Capítulo- 0
Prólogo: El despertar del Caos.
Recoste mi cuerpo sobre la pila de monstruos muertos, estaba agotado. Pude ver como el portal de la mazmorra se hacia pequeño. Debia salir de aqui si no queria ser comido por este mundo paralelo. Aunque fuera uno de ellos, la mazmorra se haria un gran desayuno conmigo. Visualice a la gente herida a mi alrededor, algunos tartamudeaban maldiciones hacia mi, otros unicamente temblaban mientras me ojeaban de vez en cuando. Pero lo unico que compartian en común, era su temor hacia mi y que yo los lastimé. Detestaba a los humanos al igual que los Espers*, los odiaba, eran repugnantes.
Mi uña se clavo en el cadaver que estaba debajo de mi, desgarrando un poco el cuerpo frio, como si de una púa se tratara. La linea de mis labios empezo a curvarse sin que yo lo quisiera, dejando ver una sonrisa de perversa satisfacción. Hubo un largo silencio, tome mi espada que posaba clavada en un cuerpo.
[Esper: Gente con poderes de todo tipo, que hayan despertado ellos a temprana edad].
: v : v : v : v : v :
Tome la taza de café que estaba sobre la mesa del salón, era acogedor, me daba la señal de que todo volveria a comenzar. Camine hacia la ventana que estaba al otro extremo de la habitación, a través de la cortina podia escaparse algunos rayos de la mañana. Mi rutina de todos los días comenzaba de nuevo.
"¿Cómo es posible que esto no me mate?"
Agotamiento. Cansancio. Dolor. Cada mañana, giraba mentalmente una ruleta de posibilidades. Pero unicamente habían las mismas opciones en ella, pero lo que me habia tocado hoy. . . fue el vacío.
Estoy consciente de no haberlo puesto como opción. Me aproxime hasta mi cuarto, al llegar a la esquina y ver las escaleras que me dirigian hacia el, levante mi pie y empecé a subir consecutivamente mientras intentaba terminar el café.
"A ver que nos espera hoy. . ."
Apenas puse un pie, adelante mis pasos para llegar al casual armario que siempre veía. Tome un atuendo ya armado que se parecía al que habia usado ayer, ¿o era el mismo? No prestaba mucha atención. Movi mis manos con el cinturon y lo ajuste hasta que encaje perfectamente con mi cadera, torcido, pero presentable. Sostuve el pantalón negro que llevaba puesto el perchero. Decidi ponerme las botas que más accesibles y rápidas estaban para mi. No me cambie la camisa, siempre use la misma que usaba de pijama, nunca nadie se dio cuenta de que no era formal. Acerque el espejo y vi mi cabello, estaba desordenado, pero quería cambiar un poco la rutina así que no lo peine.
En el mismo armario, abrí el menú de teletransportación que otorgaban a los Esper, servía para 2 cosas unicamente. Ir al trabajo, ir con tu Guía¹.
[¹: Un humano capáz de recargar la energía de los Esper a través de contacto físico].
La posibilidad de que mi vida podría haber sido diferente si despertara como un Guía cruzó por mi mente. Podría haber sido asi, pero sería igual de cansador si me tocara un Esper que fuera molesto. La gente no despertaba como un Guía o un Esper con frecuencia, y era un caso entre 100 para que se pueda despertar como uno. Nuestra población de Esper era pequeña, con apenas un millón en el mundo.
También pasaba por mi mente que mi propio despertar fue algo caótico. Me dejo devastado ver el caos, y solo tenia 6. Pase dos años encerrado en una habitación, sin hablar con nadie, sin poder procesar lo que había sucedido. No podía recordar los detalles, pero si recordaba el cadáver de mi madre debajo de mí. Mi torso cubierto de su sangre y mis manos sucias dentro de su corazón. Es un recuerdo que no me perdonaré nunca.
A pesar de todo, tuve que fingir una vida perfecta, siendo un esper de alto rango, el número 1 de Corea. Mi madre estaría orgullosa de mí, si supiera la verdad. Pero aquí estoy, su "dulce hijo", viviendo una mentira.
Pude salir de mis pensamientos, era un pozo sin fin si no salía de ahi. Vivo.
Mire la pantalla que ofrecía dos botones. Movi mi dedo y di clic al primero.
[¿Deseas ir con tu Guía?]
[Si]. [No].
Acepté.
Tan pronto como aprete el boton, mis pies dejaron de tocar el suelo y, ¿estaban cayendo de un edificio?
—¿Qué mierda?—
Visualice el cuerpo de mi guía un poco más abajo que el mío en el aire.
—¡Tú, bastardo loco, Min Hyeon!—
Pude ver como giraba su cabeza y dejaba ver su rostro. Tenía la maldita sonrisa maniatica de siempre.
—Vaya, te has despertado temprano, Yeok-soo.—
Tarareaba mi nombre como una canción de cuna. Lo siguiente que lo mandaría a dormir sería mi puñetazo.
Actue rápido por inconsciencia y lo tome del cuello de su camisa. Tuve que desviarme al edificio más cercano y una pequeña pero facil distancia que había. Min Hyeon, sigues vivo porque no sigo mis pensamientos.
Tire su cuerpo al techo cuando vi que estabamos suficientemente cerca de el.
—Ay, que amable. . .—
No pude evitar sentirme un poco bien al ver que se frotaba su trasero, hacerle sentir un poco de dolor por el susto que me habia dado este maldito loco se sentia bien.
Me acerque en un pestañeo hacia el y lo tome del cuello.
—Tú, imbécil! ¿Qué demonios hacías tirándote de un decimocuarto piso?—
Su risa me hizo querer callársela de inmediato.
—Responde. ¿O es que no entiendes cuando soy 'amable'?— Un poco de ironía habia en mi voz, era inevitable.
—Vale, vale. Ya entendí—
Afloje un poco mi agarre en su cuello para darle espacio a que hablara.
—Veras, estaba en una situación. . .complicada.—
Levanté una ceja.
—Y luego sucedió que. . .— Hubo un silencio—. Ay, lo olvide. Upsi.
Fui apretando un poco más cada vez, lentamentemente.
—Mejor lo recuerdas.—
—¡Vale, vale! Loc...—
Hyeon tosió por la presión en su cuello.
—¡Me tiré porque quise! Fue elección propia.— Hyeon casi se quedaba sin aire, me di cuenta por el esfuerzo que hizo al hablar, solte su cuello.
—¿Qué?— Hablé incredúlo.
Este psicópata. . ., ¿este loco se tiro porque quiso?
—Bueno, hay una razón. Una tontisima razón.—
Se rió de nuevo. Mi pierna estaba perfectamente posicionada y lista para darle una patada en cualquier momento.
—Suponemos que una personita estaba mirando su telefóno muy cerca del balcón, ¿no?—
Ya sabía a que llegaría esto.
—Y la 'personita' eres tú.—
—¡Exacto! Mi telefóno cayo y bueno, tenia la posibilidad entre un 25% de que vendrías a salvarme.—
—Y el otro 75% de que no, ¿eh?—
—Eh, bueno. . . Si.—
Mi pierna se movió de su lugar y lo patee, me quite los ansiosos deseos que tenia por hacerlo. Pude ver como se agarraba el estómago.
—Oh, lo siento—. Lo mire con lástima fingida—.También fue por impulso.
Reí con el tono que más detestaba. Me gustaba verlo enojado, como el le gustaba verme enojado también.
—Tú. . .—
Se quedo callado. Simplemente no le di importancia.
Mis dedos se despegaron lentamente de su cuello, cada uno con una marca propia. Desvie la mirada a los alrededores para identificar en que edificio estabamos. Y para la mala suerte, estabamos en otra empresa de Espers, Mhuyen.
—Min Hyeon, levantate.—
No lo mire, seguí viendo los edificios para saber donde estaba nuestra empresa.
—¿Qué sucede?—
—Estamos en Mhuyen.—
—¿Mhuyen? ¿No era la empresa enemiga del jefe?—
—Si lo es, y también es terreno privado.—
—Ah, entonces no podemos estar aquí.—
Los ojos que miraban al alrededor se fueron directo hacia él.
—Claramente, y si salimos por la puerta para bajar, nos tomaran de instrusos.—
Esto era y sería un gran dolor en el culo.
A ver, al ser un Esper y de alto rango tengo buena condición fisíca, y podría bajar con cuidado del edificio. La unica complicación era . . Min Hyeon.
Comence a juzgar con la mirada a Hyeon. Estaba en forma, si, pero, ¿sabria bajar del edificio con cuidado? Nisiquiera tendria apoyo o algo para sostenerse si se cayera. El es un guía, no esta entrenado como un esper.
—¿Por qué me miras asi?—
—Definitivamente voy a retomar el plan de dejarte aquí.—
—¿Eh? No. . ., ¿qué hará el jefe si no estoy para contarle sus chistes de todas las mañanas?—
—No los necesita, además, son malos.—
—¡Mientes! Te contare uno. . . Un-. .—
Me tape los oídos.
Al ver los labios de Hyeon, estaría balbuceando maldiciones, aunque no lo podía escuchar, sabia perfectamente que estaba diciendo.
Una vez que dejo de hablar, quite mis manos de mis oídos.
—Tenemos que idear un plan para. . .—
Un estruendo en el edificio me interrumpió. Al parecer, los problemas no se limitaban a los nuestros. Un buen desayuno matutino, pensé.
—¿Qué mierda fue eso?—
Mire hacia Hyeon.
—Tampoco lo sé.—
Camine hacia el balcón y me asomé para ver hacia abajo. Una gran sorpresa esperaba a mis ojos. Habían docenas de portales de mazmorras, mounstros repugnantes saliendo de ellas, y lo más importante, gente muerta. No visualice bien todo, no habían muchos detalles para decir, pero lo importante era saber como arreglar todo.
Hyeon se acerco para tener la misma reacción que yo con la vista.
—¿Esto. . .cómo es posible?—
—No lo sé. Es raro que se abran dos portales a la vez.— De algún modo, ¿qué hacian los demás Espers? ¿Por qué no estan aquí esos engreídos?—. Más de doce es impresionante.
—¡Tienes que salvar a la gente!— Su voz era molesta, no me dejaba pensar—. Ellos...estan muriendo, no podemos dejar que mueran así.
Sabía que debía hacerlo. Pero él siempre se tomaba su trabajo como si fuera un juego, sin siquiera tomarlo en serio, la importancia de darme su ayuda no era una opción, era una necesidad.
— Entonces recargame la energía—. Su mirada esperanzada de Hyeon por verme hacer algo por mi solo se desvanecio—. Hace tiempo que no recibo tu guía.
Hyeon puso un puchero, pero se acercó de todos modos. No me importaba que no le gustara, era su deber, y el mío era derrotar las mazmorras.
Tomo mi mano y abrió su Ventana de Guía.
—Tu estado esta muy mal.—
—Eso no importa. Solo cúrame hasta donde puedas. Tengo que luchar.—
—No piensas nunca en ti mismo.—
Lo ignoré.
Una sensación electrizante comenzo a recorrer mi cuerpo, se deslizaba desde mi cuello hasta mis dedos del pie, caia como vino, lentamente. La guía solia funcionar así. Sentias dolor o satisfacción. Comunmente se sentía satisfacción.
La punzada de dolor que perforo mi costilla en ese momento se extendió hacia mis piernas. Aprete mi mandíbula.
Con la voz hostil y a la vez quebrada, logre sacar algunas lindas palabras para Hyeon, que antes de decirlas, fui callado por otro choque en mi costilla. Deje que el silencio invada mi cabeza, solo una vez que me calme pude hablar.
—Date prisa.—
—Vale, señor impaciente.—
2 minutos luego, pude ver como Hyeon retiraba su mano de la mía y guardaba su Ventana de Guía.
—Listo. No te sobreexijas, aún estás hecho pedazos.—
—Si, si. . .—
Ajusté el cinturon de mi espada, mi arma habitual para las mazmorras. Era una buena arma, la que me había dado mi empresa. El viento me despeinó, y mi cabello se me metió en la cara. Hyeon soltó una risa. Le respondí con una patada.
Camine hacia el balcón y me tire sin pensarlo, no me pasaría nada. Estaba entrenado y sobreviviría, o eso creo.
Mire hacia arriba y pude ver la cara sorprendida del tonto de Hyeon, no pude evitar sonreirle con arrogancia. Susurre unas palabras, el sabia leer labios.
—De. Bi. Lu. Cho.— Me guarde la risa, así podría leer mis labios mejor.
Oí a Hyeon gritando.
"¡Tú. . .!"
Hyeon volvio a maldecir, o eso creo. No pude entender lo que decía al estar a tanta distancia y por los ruidos que se aproximaban al caer más y más hacia el caos.
—𝐂𝐮𝐢𝐝𝐚𝐭𝐞, 𝐘𝐞𝐨𝐤-𝐬𝐨𝐨.—