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Soul Asylum. Ascuas de un mundo decadente.

🇪🇸ArcadiaVH
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Synopsis
Diversos acontecimientos sucesivos obligan a Caspian a desligarse de su linaje familiar por completo, embarcándose en su propia odisea con una única idea en mente, limpiar el legado de sus antecesores, mancillado por sus propios padres.

Table of contents

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Chapter 1 - Prólogo

Bautizado entre fuego y ceniza y criado entre lobos a los que con orgullo refiere como padres y hermanos.

Los Morthalia lo expulsaron de su seno por proteger aquello en lo que creía, mas no se conformaron con ello, acabaron con la vida de quienes los protegieron durante generaciones, traicionando un pacto de linajes perdido en el tiempo.

Por aquel entonces la noche aún era joven, el Sol acababa de ponerse y la luz de la luna comenzaba a coronar un cielo bañado de estrellas, pronto bañado en sangre.

Aquella noche, la hija menor de los Morthalia había dado a luz a un hijo de la familia Necrom, Lizbeth y Lázaro habían ocultado su relacion a la familia principal, temerosos de las consecuencias que acarrearían en caso de que los Morthalia se enterasen de que su linaje había sido corrompido por sangre de lycanos, un hecho que por desgracia aconteció horas tras el nacimiento.

Uno de los criados de la familia había seguido a la pareja hasta la base donde los Necrom se encontraban asentados dentro de las inmediaciones del territorio de los Morthalia, había presenciado todo de principio a fin, y había escuchado declaraciones que jamás debieron haber salido de aquella casa. Tras asegurarse de que nadie lo seguía huyo del escenario, buscando avisar con desesperación a Mael, actual cabeza de familia de los Morthalia, quien no tardo en proclamar su notoria ira al cielo.

Instantes después una explosión de calor abrasó todo a su paso en un radio de tres kilómetros mientras un descomunal torreón de fuego azul celeste se proclamó amo del cielo, emergiendo con descontrolada ira desde el seno de la mansión. No fue necesario avisar a los Necrom sobre algo que ya todos conocíamos de buena mano. Desde el primer instante en que Liz y Lázaro se conocieron, desde el primer momento en que sus miradas se cruzaron, la manada y yo, Caspian, asumimos con un nudo en la garganta las posibles consecuencias de aquello que estábamos permitiendo a espaldas de los Morthalia. Las palabras se hicieron un nudo en mi lengua, o tal vez, temían salir de mi boca pues no había escusa alguna que salvase nuestro cuello de su innegable furia, todos sabían que yo era el guardia de mi hermana pequeña, no hacía falta ser demasiado inteligente para sumar uno más uno, estaba claro que yo lo sabía todo y nunca mencione nada.

Padre no dudó en ponerme sus manos encima el primero, lo primero y lo ultimo que vi fueron aquellos aterradores destellos celestes que proclamaban mi muerte, las llamas de un padre rabioso, el intenso calor de un poder que no por nada gobernaba a los Morthalia, las llamas de un infierno terrenal. Solo la onda de choque que produjo al alzar su mano contra mí me dejo fuera de combate, no tuve la posibilidad de dar explicaciones, mucho menos de desenfundar mis armas, mi juicio fue instantáneo.

Desconozco el tiempo que pase inconsciente tras aquello, Mael, mi padre no acabo conmigo al instante, sus planes eran más crueles de lo que jamás pude llegar a imaginar. Desperté en las mazmorras de la mansión, desnudo y atado de pies y manos por cadenas que absorbían mi poder mágico, me sentía desorientado, confuso e impotente. No había logrado cumplir una promesa, un pacto de sangre inquebrantable entre los Necrom y yo, no logre proteger el legado de mis seres queridos, no logre proteger mis propios ideales…

Oscuridad, tu que gobiernas los pasillos moribundos de una mazmorra decadente y podrida, tu humedad y frio son el cálido abrazo que sosiega mis heridas, las quemaduras de un cuerpo roto y endeble, vivas en carne y muertas en hueso, perdí la noción del tiempo que pasé sumido en tu macabro seno.

Mael, mi verdugo personal, un padre roto, con cada corte, cada quemadura, cada trozo de piel menos en mi cuerpo, sufre tanto el como yo, sus ojos reflejan dolor, su cuerpo tiembla, aunque su orgullo es mil veces mayor, puedo escuchar como su alma llora cada vez que abre las rejas de mi celda, está más pálido de lo habitual y más canoso, aunque puede que mi vista falle y mi cordura esté acabada, no sabría diferenciar realmente si soy yo el esperanzado o el desesperado por ver compasión en quien busca mi dolor.

Cada noche escucho los lamentos de Lizbeth y Lázaro, al unísono, rogando la muerte del uno a cambio de la vida del otro, un romance terminado en tragedia, padre los maltrata a diario, los rompe, física y mentalmente. Puedo escuchar como se ensaña con Liz, sus lamentos quiebran mi ser cada día un poco más, sin embargo, ¿Me estoy volviendo insensible? ¿Por qué me siento vacío, acaso estoy perdiendo esta batalla? Me siento débil, empiezo a estar cansado, claro, eso es…

Pasaron varias semanas desde que esta pesadilla comenzó, el sutil abrazo de la muerte comienza a invadir mi celda, comienzo a notar el hedor a descomposición.

Hace días que ya no escucho la voz de Liz, temo lo peor, sin embargo, ¿acaso no es la muerte un destino mejor a seguir con vida en estas condiciones?

Es noche de luna llena, su luz inunda mi celda atraves de los barrotes que me separan del exterior, los aullidos de los lobos anuncian un nuevo fallecido en la manada, otra alma arrebatada por el odio de un hombre desquiciado. Con cada paliza, cada corte, cada sanación, cada quemadura, cada vez tengo más claro mi propósito dentro de los Morthalia, con el paso del tiempo comencé a comprender porque nunca sentí calidez dentro de mi propia familia, el terror en los ojos de madre cada vez que visita nuestras celdas, puedo notar su repugnancia bajo esa patética mascara de preocupación y depresión que muestra, ¿acaso piensa que no me doy cuenta? ¿Hasta cuándo piensa hacerse la santa? ¿Piensa que después de todo esto su alma aún tiene salvación?

Si ese es el caso, que rece todo lo que sepa por su podrida alma, pues, así como ella me dio la vida yo se la arrebatare, a todos y cada uno de aquellos monstruos con aspecto humano, nos culparon a nosotros de mancillar el linaje de la familia, pero parece ser que tanto poder les ha hecho olvidar los ideales primigenios que nuestros antepasados impusieron en cada nueva generación.

Nuestro linaje jamás será puro, no mientras padre y madre sigan con vida, no mientras exista ser vivo que recuerde su memoria…

- Caspian: ¿Sigues conmigo, Galahad?

- Galahad: Siempre…

Las palabras siempre sobraron entre Galahad y yo, fiel a los Morthalia y a los Necrom, un hermano como ningún otro, nuestros ojos se cruzaron una única vez aquella noche.

Ya habíamos tomado nuestra decisión…