Jacob levantó lentamente la cabeza, su rostro pálido y golpeado desde que los Guardianes de la Legión Oscura lo recogieron en un burdel donde planeaba pasar el resto de su vida sin sentido después de dejar a su familia.
Sus ojos mostraban una mezcla de ira, confusión y algo cercano a la resignación. Al principio no habló, solo miró a Kent como intentando medir la sinceridad detrás de sus palabras.
Está enfadado, eso es seguro. Pero eso era todo: solo ira.
Ahora, sin embargo, escuchó algo que nunca pensó que oiría de la segunda persona que más odiaba que había conocido.
Por cierto, Daisy Ashland es la primera.
Por un momento, hubo silencio. El peso de la pregunta flotaba en el aire, presionando su mente racional. Ahora podía tomar una decisión que cambiaría su vida.
Finalmente, Jacob rompió el silencio.
—¿Y si me niego? —preguntó, su voz ronca pero firme. No pretendía actuar con arrogancia a pesar de haberse resignado a la muerte días atrás.
