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Chapter 9 - Visitas no deseadas

El grupo estaba reunido en un círculo, discutiendo estrategias para lidiar con el grupo enemigo. Shin y Hiroshi analizaban las posibles opciones mientras los demás escuchaban atentos. Fue entonces cuando Ren y Akari regresaron después de su conversación privada.

Ren se acercó con su expresión seria de siempre y habló con firmeza.

—Tengo una idea para encargarnos de ellos.

Todos lo miraron con atención, esperando escuchar su plan.

—Al tener un arco, puedo atacar desde la distancia sin que se den cuenta. Si logramos distraerlos lo suficiente, podré eliminarlos uno por uno sin exponerme demasiado.

Hiroshi cruzó los brazos, pensativo.

—Pero necesitamos una distracción lo suficientemente grande para que no noten que están cayendo uno a uno.

Shin asintió, ya tenía algo en mente.

—Yo puedo encargarme de eso. En mi Tienda hay bombas de humo. Si las usamos correctamente, podríamos desorientarlos por completo. Ren tiene una percepción increíble, así que podrá ver a través del humo y apuntar a sus puntos débiles sin problema.

Hiroshi soltó un leve suspiro, valorando la idea.

—Es riesgoso, pero si lo hacemos bien, podremos acabar con la amenaza antes de que ellos siquiera sepan qué pasa.

Akari, aún con algo de culpa en su mirada, decidió hablar.

—Yo… quiero ayudar. No quiero ser solo una carga.

Ren la miró de reojo, sin expresar mucho.

—Si quieres ayudar, entonces sigue las órdenes. No podemos permitir errores.

El grupo estaba de acuerdo. Con un plan en marcha, ahora solo restaba afinar los detalles y prepararse para la emboscada.

Shin abrió su Tienda y buscó la sección de "Utilidades". Su mirada recorrió los objetos hasta encontrar lo que necesitaba.

—Aquí están… bombas de humo.

Compró seis, asegurándose de que cada miembro del grupo tuviera una. Se las entregó en mano a cada uno, mirándolos con seriedad.

—Guárdenlas bien. Cuando comience la emboscada, deben usarlas en el momento justo.

Mientras los demás asentían y guardaban las bombas, Shin revisó sus Puntos de Supervivencia restantes. Aún tenía lo suficiente para una última compra estratégica.

—Necesitamos mejores armas…

Buscó rápidamente en la Tienda y adquirió tres cuchillos básicos. Sin dudar, los repartió entre Hiroshi, Naomi y Hana.

—Con esto podrán defenderse mejor si se ven obligados a luchar.

—Gracias, Shin. —dijo Hiroshi, evaluando el peso del cuchillo en su mano. Naomi y Hana también asintieron, con una mezcla de nervios y determinación en sus rostros.

Mientras tanto, Ren observaba a cada miembro del grupo en silencio. Sabía que esta batalla sería diferente. No era un enfrentamiento contra bestias salvajes ni una simple caza… Iba a matar personas otra vez.

Sin decir nada, salió de la cabaña. Se paró en medio del claro, sosteniendo su arco. Tensó la cuerda con firmeza, sintiendo la presión en sus dedos.

<< ¿Seré capaz de hacerlo? >>

Sus pensamientos se oscurecían. No era la primera vez que quitaba una vida, pero esta vez no había rabia, no había desesperación.

Solo una fría determinación.

Sus ojos negros brillaron con un leve resplandor rojizo.

<>

Respiró profundo, calmando su mente. No había espacio para dudas. Cuando el momento llegara, debía ser preciso… letal.

Dentro de la cabaña, los demás lo miraban desde la puerta. Hiroshi lo observó con atención y murmuró para sí mismo:

—Ese chico… ya está listo para pelear.

Hiroshi sentía que su confianza en Shin y Ren crecía con cada decisión que tomaban. Su experiencia militar le decía que ambos tenían el potencial para sobrevivir en este mundo caótico. No solo porque eran fuertes, sino porque sabían pensar estratégicamente. Eran jóvenes, pero tenían instinto y determinación. Por eso, decidió en su mente que su lugar estaba con ellos. Si quería asegurar el futuro de su familia, debía mantenerse a su lado.

Sobre Akari, no la veía como una amenaza. No creía que fuera una mala persona. Fue sincera con sus sentimientos, y en un mundo donde la traición y la violencia parecían ser la norma, eso era algo invaluable. El arrepentimiento en su voz no parecía falso.

Para Hiroshi, la honestidad era clave si querían construir algo en este mundo.

Mientras tanto, Shin experimentaba una sensación diferente.

Por dentro, sentía satisfacción cuando Akari reconoció su deseo de quedarse con el grupo. No porque lo beneficiara estratégicamente, sino porque en sus palabras había percibido algo real: arrepentimiento y miedo.

Shin no era ingenuo. Sabía que Akari le había ocultado cosas, no le guardaba rencor por haberles mentido y tampoco la veía como una traidora, sino como alguien que había tomado una mala decisión bajo presión. Y al final, había elegido sincerarse por su cuenta. Eso para él tenía más valor que cualquier excusa.

Fue en ese momento cuando algo se hizo claro en su mente.

Si realmente quería proteger a su grupo, no podía seguir siendo solo un compañero más.

Tenía que convertirse en un líder. Alguien en quien pudieran confiar, alguien que pudiera tomar decisiones difíciles sin dudar.

Este mundo era cruel, y no sobrevivirían solo con buenas intenciones.

Shin cerró los puños con determinación. Debía cambiar.

El grupo tenía un día antes de la emboscada. Era poco tiempo, pero suficiente para mejorar sus habilidades y aumentar sus posibilidades de éxito.

Hiroshi, con su experiencia militar, tomó la iniciativa y reunió a Hana, Naomi y Akari. Cada una tenía ahora un cuchillo básico, pero portar un arma no significaba saber usarla.

—Escuchen bien —dijo Hiroshi con seriedad, sosteniendo su cuchillo en una postura firme—. No somos soldados, pero aquí aprenderemos lo necesario para sobrevivir.

Un mal agarre o un ataque fallido pueden costarles la vida.

Las tres asintieron en silencio, comprendiendo la gravedad del asunto.

Hiroshi comenzó con lo básico: cómo sujetar el cuchillo correctamente, la importancia de la postura y la mejor forma de atacar en combate cuerpo a cuerpo. Las hizo practicar cortes y estocadas contra troncos y madera blanda. Con cada repetición, sus movimientos se volvían más seguros.

Por otro lado, Ren continuaba con su entrenamiento de tiro con arco. Su habilidad había subido de nivel antes, lo que significaba que ahora requería más esfuerzo y concentración para seguir mejorando.

Tensaba la cuerda una y otra vez, sintiendo la presión en sus brazos. Cada flecha debía dar en el blanco. Si fallaba en la emboscada, no habría segundas oportunidades.

Mientras tanto, Shin estaba sumergido en su propio entrenamiento, aunque de una forma diferente.

Abrió la Tienda y navegó por las diferentes categorías. Tenia una categoría exclusiva de habilidades de todo tipo, había muchas opciones disponibles, pero una en particular llamó su atención:

[Espadachín] - 200 Puntos de Supervivencia

Aumenta la destreza y velocidad con la espada, permitiendo ataques más precisos y letales.

Era justo lo que necesitaba. Si quería volverse un verdadero líder y guerrero, tenía que fortalecer su combate cuerpo a cuerpo.

Pero había un problema: solo tenía 75 puntos.

—Necesito más puntos, y rápido —murmuró para sí mismo, cerrando el menú.

Sabía que los obtenía al recolectar, construir o cazar, pero la forma más rápida de conseguirlos era eliminando enemigos o criaturas.

Miró a su alrededor. Sus compañeros estaban entrenando con dedicación. Debía encontrar una manera de ganar más puntos antes del ataque.

La pregunta era: ¿cómo?

El grupo se mantenía dentro de los muros. Shin pensaba en formas de obtener más puntos y subir de nivel rápidamente. No tenía suficiente para comprar la habilidad [Espadachín], pero si encontraba una manera eficiente de conseguir puntos, podría hacerlo antes de la emboscada.

Naomi y Ren notaron algo extraño en los alrededores. Se miraron entre sí, comprendiendo que algo estaba fuera de lo común. Sin hacer ruido, se acercaron a Shin y Hiroshi para avisarles.

—Hay algo fuera —susurró Naomi, manteniendo la voz baja.

—Lo sentí también —agregó Ren, con los ojos entrecerrados, intentando enfocar su percepción.

Hiroshi frunció el ceño y agarró con más firmeza el cuchillo que Shin le había dado. Todos se pusieron atentos, preparados para cualquier eventualidad. Ren subió con cuidado a la plataforma junto a la entrada del portón, moviéndose lento y agachado para evitar ser visto. Lo que vio lo dejó en alerta inmediata: figuras humanoides verdes, patrullando cerca de los muros.

Descendió con la misma cautela y se acercó al grupo.

—Son goblins. Están patrullando la zona, pero no parecen estar atacando.

Shin esbozó una sonrisa. Finalmente, había encontrado la manera de conseguir puntos.

—Es nuestra oportunidad —dijo en voz baja—. Si los seguimos, podemos encontrar su campamento y cazar a todos los goblins.

—¿Estás loco? —susurró Hiroshi con una mirada seria—. No sabemos cuántos pueden haber. Puede ser demasiado arriesgado.

—Necesito los puntos para comprar mejores cosas y necesitamos subir de nivel —insistió Shin—. Entre más fuertes seamos, mejor preparados estaremos para enfrentar a los diez del otro grupo.

—Yo ayudaré —Akari intervino de repente, su mirada firme a pesar del temor que aún sentía por lo que había confesado antes.

—Yo también —dijo Hana, sin dudar.

Hiroshi las miró sorprendido. Sabía que su hija no era alguien que tomara decisiones a la ligera. Después de un momento de silencio, suspiró y asintió.

—Tomar riesgos es necesario si queremos avanzar y prosperar en este mundo.

Hagámoslo, pero con precaución.—

El grupo se preparó para la cacería, conscientes de que este enfrentamiento seria decisivo para el futuro.