En este mundo, los humanos nacían con poderes. Algunos poseían habilidades extraordinarias, una gran fuerza, capaces de sanar, controlar los elementos, o destruir lo imposible. Estos individuos son considerados los héroes del mundo, las figuras más alabadas, símbolos de orden y esperanza en un mundo caótico, que combatían con aquellos que usaban su poder de mala manera.
Pero no todos nacían con un poder que los hiciera destacarse. Para aquellos que no tenían una habilidad especial, el mundo podía ser un lugar cruel. Sin poderes, no había lugar en la sociedad de los Héroes. Para ellos, el mundo no era un lugar de gloria, sino de indiferencia y lucha constante.
La misión
Un grupo de jóvenes héroes principiantes avanzaba en su misión. Su tarea era simple: derrotar a un enemigo que había aterrorizado una ciudad en las cercanías. Aunque eran principiantes, habían sido entrenados para proteger, para ser los futuros defensores de la humanidad, y confiaban en sus habilidades.
Daren, el líder del grupo, marchaba al frente con determinación. A su lado avanzaban:
*Sira, la curandera, cuyo poder aún se descontrolaba en momentos de crisis.
*Joarin, tiene la habilidad de modificar el terreno, levantar defensas y lanzar proyectiles de arena y piedra.
*Varek, el más joven, con la habilidad de volverse invisible, aunque aún sin control sobre ella.
"Esta misión será fácil," dijo Daren con una sonrisa confiada.
"Vamos a encontrar y acabar con este tipo en un par de horas. No es nada que no hayamos visto antes."
Los otros asintieron, confiados, Llevaban tiempo entrenando juntos y conocían bien sus fortalezas y debilidades.
El grupo avanzaba con paso firme a través del espeso bosque, el sol ya casi oculto. La misión era clara: un ser desconocido había aterrorizado una ciudad cercana, y se rumoraba que poseía una fuerza impresionante. Sin embargo, confiados en sus entrenamientos y habilidades, los jóvenes héroes no dudaban de su éxito. Aunque principiantes, sentían que esta misión sería su prueba de fuego, la oportunidad para demostrar que podían enfrentar cualquier desafío.
"Guarden silencio el enemigo no debe saber que lo estamos buscando" dijo Daren.
Sira, la curandera, avanzaba detrás de él, el rostro algo preocupado. Las manos le temblaban ligeramente al recordar las veces que su magia se había desbordado sin control. "Debo estar lista," se repetía mentalmente.
El grupo avanzaba cuidadosamente, sabiendo que su objetivo estaba cerca. De repente, un ruido cortó el silencio. Un grito, los héroes se detuvieron, sus sentidos se alertaron.
"¡Allí!" gritó Daren, señalando en la dirección del sonido.
Se adentraron más en el bosque, hasta llegar a una pequeña explanada donde el enemigo los esperaba. Con el cuerpo cubierto de una armadura natural, como si estuviera hecha de una mezcla de roca y carne. Sus ojos brillaban con una luz amarilla, y su aliento emanaba vapor como el de una bestia salvaje. El enemigo los vió llegar, dejando escapar un fuerte rugido que hizo temblar el suelo.
"Este es nuestro momento," dijo Daren, sacando su espada. "Manténganse juntos y no dejen que su poder los ciegue. ¡Lo derrotaremos!"
La criatura se lanzó al ataque con una velocidad inesperada.
Joarin reaccionó al instante, extendiendo una mano hacia el suelo. Las partículas de tierra a su alrededor vibraron y, con un rápido movimiento, levantó una muralla de arena endurecida para frenar el ataque. Pero la bestia la atravesó con brutalidad, enviándolo al suelo con un golpe devastador.
Sira corrió a su lado, intentando curarlo, pero su magia aún era inestable.
Varek intentó rodear al enemigo usando su invisibilidad, pero la ansiedad hizo que su poder fallara. La criatura lo detectó de inmediato y lo lanzó contra un árbol.
Daren no se rindió. Analizó los movimientos del enemigo y encontró un punto débil.
"¡Joarin, levanta polvo en su cara! ¡Varek, prepárate!"
Joarin, aún adolorido, alzó una mano temblorosa y agitó las partículas de tierra a su alrededor, creando una tormenta de polvo que cegó momentáneamente al monstruo.
"¡Ahora!" gritó Daren.
Varek, aprovechando la distracción, desapareció por completo. Con un golpe certero, atravesó la parte trasera del cuello de la criatura.
El monstruo rugió, debilitado, y finalmente cayó.
El grupo permaneció en silencio, respirando con dificultad. Habían logrado la victoria, pero no sin consecuencias.
"Lo logramos," susurró Joarin, limpiándose el sudor y la tierra de la frente.
Pero en ese instante, el aire cambió.
El calor se volvió sofocante, el oxígeno escaseó. La piel de los héroes se humedeció con sudor frío. Algo estaba mal.
Daren, aún con la adrenalina corriendo por su cuerpo, se dispuso a dar unas palabras de alivio, cuando—
El sonido de la carne quemándose perforó el silencio.
El mundo se volvió borroso.
Unas manos invisibles lo tomaron por el cuello. No sintió el golpe, no vio al atacante, solo el ardor recorriendo su piel. Un fuego lo consumía por dentro. Intentó gritar, pero su voz no salió.
Los demás no entendieron lo que ocurría hasta que vieron
La cabeza de Daren rodó por el suelo.
Solo entonces vieron la figura entre las sombras.
Sus ojos, brillando como el fuego, reflejaban las llamas que consumían el cuerpo de Daren a su alrededor, mientras los observaba en silencio, una sonrisa burlona curvando sus labios. Su cabello, del mismo tono rojizo, flotaba levemente con el calor que lo rodeaba.
El miedo los paralizó.
La figura camina con calma, como si la muerte que acababa de impartir no significara nada.
Con un paso lento pero seguro, avanza hacia ellos.