Como si no ser tomado en serio no fuera algo que Kent quisiera.
Claramente odiaba eso, considerando que solo ver a la Santa comportarse como si no estuviera esforzándose mucho, le molestaba, así que Kent decidió añadir algo de calor a la batalla.
Parpadeó y desapareció, sosteniendo la funda de su espada con la mano izquierda mientras su mano derecha agarraba el mango.
De repente, una luz brilló, y 36 cuerdas afiladas como cuchillas aparecieron en el aire.
La Santa, que había estado usando las espadas voladoras, de pronto sintió el peligro, así que recurrió a su qi de espada y ejecutó su ataque.
Ella vio que jugar le haría terminar en aguas turbulentas.
Las cuerdas chocaron, enviando ondas de choque de un lado a otro. El ataque no era tan fuerte según los estándares, pero era suficiente para encargarse de un Gran Maestro.
Esa era la manera de Kent de decir, es mejor que te pongas seria y me enfrentes como una dama...
