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Las feromonas tienen la culpa | las emociones

🇧🇴_Seishi_Chan_
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Synopsis
Un amor de personas predestinadas [los predestinados son aquellos que tiene un manilla en la mano derecho de un color amarillo] **la historia principal es Amor*Correspondido, de Imara y Saira esta historia, es vista de Luc Sung** LAS EMOCIONES Alegría- Saira Sung = Alfa Dominante Desagrado- Luc Sung = Omega Dominante Locura - Junseo Wolgwang = Alfa Dominante Ira- JIho Seongsu = Alfa Dominante Tristeza- Imara Salm = Omega Empatía- Marc Geom = Alfa Dominante Miedo- Paulo Taeyaing = Omega Amistad- /Carl / = Alfa Dominante

Table of contents

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Chapter 1 - Capítulo 1

El sonido de la música hacía retumbar la casa de Ruin. La última noche del año hizo una fiesta y yo ayudándole, aunque no estaba seguro; mi lado intranquilo no me dejaba, ya que mi prueba del hospital del equipo de básquet me dejaba intranquilo. Había salido para recoger a Saira, ya que al parecer estaría encerrada como de costumbre, ya que al parecer no consiguió boleto para volver a Buzan. Mamá le había dicho que pase el año con nosotros, pero yo tenía otros planes y no pensaba dejarla sola.

Al entrar a la casa que esta era casi una mansión por parte de Ruin, entre la multitud de todos los invitados me daba hacia mi nariz tantos feromonas, mas no entraba en celo, por el hecho que hasta ahora me puedo manifestar como alfa o seguir como un simple beta , no podía tomar supresores por el hecho de que la prueba era muy estricta y no quería cometer errores, mas ni fue así mientras agarraba algunos bocadillos y me apoyaba a la barra y veía a la pista de baile a Saira como bailaba con una omega , no perdió la oportunidad pero sabía muy bien que no tendría acción con ella, ya que podría dañar a su predestinada omega aunque no sabemos nada de ella desde hace dos semanas lo último que mencionaron fue que volvió a Inglaterra

Mi vista se desvió a un grupo de chicos que jugaban con las bebidas, pero no fue hasta ahí, ya que conocía ese grupo, los tan llamados keullobeo (trébol) conformado por Rae, Woo, Seok y el imbécil de Carl. Cómo detestaba a ese tipo, pero solo lo soportaba por ser mejor amigo de Imara.

—Veo que quieres jugar. —Junseo se acercó con dos vasos y acercándome uno.

—Ni de coñas, no quiero nada de esos tipos —dije para luego apartar la bebida que me ofrecía.

—Sí, claro.

—Me estuve aguantando todo el año, aunque agradezco que tuve paciencia con tipos como él. Créeme, cuando me manifieste como alfa y lo vea en la calle, lo haré llorar por todo lo que le ha hecho a Paulo.

—Puede ser cierto, pero él es un alfa dominante —comenzó a jalarme de mi brazo para que él se pueda apoyar en la barra.

—¿Qué? Mis padres son dominantes, mis propios hermanos son dominantes.

El grupo se divertía, no le tenía envidia, jamás le tuve; tengo mis propias reglas y, además, soy popular. Yo solo quería manifestar mi subgénero. Carl alzó la mirada para encontrarse con la mía, la cual no desvié, todo lo contrario, pero él tan poco se dejó. Se alejó de su grupo para acercarse a mí. Estaría seguro de que quería pelea y así iba a ser, pero

—Que… eck… —El olor de vainilla que desprendía era tan fuerte que cuando se acercó sentía que mi propio cuerpo no respondía. Saqué fuerzas de donde no podía y subí al segundo piso, huyendo de él. ¿Quién carajos era yo para huir? Fue ese olor tan intenso que sentí que mi cuerpo se calentaba. Entré en una de las tantas habitaciones que había, pero esta fue peor. Cuando abrí, pude presenciar el acto: como otros de los invitados estaban a punto de violar a una omega. Quería patearles el trasero, pero no fue así; ellos eran 5 y mi cuerpo se calentaba cada vez que ellos comenzaron a desprender aromas.

—Ven aquí, parece que tienes problemas —sonrieron con maldad.

Comencé a alejarme; quería abrir la puerta que estaba tras mi espalda.

—¿Dónde vas, si solo queremos ayudar? ¿Qué carajos le pasaba?

Mis piernas me fallaron y cuando supe, hice lo que pude: patalear, arañar, pero me dejaban; mi playera de básquet ya no la tenía y estaban comenzando a jugar con mi cuerpo.

—Quítate, desgraciado, no me toques, sucia alfa.

—Cómo nos lastima, pero aquí el único sucio eres tú, el que interrumpió nuestro quehacer.

Realmente, si me iban a violar, ¿qué carajos me iba a hacer? No me mataría, no es así. Me iban a violar a comienzo de año, ¿qué carajos pasaba? Mis lágrimas caían, no podía gritar; la música era mucho más fuerte, era una batalla, pero quería salir de aquí.

El estruendo de la puerta no se hizo esperar y de esta apenas pude ver una sombra.

—¿QUÉ CREEN QUE LE ESTÁN HACIENDO A MI OMEGA?

Fue lo que escuché, para que el alfa que estaba encima de mí saliera volando. Mi cuerpo no se movía y eso me enojaba; quería salir corriendo de ahí. Solo podía escuchar la música fuerte y a todos volando con sangre en la boca.

—¿Quién te crees para interrumpir? —escuché su gruñido de este

—¡¡¡ESE ES MI OMEGA!!!! —y volvía a gritar; esto era completamente loco.

El quejido de dolor de las alfas retumba en la habitación junto a la música; de tanto llorar no pude ver quién era.

El sonido de la música de lejos me hizo volver a despertarme de nuevo. Aquel que estaba ahí para defenderme de casi ser violado me estaba cargando en sus brazos; su aroma me gustaba, era el olor a vainilla.

Los rayos del sol atravesaban la cortina. Cuando me di la vuelta para agarrar mi celular cerca de mi cama, me caí.

—¿Qué carajos…? —Me dolía la espalda, medio adormilado me levanté del suelo y me dirigí hacia la puerta sin rumbo alguno, abrir la heladera, la cual era más pequeña que lo normal y

—Parece que estás como en casa. —Una voz detrás de mí me parecía algo familiar.

Voltee para ver quién me habló, para luego escupir toda el agua que acababa de tomar. Él solo se limitó a alejarse. Me quise agachar para apoyarme en mis rodillas, pero no lo pude; sentí que mi cadera no lo aguantó y sentía que me iba de cara, y fue cuando él me agarró de la cintura.

—Ey, ten cuidado, no quiero llevarte al hospital muy pronto.

Qué carajos, ahora yo tenía cintura como pude hace un par de horas. Era, espera, par de horas.

—Carl, suéltame antes de que te golpeé —ordené y el muy descarado

—Con gusto.

Me soltó, no pude equilibrarme y caí de rodillas. No me digas que el dolor es porque

—Si piensas que pasamos la noche juntos, puede ser la mitad de cierto.

—¿Cómo pasó esto? Yo… yo… de todas las personas en este mundo, ¿por qué yo…? —Me llevé las manos a la cara; esto era mucho para asimilar.

—Ven arriba. —Me carga en sus brazos, no podía negarme por el simple hecho de que dolían las piernas.

—Tomarás un baño. —Entró en la habitación para luego dejarme sobre la cama.

—Yo puedo tomarlo solo.

—Con esa poca fuerza que tienes, dudo mucho.

—¿Quién es el culpable?

—¿Mía?

Lo miré con la poca misericordia que me quedaba.

—Bien, fue casi mi culpa.

—Quiero que me digas todo lo que pasó anoche.

Sus orejas se sonrojaron, lo cual me hizo que hasta yo me sonrojara por el hecho.

—Te diré resumido, no quiero que lo malinterpreten completamente. Bueno, anoche cuando te dejé en mi habitación, no me querías soltar, y fue cuando comenzaste a besarme. No me negué porque no quería desaprovechar esta oportunidad. Comenzaste a quitarte la camisa y comenzaste a desprender feromonas. Tuvimos una que otra caricia, pero jamás estuvimos completamente desnudos; bueno, casi no, ya que tú sí lo estabas, pero yo no. No tuvimos nada aparte de masturbarnos, y si te duele toda la espalda es porque tú, cuando duermes, sueles revolcarte mucho y te caías cada 7 minutos.

Me quedé en silencio. ¿En qué estaba pensando cuando asumí que follé con él?

—Está bien, te creo, pero puedes salir; quiero tomar un baño. Tomaré algunas ropas tuyas si no te importa, ya que no veo la mía. —Moví mi cabeza para buscar.

—Sí, alcé todo lo que ayer me dejaste y lo metí a lavar; quiero que mi omega tenga mi rastro de su alfa.

—¿De qué mierda hablas con "no soy omega" y "tampoco eres mi alfa"?

Carl alzó una ceja y solo sonrió; se levantó y salió de la habitación.

=×=

Después de ducharme y ver que no tenía ninguna marca en mi nuca, cuando abrí su armario, mi sorpresa fue que la mayoría de sus ropas eran colores oscuros o colores pasteles separados. Me probé los colores oscuros, pero mi sorpresa fue que todo el físico de la anterior no lo tenía; ¿cómo carajo desapareció? Dejé de lado y solo utilicé sus playeras grandes y un buzo.

el sonido de un teléfono sonando

—Mi celular.

Lo busqué entre las sábanas, pero cuando lo encontré, me di con la curiosidad de que este no era mío y decía solo JIU.

—¿HOLA?

—Al fin despiertas, imbécil, ¿crees que soy tu sirvienta?

Me limité a colgar. ¿Quién era esa chica que gritaba como loca?

Salí de la habitación; él estaba sentado con su celular y, cuando sintió mi presencia, volteó para verme.

—Tienes hambre.

—No.

—Grurrrrrr. Me sonrojé por lo ocurrido y Carl solo se limitó a sonreírme de lado.

—Bueno, eso es un sí, déjame hacer una llamada y nos vamos.

Se levantó del sillón y se dirigió hacia el balcón, cerró la puerta detrás suya, miró alrededor; el departamento era algo grande, todo bien acomodado como para que solo una persona viviera, muebles de colección, lámparas de lava. Pasaron unos minutos y la puerta fue abierta [puerta de vidrio corrediza].

—Terminé. Me miró de lado y sonrió; me limité a solo rodearle los ojos.

Bajamos por el ascensor hacia el garaje. Tal vez Carl era un imbécil, pero tenía gustos buenos en el sentido de carros.

Apretó su clave y el carro alumbró; era un hermoso carro deportivo Bugatti Veyron.

—Sube. —Rechiné y volteé mis ojos e hice lo que me dijo.

Tras salir no me dijo alguna palabra.

Manejo no mucho para parar; en un Starbucks salió y volvió con algunos cafés y unos panecillos.

Me dio uno y el café; accedí.

—Ten —me extendió su celular y en este mostraba el GPS.

Lo tomé y busqué mi dirección, se lo entregué, y él al solo mirarlo, se sorprendió, pero no dijo nada.

La dirección estaba al suroeste de Seúl, y era conocida por mi familia.

—Es aquí —dije apuntando al frente de la gran reja de la mansión de mis padres; los guardaespaldas comenzaron a acercarse. Gracias por traerme.

—Cuídate —se limitó a sonreírme, lo cual ignoré.

Los guardaespaldas se acercaron con una sombrilla.

—Joven amo, ¿quién era esa persona?

—No era nadie importante; mi madre está en casa.

—Si no ha podido dormir por el hecho de que no sabía nada de usted, desde el momento que llegó la joven señorita.

—Al parecer se aburrió de esperarme y se marchó, la desgraciada.

—Al parecer, la señora ya sabe los resultados y por eso no ha podido dormir.

—Ya entiendo.

Llegamos a la puerta principal y esta fue abierta por los sirvientes.

Subí las escaleras, pero al llegar a mi habitación sentí un aroma a uvas pasas y no sabía quién estaba adentro de mi habitación. Me puse en guardia.

Pateé la puerta para encontrar a mi madre en el suelo sollozando y a Yuni consolándola.

—Mamá… —Me acerqué, cayendo de rodillas y abrazándola.

—Cariño, ¿qué vamos a hacer? Es muy probable que tengas que salir de la familia. —Mi madre tenía una hoja que arrugaba en su pecho mientras sollozaba.

—Hermano, ¿qué vamos a hacer con Tigo? —Yumi tenía una mirada de miedo.

—¿Me pueden explicar?

—Mira esto —mi madre lo puso en frente de mi vista para que lo lea, el cual decía

Paciente: Luc Sung

Alfa negativa

Beta negativa

Omega positiva

No pude ver bien; después de eso quedé en shock y solo escuché como mi madre gritó mi nombre.

Al parecer me expulsarían de la familia y tendría que abandonar el apellido. Por lo que recuerde, esas son las reglas de generación en generación; aunque el abuelo ya no sea el jefe, sino el padre de Saira, sabía que mi tío era muy controlador por ser un alfa dominante puro.

Tener desprecio por cada miembro de la familia.

Mama se encontraba hablando con el médico en la puerta y Saira a mi lado.

—Porque yo... —dije para luego sentir que las lágrimas caían por mi mejilla.

Saira se percató de lo mío y extendió su mano, haciendo que mi cabello se desenredara.

Mis lágrimas solo cesaron cuando me dormí de nuevo.

Toda la familia estaba reunida en el gran salón que teníamos; el silencio abundaba en ese preciso momento.

—Y bueno, ¿para qué nos llamaron en este día? —hablaba el tío Hyo (líder de la familia Sung).

Mi padre alzó la mirada ante todos.

—Sé que en la familia solo nacen betas o alfas, pero no suelen nacer omegas. Bueno, nuestra hermana sí lo es.

—Ve al punto, hermano.

—Los resultados de Luc ya fueron entregados.

—Eso es bueno. —Hizo un aplauso para luego decir: Tenemos a otro Alf…

—Es un omega.

Se sintió un silencio incómodo, pero mamá lo cortó.

—Quiero que, por favor, acepten a mi hijo —suplicó mi madre de rodillas—, al igual que su hermana, mi cuñada Kim. Buscaremos un alfa con quien casarse.

—Creo que lo más obvio es que sea desheredado de la familia, pero si ustedes están de acuerdo con que buscaran un prometido para Luc, al igual que lo de mi hermana Kim, lo aceptaré.

—Muchas gracias —habló mi madre con la cabeza en el suelo.

—pero con la única condición

—¿Cuál sería, hermano?

—Tendrán tres meses para buscar un alfa con quien pueda ser de nuestra familia.

=×=

—¿Y ahora qué hacemos, madre?

—Ese es un gran problema, porque, carajos, eres un omega; si hubieras sido un alfa, sería más fácil.

—Cariño, no te enojes con Luc, recordemos que tú me diste de ti; tú eres el único culpable.

—Y ahora yo soy el culpable. —Odiaba escuchar a mis padres discutir.

—BASTA, USTEDES TIENEN LA CULPA DE TODO ESTO, YO JAMÁS PEDÍ QUE HICIERAN ESO, POR MÍ ESTARÍA BIEN NO SER PARTE DE ESTA FAMILIA, AL IGUAL QUE MI HERMANO MAYOR; LA ÚNICA QUE QUIERE ES MI HERMANA. ME LARGO, NO INTENTEN VIGILARME PORQUE CRÉANME QUE LOS ASESINARÉ A LOS QUE ME VIGILEN.

Recogí mi chaqueta que estaba en uno de los sillones, pasé por los pasillos y cuando estuve llegando a la puerta, escuché a mi pequeña hermana.

—¿A dónde vas, hermano? —Yumi apareció con sus frascos de pintura y un lienzo, sosteniéndolo.

Me paré de frente a Yumi y le di un beso en la frente.

—Cuídate, Yumi; no volveré a esta casa hasta el inicio de las clases.

—Hermano…

—Cuídate, Yumi. —Mi madre apareció atrás de ella, me alejé de ella y la puerta detrás de mí fue abierta, la cual crucé y me dirigí hacia el estanque de agua que teníamos al frente de este.

—Joven, amo a donde se dirige.

Clasfton apareció detrás de mí cuando terminé de fumar. No era tan mío fumar, a diferencia de Saira. Volteé para verlo y tenía una cara apenada.

—Clasfton, quiero que me des las llaves de mi moto; no pienso volver hasta nuevo aviso —dije tirando el cigarrillo al estanque de agua.

—Pero, joven amo… —Me replicó. Lo miré con el ceño fruncido y alcé mi voz.

—¿Quieres que te lo repita otra vez? —hablando con la voz más gruesa que tenía.

—Sí, joven amo —me hizo una reverencia y ordenó a uno de los guardias, de los tantos que había, traer mi moto.

Tras ver a mi bebé, me monté en ella y arranqué. El tránsito era poco, hacía que pudiera manejar a gusto mínimo unos 120 km/h, muy poco diría yo, pero esto no era lo único, no podía disfrutar como antes cuando montaba mi moto.

La ira se apoderó de mí y aumenté la velocidad.

Por beber o que encontrara mi subgénero para luego despertar con un alfa en su casa y que este no me hubiera violado y de todos los que pudiera ser, fue con el estúpido de Carl. Jamás me tomé en cuenta cuando comencé a odiarlo o mirarlo con mala cara; era algo que no solía hacer. El no recordar nada esa noche, ni saber cómo llegué, solo podía recordar estar en una habitación que se inundaba de varios olores de feromonas y ser llevado en los brazos de alguien.

—Así que te saliste de casa. —Ten, me arrojo un reloj digital. Es una nueva colección de relojes y padre ha estado haciendo que salgan ya, pero volviendo, ¿por qué te saliste?

No sé en qué estaría pensando cuando 4 días después del comienzo del año me iría de mi casa, y me iría a la casa de la única persona que siempre está a mi lado.

—Jiho, no comiences, solo que esa familia está demente.

—Sí, claro, tu familia, tu familia es de una descendencia de gánsteres alfas dominantes; tú más que nadie eres o serás un dominante alfa.

—al carajo los alfas o lo que sea de familia de dominantes.

—Bueno, amigo, cuenta conmigo; yo estaré a tu lado en todo momento.

—Gracias.

La casa "mansión" de Jiho era demasiado grande y solo tenía tres empleados para limpiarla.

Su padre trabaja con una marca internacional de tecnología y su madre dominaba parte del territorio sur de Seúl.

Entre gánsteres se entendían, aunque ella casi nunca estaba; era casi cómodo ya que no tenía el ojo encima de mi tía.

—Luc

Salí de mis pensamientos cuando miraba al reloj.

—Dime —dije, despegando mi mirada del reloj y mirándolo a él

—¿Qué harás? —dijo, parándose de su sillón para acercarse.

—No tengo idea, hermano.

Todo el mes me la pasé en las carreras de motocicleta, encontrándome con varios contrincantes, con peores motores que nunca, ganando dinero a costa de carreras y agradeciendo a los padres de Jiho que me dejaron quedarme en su casa, pero mi mayor miedo era que Jiho se enterara de que era un omega y que la razón por la que me salí de la casa fue que tenía que comprometerme para no ser expulsado. ¿En qué piensa esa familia?

Pero después de todo, las feromonas no fueron problema para mí, ya que resulta que una noche, bañándome, liberé tantas feromonas que hasta podía verlo; este era de un color azulado. Pensé que era mi ciclo de celo, pero no fue así; pude contraer y dejar de sacar feromonas y caí en cuenta de que era un omega dominante. Eso me gustaba, así podría demostrarle a mi familia que podía ser independiente de ellos, pero no quería causar problemas como los de mi hermano mayor.

Fui sacado de mis pensamientos cuando desenvolvía un caramelo.

—-Ey, Luc, hay un tipo que quiere competir con Tigo esta noche. —Se acercó dando señal detrás de su espalda.

—Quién es?

— no dijo su nombre, solo dijo su apodo, que era Don.

Ahora aparecen tipos con códigos o apodos; bueno, tenía mi orgullo por arriba de los demás.

—Bien, voy en un momento, Bruch.

Arranqué la moto para acercarme y bajé de esta cuando vi a Bruch junto a la multitud.

—¿Quién es, Bruch?

—Es él —apunto a un tipo todo de negro: el casco, los guantes y su chaqueta con sus pantalones—. Él es nuestro mayor trofeo de las carreras.

Él solo se limitó a asentar la cabeza, sin quitarse el casco y sin decir ni una sola palabra.

—¿Cuánto apuesta? Ve al punto.

Él solo se limitó a dejar en las manos de Bruch un fajo de dólares de puros 50$.

Qué carajos, aparte de mí, todos quedamos asombrados por ver ese fajo. Me hizo unas señas, las cuales apuntaban a la mano de Bruch.

—No tengo lo mismo que tú.

Él solo se limitó a mover su cabeza en señal de no.

- ¿Estás seguro?

Y otra vez movió la cabeza en señal de sí.

- En sus marcas, listos, ¡fuera!

Tras arrancar, comenzó de primero y dejándome demasiado atrás no me dejaría y comencé llegando a pocos centímetros de él; éramos dos jaguares corriendo por la presa de enfrente.

Pero no estaba previsto cuando pasamos al lado de una patrulla, y más que nunca aceleramos.

La carrera terminó y quien ganó, por supuesto, fui yo. Aunque él tenía la delantera, no pudo ganarme por mucho tiempo. Cuando terminó la carrera, quería invitarle un trago con todos, pero cuando me di la vuelta, él ya no estaba. Eso fue raro. La mayoría de las veces me decían que era bueno competir conmigo, pero otras veces buscaban pelea. Esto sí que era raro, se fue sin que nadie lo viera.

—Ya se va a acabar el mes y conseguimos alguien para que vuelvas; vuelve a casa, cariño. —Sonaba impaciente mi madre a través de la llamada.

—Lo tomaré en cuenta, madre —contesté dando un suspiro.

—Gracias, cariño.

Me tumbé sobre mi cama y se escuchó el rechinar de la puerta.

El mes ya terminaba y las clases volvían; no supe nada de mis amigos del instituto, de algunos sí (los que no viajaron).

Junseo viajó a París con su hermana por negocios.

Paulo decidió exiliarse de los demás y se fue al campo.

Jiho no viajó. Bueno, fue mi culpa, porque recordé que él quería viajar a Japón, pero como yo estaba, decidió no ir; aunque él no me dijo nada, lo debía de suponer.

El equipo de básquet no pudo viajar porque, al parecer, este año remodelarían el lugar donde jugaríamos. Fue mi salvación, ya que no quería volver a esa casa hasta un día antes de las clases.

—Hablando con tía... —Jihoo se apoyaba sobre el armario y me miraba con la ceja izquierda alzada.

—Sí, bueno, al parecer encon… —Hice una pequeña pausa; Jiho no sabía nada y no quiero contarle por el momento nada.

—Ah, eso es bueno —dijo desviando la mirada y dándose la vuelta para salir de mi habitación.

—Sí —dije, casi en susurro, ya que él ya no estaba adentro.

En algún parque, que acabé solo para descansar, eran muy bonitas las luces de los faroles; aunque hacía frío, no podía sentirlo casi. Acababa de salir de una carrera y aún tenía el cuerpo frío de la corrida.

A lo lejos se veían algunos adolescentes siendo ellos y veía como uno de ellos desprendía feromonas para que ella se acercara y lo abrazara. Eso era asqueroso, ver cómo estos eran maliciosos en la noche y en un lugar público.

—Bonita vista. —Su barbilla se apoyó sobre mi cabeza. —¿Qué haces aquí, Luc?

Esa voz no podía reconocerla bien; pensé que era un pervertido o un acosador, pero si dijo mi nombre, puede que ya me conocía y que era uno del instituto.

—¿Te sientes tan solo que vienes a ver a otros cómo se dan cariño? —Lo había dicho en tono burlón; solo puse los ojos en blanco.

—Eso a ti no te incumbe. —Volteé para dejar de ver a los adolescentes.

Este se separó de mi cabeza y dio la vuelta y vaya sorpresa me dio de quién se trataba.

—¿Qué haces tú aquí, Carl? —levante la ceja y él solo se limitó a levantar la cabeza hacia el cielo y bostezar, haciendo un poco de humo de su boca.

—¿No te enseñaron que jamás se responde una pregunta con otra? —Me miró y sus ojos estaban completamente rojos, como si hubiera llorado demasiado.

—Eso a ti, que idiota.

—Con esa boca me besarás.

Fruncí el ceño y me paré para acercarme a él y quedar de frente, aunque él era unos centímetros más alto que yo.

—Vete a la mierda con esa estupidez; solo estoy de paso, quería descansar un poco de tanto manejar —señalé con el pulgar detrás de mi hombro donde estaba mi moto— y déjame de molestar, que no tienes nada que hacer.

—Sí tengo; de hecho, iba por un par de cosas a la tienda y te vi y sí, tal vez es un hobby molestarte cada vez que nos vemos.

Solo me limité a hacerme una sonrisa sarcástica y él sonrió de lado, pero él dijo que iría a la tienda, entonces voltee para ver el gran letrero que decía DEPARTAMENTOS THE GOOD.

—De todos los lugares donde podía estacionar, tuve que parar aquí. —Pateé un poco de nieve del suelo. —Mierda, esto es una maldición.

—O una bendición. Iba a voltear para decirle todo lo atascado que tenía en mi pecho, pero

Que fue lo que recibí del primero.

Fue un beso en la mejilla; sentí que mi cara ardía. ¿Qué fue eso? Él comenzó a alejarse corriendo, volteó para verme y levantar la mano y gritar.

-¡¡¡NOS VEMOS EN EL INSTI, MI OMEGA PREDESTINADO!!!

Abrí mis ojos por lo que había dicho; él solo sonreía. Le levanté mi dedo del medio y, en vez de sentirse ofendido, apretó su mano y lo llevó a su pecho.

—Al parecer, Saira irá a Busan, y quiere que vaya con ella.

—¿Así?

—Sí, pero no me apetece.

—Sería mejor que vayas, ya sabes, por lo de Imara.

=×=

Saben, hay veces que soy un idiota, más que todo el día de hoy. Cedi a acompañar a Saira a Busan, tomamos el tren y cuando llegamos, ella recibió una llamada, se apartó de mí ya que el bullicio de las personas... Yo, por mi parte, entré a una tienda de conveniencia, compré un helado de kiwi; el clima no era lo conveniente para comer un helado, una temperatura de 5 grados. Tras haber salido, me di con la maravillosa idea de que ya no estaba.

—DIOS —grité de lo frustrado que me sentía. Seguía buscando, pero no di por ningún lado a Saira.

-de las muchas veces que había venido a Busan, jamás me interesé por saber dónde estuviera el territorio de mi tío, y para terminar con broche de oro, mi celular no lo encontraba en ningún lugar de mi mochila. No era muy bueno memorizando los números; tal vez regresaría, pero ya estaba aquí, me hospedaría en un hotel.

La habitación era cómoda y la vista era preciosa. Los transeúntes de todos lados, mi vista se fijó en una tienda de conveniencia, mi estómago rujió y decidí bajar.

Me encontraba bebiendo leche de soya fuera de la tienda de conveniencia. Me levanté y me dirigí a un parque cercano que había visto. Las calles eran algo concurridas; ya me estaba cansando y ya no sentía las ganas de ir. Miré a mi alrededor y decidí tomar un atajo por un callejón. El callejón estaba completamente oscuro, pero no fue como lo planeado, ya que

Bah (golpe seco).

No pude oler las feromonas de las personas que estaban atrás de mí.

—Wahoo, se ve que no eres por estos rumbos.

Levanté mi cabeza y pude ver que eran 3 personas; otra vez pensé para mí adentro.

—Mátenlo —ordenó uno de ellos. Quiero desestresarme por lo que me hizo la idiota de Saira Sung.

—Vamos, viejo, solo debemos golpearlo. —Se agachó y tiró de mi cabello. —Carajo, eres hermoso, como para que mueras, ¿no?

Y comenzaron las patadas; realmente dolía, se sentía de la mierda. Solo fui golpeado por mi padre una vez y recuerdo que después se arrepintió de haberme golpeado.

Los golpes no paraban en mi cuerpo; realmente quería morir para no sentir algún dolor, alguno. Sentía como si mis propias entrañas se hicieran pedazos; quería morir. Ellos solo reían y maldecían. ¿Qué carajos hizo Saira para hacerlos enojar demasiado?

—Oigan ustedes, ¿se siente bien golpear a alguien así a lo loco?

Se escuchó una voz que se acercaba.

—¿Quién carajos eres? —escupió el que estaba más cabreado.

—Alguien que te hará sentir lo mismo que le estás haciendo a mi omega.

—Eres muy cabrón para venir aquí.

Solo pude escuchar sus gritos de agonía que sumergían de ellos.

Y luego paz, el sonido de los carros pasar a lo lejos; no tenía fuerzas, me moría en mi interior. Sentí como me abrazaban por detrás y emanaba feromonas de vainilla; me confortaba.

—Eres un idiota a quien amo. —Lo dijo cerca de mi oído.

=×=

El lugar era suave. Abrí los ojos lentamente, miré alrededor y era la habitación de Paulo y pude ver que en la orilla de la cama estaba Saira.

Me levanté y Saira se levantó, se abalanzó sobre mí y

—Perdón, sé que soy una idiota. —Lloraba desconsoladamente.-- No me odies.