Mientras los dos maestros de la puerta planeaban arruinar su vida, Kent llegó a la casa de la Santa Neomi con Ingrid, quien lo acosaba para que explicara por qué no podía ser un humano normal e ignorar las cosas.
Podría haberse alejado cuando Randy lo desafió, pero nunca lo hizo. En cambio, adelantó y endulzó la apuesta al ofrecer una participación bastante arrogante.
—¿Alguna vez has perdido una batalla? —preguntó Ingrid al llegar.
—¿Por qué preguntas? —respondió Kent con su propia pregunta.
—Simplemente no entiendo por qué elegiste condescender a Randy en lugar de simplemente alejarte —dijo Ingrid, mirando a Kent.
Kent solo sonrió. —Disfruto del caos, así que ¿por qué no causar un poco mientras estoy en la Puerta de la Lanza? La última vez que miré, un Discípulo Interno no tiene por qué pelear con un Discípulo Núcleo. Así que imagina el caos que se desatará cuando lo aplaste.
