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Chapter 4 - capitulo 4 : control

Liam se despertó sintiendo el peso de la noche anterior en su cuerpo. No solo por la fatiga, sino por algo más profundo, más oscuro. La culpa.

Se sentó en la cama, pasando una mano por su rostro. Las imágenes seguían frescas en su mente: la desesperación en los ojos de su padre, el temblor en su voz, las lágrimas corriendo por su rostro.

Todo por su culpa.

Suspiró y se levantó, sintiendo el aire frío de la mañana en su piel. Se vistió en silencio y bajó las escaleras, esperando encontrar a su padre como siempre: impecable, con su traje bien ajustado, listo para irse a trabajar.

Pero cuando llegó a la cocina, su padre ya estaba ahí, sentado en la mesa con una taza de café entre las manos.

Liam se detuvo por un momento.

Había algo… distinto en él.

Su postura seguía recta, su expresión tranquila, pero sus ojos aún tenían rastros de lo que ocurrió la noche anterior.

Cuando su mirada se encontró con la de Liam, su sonrisa apareció de inmediato.

—Buenos días, hijo.

Su voz era cálida, relajada, como si nada hubiera pasado.

Como si todo estuviera bien.

Liam se sintió más aliviado de lo que esperaba.

—Buenos días, papá.

Se sentó frente a él, sintiendo un leve cosquilleo de incomodidad en la nuca. Pero lo ignoró.

No quería hacer esto más difícil.

No cuando su padre ya había pasado suficiente dolor por su culpa.

—Hoy tengo reuniones todo el día —dijo su padre, tomando un sorbo de café—. ¿Tienes algún plan después de la escuela?

Liam negó con la cabeza.

—Nada en especial.

Su padre sonrió levemente.

—Bien. Entonces cenaremos juntos.

Liam asintió.

Había algo en la forma en que lo dijo…

No era una invitación.

Era un hecho.

Su padre esperaba que estuviera en casa.

Y de repente, sintió la presión de su promesa.

No me vas a perder.

¿Cómo iba a romperla tan pronto?

Suspiró y se terminó su desayuno en silencio, tratando de convencerse de que todo estaba bien.

Que su padre solo estaba preocupado.

Que realmente lo estaba haciendo por su bien.

Pero en lo más profundo de su mente, enterrado bajo capas de culpa y miedo…

Mientras Tanto…

Su padre se quedó en la mesa incluso después de que Liam salió por la puerta principal.

Con calma, sacó su teléfono, desbloqueándolo con un simple gesto.

Abrió la aplicación.

La ubicación de Liam apareció en la pantalla al instante.

Sonrió levemente.

Todo estaba bajo control.

Tomó un sorbo más de café, sintiendo el amargo sabor recorrer su garganta.

La noche anterior había sido más difícil de lo esperado.

Pero Liam era un buen hijo.

Un hijo leal.

Un hijo que confiaba en su padre.

Y mientras eso siguiera siendo así…

Nunca sospecharía la verdad.

Cerró la aplicación con tranquilidad y se levantó de la mesa, listo para continuar su día.

Todo estaba saliendo exactamente como lo había planeado.

Al siguiente dia otro dia

Un sueño comenzó con una sensación de calma.

Liam estaba sentado en el sofá de la casa, con un libro abierto en su regazo. La luz del atardecer teñía la sala de un dorado suave, y el aroma del té de jazmín flotaba en el aire.

Su madre estaba ahí.

Lucía radiante, como siempre la recordaba. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros y su sonrisa tenía esa calidez que hacía que todo pareciera seguro.

—Liam —su voz sonaba suave, casi melancólica—. Escúchame bien, amor.

Liam levantó la mirada del libro, confundido.

Había algo extraño en su tono. No sonaba como ella.

No sonaba como su madre relajada después de un largo día.

Sonaba precavida.

—¿Qué pasa, mamá?

Ella se inclinó hacia él y le acarició el rostro con ternura.

—Cuando ya no esté, quiero que recuerdes algo.

Liam sintió que el aire en la habitación se volvía más pesado.

—No digas eso…

—Escucha —su madre tomó sus manos entre las suyas y lo miró fijamente—. Hay cosas que tu padre no quiere que sepas.

Liam parpadeó.

Su madre nunca hablaba mal de su padre.

—¿De qué estás hablando?

Su madre tragó saliva y miró por encima de su hombro, como si temiera que alguien los escuchara.

—Él no es quien crees que es.

Liam sintió que su piel se erizaba.

—Mamá, no entiendo…

—Lo harás —ella sonrió con tristeza—. Pero cuando llegue el momento, quiero que confíes en ti mismo. No en él.

El aire en la habitación pareció volverse más frío.

Su madre apretó su mano con más fuerza.

—Liam… no dejes que te controle.

Su corazón latía con fuerza.

—¿Controlarme? ¿De qué estás hablando?

Su madre abrió la boca para responder, pero en ese instante, la luz del atardecer se apagó y una sombra cayó sobre la sala.

El cuerpo de su madre se volvió borroso.

Su imagen comenzó a desvanecerse como humo en el viento.

—¡Mamá! —gritó Liam, intentando sujetarla, pero sus manos atravesaron el vacío.

El eco de su voz resonó en la nada.

Y luego, despertó.

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De Regreso a la Realidad

Liam abrió los ojos con un jadeo.

Su habitación estaba en penumbra, apenas iluminada por la luz de la luna que se filtraba por la ventana.

Su corazón latía con fuerza en su pecho, sus manos estaban frías.

El sueño había sido demasiado real.

Liam se pasó una mano por el rostro, tratando de calmarse.

No podía recordar la última vez que soñó con su madre…

Pero lo que más lo inquietaba era lo que ella dijo.

"Hay cosas que tu padre no quiere que sepas."

"No dejes que te controle."

Su respiración era irregular.

Era solo un sueño, ¿verdad?

Un simple recuerdo distorsionado por su subconsciente.

¿O no?

Liam cerró los ojos y se obligó a respirar hondo.

No podía permitirse pensar demasiado en esto.

Era solo un sueño.

Nada más.

Si solo era un sueño…