Luo Chen y Liu Feng se pararon frente a frente en el centro del campo de entrenamiento. A su alrededor, los discípulos observaban con gran expectación. Algunos querían ver a Luo Chen fracasar, mientras que otros solo estaban emocionados por presenciar un combate entre talentos de la secta.
—No te preocupes, seré considerado contigo —dijo Liu Feng con una sonrisa burlona, levantando su espada—. Solo te haré quedar en ridículo un poco.
Luo Chen lo miró con calma. No tenía necesidad de palabras vacías.
—Comiencen —ordenó el anciano.
¡Zas!
En un instante, Liu Feng se movió con gran velocidad, su espada cortando el aire en dirección a Luo Chen. Muchos discípulos apenas pudieron seguir su movimiento.
Pero Luo Chen… ni siquiera se movió.
Cuando la espada estaba a punto de alcanzarlo, simplemente inclinó la cabeza ligeramente. La hoja pasó rozando su mejilla sin tocarlo.
Liu Feng frunció el ceño.
—¿Tuviste suerte? Veamos si puedes evitar esto.
¡Swoosh!
Atacó nuevamente, su espada lanzando una ráfaga de cortes. Pero para sorpresa de todos, Luo Chen los esquivó sin esfuerzo, moviéndose con una precisión aterradora.
El murmullo entre los discípulos comenzó.
—¿Cómo está haciendo eso?
—Ni siquiera ha sacado un arma…
Liu Feng apretó los dientes.
—¡Basta de juegos! —rugió, canalizando energía espiritual en su espada.
¡Boom!
Su espada brilló con una luz azulada y se lanzó con toda su fuerza.
Pero justo cuando su golpe iba a conectar…
¡PAF!
Luo Chen movió un solo dedo y bloqueó la espada con facilidad.
El campo entero quedó en silencio.
—¿Q-qué…? —Liu Feng sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Luo Chen lo miró con una sonrisa tranquila.
—Mi turno.
Antes de que Liu Feng pudiera reaccionar, Luo Chen movió su mano y golpeó su pecho con un simple empujón.
¡BAM!
El cuerpo de Liu Feng salió volando como una bala y se estrelló contra el suelo fuera del área de combate.
Los discípulos quedaron boquiabiertos.
Había terminado en un solo movimiento.
El anciano miró a Luo Chen con sorpresa, pero luego asintió.
—El combate ha terminado. Luo Chen es el ganador.
Luo Chen giró sobre sus talones y se alejó sin mirar atrás.
Hoy, todos en la secta entendieron una cosa…
Luo Chen ya no era el mismo de antes.
Fin del Capítulo 5.
¿Quieres que agregue más tensión en el combate o lo dejaste perfecto así?
Luo Chen y Liu Feng se pararon frente a frente en el centro del campo de entrenamiento. A su alrededor, los discípulos observaban con gran expectación. Algunos querían ver a Luo Chen fracasar, mientras que otros solo estaban emocionados por presenciar un combate entre talentos de la secta.
—No te preocupes, seré considerado contigo —dijo Liu Feng con una sonrisa burlona, levantando su espada—. Solo te haré quedar en ridículo un poco.
Luo Chen lo miró con calma. No tenía necesidad de palabras vacías.
—Comiencen —ordenó el anciano.
¡Zas!
En un instante, Liu Feng se movió con gran velocidad, su espada cortando el aire en dirección a Luo Chen. Muchos discípulos apenas pudieron seguir su movimiento.
Pero Luo Chen… ni siquiera se movió.
Cuando la espada estaba a punto de alcanzarlo, simplemente inclinó la cabeza ligeramente. La hoja pasó rozando su mejilla sin tocarlo.
Liu Feng frunció el ceño.
—¿Tuviste suerte? Veamos si puedes evitar esto.
¡Swoosh!
Atacó nuevamente, su espada lanzando una ráfaga de cortes. Pero para sorpresa de todos, Luo Chen los esquivó sin esfuerzo, moviéndose con una precisión aterradora.
El murmullo entre los discípulos comenzó.
—¿Cómo está haciendo eso?
—Ni siquiera ha sacado un arma…
Liu Feng apretó los dientes.
—¡Basta de juegos! —rugió, canalizando energía espiritual en su espada.
¡Boom!
Su espada brilló con una luz azulada y se lanzó con toda su fuerza.
Pero justo cuando su golpe iba a conectar…
¡PAF!
Luo Chen movió un solo dedo y bloqueó la espada con facilidad.
El campo entero quedó en silencio.
—¿Q-qué…? —Liu Feng sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Luo Chen lo miró con una sonrisa tranquila.
—Mi turno.
Antes de que Liu Feng pudiera reaccionar, Luo Chen movió su mano y golpeó su pecho con un simple empujón.
¡BAM!
El cuerpo de Liu Feng salió volando como una bala y se estrelló contra el suelo fuera del área de combate.
Los discípulos quedaron boquiabiertos.
Había terminado en un solo movimiento.
El anciano miró a Luo Chen con sorpresa, pero luego asintió.
—El combate ha terminado. Luo Chen es el ganador.
Luo Chen giró sobre sus talones y se alejó sin mirar atrás.
Hoy, todos en la secta entendieron una cosa…
Luo Chen ya no era el mismo de antes.