Era una pregunta sencilla, pero la expresión que apareció en el rostro del maestro de la puerta contaba una historia diferente.
Kent no se lo esperaba.
—¿Qué acabas de decir? —preguntó el Maestro de la Puerta, observando cuidadosamente a Kent. Parecía como si sus ojos escanearan cada centímetro de su rostro, observando hasta el más mínimo movimiento muscular.
—Dije que estoy buscando a alguien llamado Nara, y mi maestro dijo que debería hablar contigo —repitió Kent. El cuerpo del Maestro de la Puerta se estremeció.
Su energía amenazaba con escaparse, pero como tenía más autocontrol del que uno podría pensar, se mantuvo firme y no tomó ninguna decisión tonta.
No era como si fuera a matarlo, pero tampoco esperaba escuchar un nombre así de Kent. Ese nombre no debería venir de alguien como él.
—¿Quién es ella para ti? —En lugar de responder, ella preguntó. Quería saber primero por qué alguien como Kent estaría buscando a Nara.