmento de Eryndor, traído allí siglos atrás por los ancestros de Alenya.
Tomás (gritando hacia la oscuridad):
—¡Ayúdenla! ¡Por favor! —
El santuario respondió. Las raíces de plata se extendieron hacia Alenya, envolviéndola en un aura dorada. Una voz femenina, suave pero poderosa, resonó en el aire:
Voz Misteriosa (en susurros):
—Sangre de mi sangre... el veneno no puede corromper lo que Eryndor protege. —
El agua del manantial se elevó, rodeando a Alenya en un remolino curativo. Las heridas en su abdomen comenzaron a cerrarse, pero el precio era claro: el fragmento de jade en su collar se desintegró por completo, y su conexión con el legado élfico se debilitó.
Tomás (aliviado pero exhausto):
—Alenya... —
Ella abrió los ojos, aún débiles, pero vivos.
Alenya (sonriendo débilmente):
—Lo sabía... volverías a salvarme...—
Tomás no pudo responder. El dolor de su cuerpo lo derribó de rodillas, y la nieve negra de su Rei se desvaneció. Había roto un límite demasiado pronto, y ahora su alma pagaba el precio.
Alenya (alarmada):
—¡Tomás! —
Pero antes de que pudiera alcanzarlo, el suelo del santuario tembló. Las runas en las paredes parpadearon en rojo, y se vislumbra la imagen de Sylvara junto a los ancestros de Alenya. La voz de Sylvara resonó nuevamente, esta vez con urgencia:
— Jóvenes descendientes de Eryndor, los demonios y los ángeles buscan los fragmentos de Eryndor en búsqueda de su ubicación. —
La voz de Sylvara toma un tono más fuerte.
Sylvara:
— ¡Protéjanlo! —
Toda esta situación no solo era observada por Lyrion, sino que una figura muy peligrosa incluso representando un peligro mayor que el de Luminis observaba todo desde las sombras: Malrik Vezharn, el demonio disidente, con los ojos fijos en el fragmento de Eryndor.
Malrik (susurrando):
—Interesante... muy interesante...—
Y así, con el pueblo de Virendale en ruinas, Aetheria humillada pero viva, y Lyrion moviendo los hilos en las sombras, el capítulo cerró con una promesa:
La sangre derramada esta noche solo era el comienzo.