Tres damas y Li Hua se quedaron mirando con los ojos muy abiertos, observando la belleza sobrenatural al lado de Kent. No podían creer lo que veían.
Sin embargo, el hecho de que estuvieran de pie indicaba que no estaban completamente perdidas en su asombro. Estaban, sin lugar a dudas, atónitas.
Kent y Elsa acababan de llegar a la otra mansión, donde Santa Selene, Unity, Lilian y Li Hua pasaban la mañana probando varios sabores de pasteles de plátano que ella había horneado.
Cuando Kent les dijo que la belleza sobrenatural era la anterior Cynthia, todas quedaron atónitas; Li Hua simplemente imitó sus expresiones.
Pero su asombro era innegable.
—Mamá, ¿eres realmente tú? —preguntó Lilian, intentando confirmar.
Elsa se rió de la pregunta de Lilian.
—Creo que sería mejor si simplemente me llamas Elsa. Pero para responder a tu pregunta, sí, sigo siendo tu madre, aunque también soy una nueva versión de mí misma.