—MmmmmHhh —Cynthia gimió mientras Kent masajeaba su seno succionando la leche materna.
—A este ritmo, me vas a dejar seca —Cynthia, quien pareció finalmente haberse adaptado a la situación en la que estaba, empezó a volverse atrevida.
—No te preocupes. Te permitiré que me dejes seco también —Kent sonrió y retomó su labor.
Unos minutos más tarde, cambió al otro seno y lo succionó durante 10 minutos seguidos antes de soltarlo.
Kent miró hacia atrás a la hermosa dama en la cama y, en ese momento, decidió.
—He decidido que serás mi cuarta esposa. Mi Maestro será la quinta —La sonrisa de Kent floreció cuando la expresión de Cynthia se tornó rojo remolacha. Ahora estaba domesticada y lista para el sacrificio.
'Mi encanto es contagioso', dijo Kent para sus adentros.
[El encanto del Maestro es uno de los mejores del Universo. Ni siquiera los íncubos se pueden comparar contigo] —La torre, sin vergüenza alguna, comentó, haciendo que el ego de Kent se inflara.
