Capítulo 1: "Y un sombrío día, ellos llegaron"
Las cosas en Nevermore academy venían siendo algo turbulentas, la presencia de un misterioso y para nada amigable asesino generó un par de bajas en la institución. Y en la mitad del ciclo escolar, no iba a mejorar.
La directora, Larissa Weems, fue la encargada de encubrir todos estos asesinatos, mediante sus poderes de cambiaformas.
Porqué de no ser por ella, habría tenido que suspender las clases y clausurar Nunca Más.
Muchos eran ignorantes de esto, y otros directamente no le daban la atención merecida al misterio que traía consigo el caso.
Al menos hasta que Merlina llegó a la escuela, luego de pasar por ocho escuelas diferentes en tan solo cinco malditos años. La niña Addams era un problema sin importar donde vaya, y Homero y Morticia la trajeron hasta Nunca más con la finalidad de que, por lo menos, pueda terminar todos sus exámenes aquí, con gente como ella, con excluidos, raros, y una amplia variedad de monstruos.
Quizá se pueda adaptar por una maldita vez a un entorno social sin acabar expulsada. O por lo menos, sin echarle pirañas a nadie, como lo hizo con el equipo de natación de su última escuela por molestar a Pericles.
Merlina no planeaba quedarse en esta bóveda de marginados, tenía otras aspiraciones. A ella le da lo mismo lo que sus padres puedan querer, o los deseos de Weems por integrarla al colegio. Ni hablar de lo poco que le interesa lo que venía diciéndole Enid Sinclair.
Enid era la contraparte absoluta de Merlina Addams. La chica de cabello rubio hasta los hombros es alegre, risueña, burbujeante a más no poder y una buena chica en toda la expresión. Ella le daba un recorrido por las instalaciones y pasillos internos del colegio con infraestructura rumana, le habló de la fundación Nunca más y de otras cosas sin relevancia para la gótica de las trenzas.
Como todos en la escuela, Enid lleva puesto el uniforme escolar de chaqueta de rayas índigo de color azul y negro, con el escudo de Nunca más en la izquierda del pecho de la chaqueta, encima de un chaleco morado. Debajo, una camisa blanca de vestir, además de una corbata. Las chicas usan una falda hasta las rodillas, pero los hombres pantalones de color negro.
"Se esparció el rumor de que tú mataste a un niño y tus papás usaron sus influencias." Dijo la rubia de ojos azules, como una pregunta a medias mientras caminaba al lado de Merlina.
"Fueron dos niños, pero ¿quién los cuenta?" Contestó la gótica con el vestido negro, sin darle más explicaciones.
Enid abrió los ojos como platos y se quedó en silencio, preocupada por lo que acaba de oír. Merlina dijo eso con tanta monotonía y con tanta frialdad, que fácilmente podría ser verdad. Ella prefirió ignorar eso, siguiéndola por detrás.
"Bienvenida al patio." Declaró la rubia, al llegar con Merlina a su costado.
Merlina observó con desinterés el patio, un espacio al aire libre que está rodeado por muros y por pasarelas. Había una fuente en el centro con un gran árbol muerto y en el borde había una estatua de Edgar Allan Poe.
"... Es un pentágono." Corrigió a la chica lobo, con desdén. Enid rodó los ojos hacia ella y le respondió casi al instante.
"Lo de la niña gótica sarcástica tal vez funcionó con los normis, pero aquí es diferente." La rubia dijo y colocó ambas manos atrás de sus caderas, con orgullo. "Te voy a dar el recorrido de la escena social."
Enid empezó a caminar alrededor del pasaje lateral del patio, siendo acompañada por Merlina.
"No me interesa participar en los clichés tribales adolescentes." La gótica agregó, con el mismo tono apagado en su voz baja.
"Entonces, puedes usarlo para llenar tu barril sin fondo de desdén. Hay muchos sabores de excluidos por aquí, pero los grupos principales son: Colmillos, Pieles, Densos y Escamas." Enid empezó a enumerar con los dedos de sus manos a todas las agrupaciones más relevantes de Nunca más, ignorando de forma olímpica la indiferencia de Merlina.
"Esos son los colmillos, alias: Vampiros." La rubia de la voz animada señaló una mesa en el patio donde habían un montón de estudiantes pálidos llenos de protector solar y que parecen usar gafas. "Algunos llevan aquí literalmente décadas." Añadió.
Enid esbozó una sonrisa cuando apuntó la segunda mesa, "Ese grupo de tarados son pieles, alias: Hombres lobo, como yo." explicó, ganándose un aullido al unísono de la manada.
"Las lunas llenas son muy escandalosas aquí. Les gusta aullar, sugiero que te consigas audífonos con cancelación de ruido." Enid le recomendó con media sonrisa en su rostro, al mismo tiempo Merlina veía un grupo en particular.
"Supongo que las sirenas son las escamas." Merlina habló en voz alta, sin pestañear, viendo hacía un rejunte de estudiantes, que están sentados al borde de la fuente de agua, encabezados por una chica de piel morena, calva y de ojos con pupilas celestes.
Enid señaló hacía las sirenas con el dedo índice. "Aprendes rápido. Y esa de allá, Bianca Barclay; es lo más cercano en Nunca más a la realeza. Pero su corona últimamente se ha hundido. Salía con el artista torturado residente, Xavier Thorpe, pero terminaron cuando empezó el semestre. ¿Razón? Desconocida." La rubia declaró esto con una precisión tan fina, que Merlina ya pensaba que era una chismosa.
"Fascinante." Fue lo único que salió de los herméticos labios de Merlina.
"¡Ay, sí! ¡Ya sé! Mi blog es la principal fuente de chismes de Nunca más!" Contestó Enid, al instante.
Merlina no pudo responder, ya que se acercó un chico con la cabeza cubierta con una gorra de lana. "Ey, Enid, no vas a creer lo que escuché de tu nueva roomie."
Este dijo, en un susurro, con su corbata desarreglada y su voz de adolescente promedio, desde su frente se desliza una serpiente en reflejo a sus poderes. "Come carne humana. Dicen que se comió al niño que mató. Será mejor que te cuides." Finalizó su advertencia.
Sin embargo, Enid, lo miró con incredulidad. Por inercia, se hizo hacía un lado, haciéndose a la derecha para que Ajax pueda notar que la chica de la que él habla sin saber está atrás de ella.
Merlina se quedó inmóvil, y miró al adolescente con fastidio, uno que supo disimular. ''No es del todo cierto. De hecho, fileteo los cuerpos de mis víctimas para alimentar a mi colección de mascotas." Comentó la gótica con tanta naturalidad que dejó callado al chico. Enid sonrió y presentó a su nueva compañera de cuarto. "Ajax, ella es mi nueva roomie, Merlina."
El chico gorgona miró a Merlina de arriba hacía abajo. "Wow... Estás en blanco y negro. Es como un filtro de instagram." Declaró Ajax tontamente, sorprendido.
"..Ignoralo." intervino Enid, sin poder evitar empujar lejos al idiota de Ajax, quién pegó una media vuelta y se marchó. "Las Gorgonas parece que siempre están como idos. Es lindo, pero lento. Es una escuela pequeña y no encontré mucho de tí en línea." Enid habló rápidamente, sin parar, antes de cambiar muy repentinamente de tema.
"Tienes que abrir una cuenta de Insta, Snapchat y Tiktok." La rubia lanzó su sugerencia, como si eso fuera urgente para estar al día con todo. Merlina frunció el ceño y retrocedió.
"Pienso que las redes sociales son un vacío tragaalmas de validación sin sentido." La gótica rechazó su propuesta, así como rechazó al instante todos sus intentos por hacerse amigas.
"...Yo-!" Enid iba a replicar, pero la puerta grande que conectaba el patio con los salones de directorio y los profesores se abrió, con una directora Weems que se veía muy sonriente, ella se paró en medio del patio, se tomó sus manos y alzó la voz.
"Jóvenes, les pediría que vengan un momento." Su tono siempre era educado, firme y amigable. Es alta, de cabello rubio peinado perfectamente y usaba un largo abrigo que le llegaba hasta las rodillas. La cambiaformas llamó toda la atención.
Merlina alzó una ceja, y Enid solo sonrió, con una emoción infantil creciendo en su pecho. Todos en el patio se amontonaron delante de Weems.
"¡Como sabrán, nunca más es un refugio, un hogar para que todos mis estudiantes crezcan, puedan aprender sin importar quiénes o qué sean ni de dónde vengan. Y por más de 200 años le hemos dado la bienvenida a marginados de todo tipo." Ella prosiguió con su discurso, su voz resonó por toda la instalación para los chicos. Enid supo qué era importante, porqué la directora nunca corta el receso para dar algún anuncio, jamás lo había hecho, hasta ahora.
"Y cómo directora, es un honor para mí anunciar que las puertas de Nunca más están abiertas para excluidos de todo el mundo. Y les voy a presentar a quiénes serán sus nuevos compañeros, quiero que los hagan sentir como en casa. Vienen de muy lejos, fuera del país, no conocen mucho de Nunca más pero nos eligieron para sumarse a nuestro camino."
Todos los estudiantes que están agrupados en el interior del patio empezaron a murmurar entre sí. Merlina se quedó inexpresiva, al lado de Enid, quién sonríe con anticipación por conocer a sus compañeros nuevos.
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En la entrada de la escuela, llegó un joven, bajando de un uber con un abrigo que cubría todo su cuerpo, y un sombrero que oculta su cabeza y rostro. Apenas se fue el taxi, él se quito ambas prendas, revelando que absolutamente todo su cuerpo estaba cubierto de pelo.
"Hermano, la mea mansión"
Dijo en un acento aparentemente chileno, con su característica palabra "hermano" al inicio de cada oración, sorprendido por la gran arquitectura del edificio, caminó hacia la entrada no sin antes guardar sus prendas en la mochila.
"Por fin po, ahora voy a-..."
Todo había pasado tan rápido que no pudo terminar su diálogo alegre, pues al depositar sus accesorios en su mochila, no estaba concentrado en su alrededor, donde un automóvil lo atropelló en un abrir y cerrar de ojos, enviándolo bruscamente a volar contra unos arbustos que tenía a pocos metros.
El auto frenó en seco, este vibró al compás de la melodía que se iba reproduciendo en sus parlantes de alta frecuencia. El conductor del deportivo apagó su música favorita del rapero Canserbero y asomó su cabeza por la ventanilla de su carruaje. "¡Marico, ¿qué fue eso?!" Preguntó el segundo chico nuevo, alarmado por choque tan abrupto, sin saber que atropelló a alguien, a un compañero.
Culpa de los mensajes de texto y de su irresponsabilidad, pero eso lo ignoró. El venezolano solo se bajó del Ford Mustang recién horneado de la fábrica, uno de los muchos regalos de su padre, que era un conocido empresario, con una vestimenta que consistía en ropa Gucci y cadenas de oro. No hace falta decir que le sobraba la atención.
"(Ahora sí estoy con la entera diablura coño, prepárense malditas bellakas, brr)" Pensó para sí mismo el venezolano, y caminó hacía las puertas de su nuevo instituto con un paso que destacaba su estilo, dejando su carruaje justo donde lo dejó, a pesar de que había literalmente un estacionamiento delante de sus ojos.
"... Hermano, qué pasó po..." Dijo el chileno, recuperándose de ese repentino choque, pues se quedó inconsciente. Parece que quién sea que lo derribó, ni siquiera lo vió, estando encajado entre las plantas y los arreglos florales. La pobre criatura, desorientada, se tocó la espalda, adolorido, y se levantó con dificultad. "Weas raras po... Esperai." Se detuvo.
"¡La hora, hermano! ¡La hora!" El adolescente peludo se precipitó hacía la puerta de Nunca Más. Y sí, no le importó andar con media pierna prácticamente rota.
Al poco rato, un humilde auto se estacionó frente al colegio de los excluidos. La puerta de atrás se abrió, y de ahí salió el tercer estudiante, quién le agradeció al conductor, el cuál arrancó de ahí y lo dejó solo, parado frente a ese lujoso colegio, con las manos en sus bolsillos.
Los pocos rayos de sol iluminaron su cabello corto azabache, que ya lucía bastante desaliñado, con su flequillo que apenas le llega a la frente. Vestía una sudadera color blanco, unos pantalones cargo de color crema además de zapatillas deportivas. Tenía una complexión atlética, en forma, pero nada muy exagerado.
"... Fua... Mamá querida." Habló para sí mismo, solo y en voz alta sin darse cuenta, con un notable acento bonaerense, abrumado por la inmensidad del colegio al cuál empezará a asistir a partir del día de hoy.
Pasó de una escuela pública en un barrio tercermundista, a ir a una escuela como esta. Eso era un cambio radical para él, pero tragó saliva, levantó la vista y examinó el exterior, similar a un castillo, con edificios parecidos a torres y estatuas de piedra como principal decoración.
"Es un montón esto... Pero me encanta. Nada que ver con ese barrio de mierda." El azabache permaneció con un nudo en la garganta, pero solamente se rió por la comparación, se pasó una mano por el hombro y se ajustó su mochila en la espalda.
"... Pero bueno, que sea lo que dios quiera."
Dijo, con humor, escondiendo su creciente nerviosismo, entonces él soltó un caluroso bufido, no se quería intimidar por el aspecto lúgubre de Nunca más ni por el cielo nublado.
Tratando de parecer calmado, él se encogió de hombros, y caminó hacía la puerta de la entrada del gigantesco internado.
Esperando no mandarse ninguna cagada.
El próximo en aparecer fue todo un completo distinto, lejos de la comedia y la normalidad de los últimos dos recién llegados. Él apareció de la nada, aquél que conozca al sujeto sabría que de seguro vino caminando desde la estación de tren hasta la escuela independientemente de lo larga que era la distancia.
Después de todo, estaba más que acostumbrado a caminar, no era nada a comparación de pegarle la vuelta al monte.
El adolescente era pálido, con una estatura promedio, de pelo color castaño, usaba anteojos, su cara de expresión monótona era un tanto ovalada, físicamente no es ni muy robusto ni muy delgado, es el punto medio.
Robóticamente, este sacó su fiel celular Alcatel del bolsillo de su pantalón de Jean ajustado, el cual acomodó en su oreja mientras su mirada estaba puesta directo en las puertas de Nevermore.
"Hola... Pa." Saludó a través del celular, después de todo era una llamada de su padre. Su tono de voz era monótono, formal, sin un solo atisbo de sentimientos en su mirada insensible.
"Sí... Ya llegué. Es todo lo que me has dicho. Claro, como diga. Y sí traje el látigo. Nunca se sabe si me aparece algún pombero por estos lados. Dale... Saludo a la ma. Nos vemos después." Él solo se despidió secamente, antes de esconder su teléfono dentro de su camisa abotonada de color negro.
El acento del chico era algún tipo de mezcla entre correntino y un poco de cordobés. El provinciano agarró su pesado bolso, donde fácilmente cabría desde dos a tres personas, y sin decir nada, se acercó hasta las dos puertas del instituto, accediendo sin mayor complicación.
Posteriormente, se escuchó la bocina de un autobús escolar, abriéndose paso hasta la lujosa entrada de Nevermore, y por la puerta trasera se hizo presente un niño delgado con camisa de Pikachu, de sombrero y bigote de puberto, zapatillas de lona negra con un Jean negro, su pelo se definía por rulos bastante desorganizados que tapaban uno de sus ojos. También portaba unos lentes redondos templados en negro, y llevaba una sombrilla del mismo color.
Miró detalladamente la estructura con toques medievales de lo que sería su nueva academia, siendo la primera vez que estará con gente como él.
Tampoco se sorprendió.
"Hmm...(Solo espero que no chinguen a cada rato como en mi anterior escuela, yo creo que aquí si la pasaré bien cabron)"
Pensó, antes de avanzar con su sombrilla cubriéndolo, cargando una cartera de cuero negro que contenía sus cosas.
Uno imaginaría que eso es todo, y no, no es así. Faltaba uno más, el último, que llegaba tarde.
Pedaleando, un chico delgado y de piel clara maniobró sobre su bicicleta hasta detenerse cuando estuvo frente a Nunca Más. Tenía suerte de que los portones eran automáticos, "Mejor tarde que nunca wacho, al fin salí de ese país choto. Chau pobreza, hola racismo." Se contó un chiste a sí mismo, con sarcasmo respecto a las condiciones sociales, eso en lo que frenaba su desgastada bici en el estacionamiento.
El chico tenía el cabello teñido de blanco, teniendo una cicatriz justo sobre su ceja derecha, usaba un conjunto de camiseta oversice de manga corta, pantalones cargo de color negro, zapatillas de un tono carmesí y una cadena de plata enrollada a su cuello. No tenía prisa, y sus maletas sí son pesadas, pues las carga con el tubo del asiento.
"Naaaa' bueno, mirá lo que es esta joyita" Mencionó, había una pizca de sorpresa en su tono; dejando su bicicleta encadenada luego de ponerle el seguro. ¿Por qué? Por costumbres bonaerenses.
El falso albino se arregló un poco el cabello con la derecha, y con la izquierda agarró su equipaje, el par de maletas no le representó ningún problema, aunque no se veía físicamente apto para eso. Y no le movió un pelo saber que se está tardado, al contrario, caminó con mucha paciencia, entrando a lo que será su nueva casa, ya que esperaba encontrar su lugar más indicado en Nunca Más.
Algunos de los chicos ya se iban abriendo paso por los largos y abudantes espacios internos de Nevermore.
Como es el caso del tercero de ellos.
El azabache caminó a lo largo del pasillo, en el cuál no se encontró a ningún estudiante. Estaba lleno de cárteles de diversa índole de los clubes, actividades, eventos e incluso uno gigante anunciando un baile próximo.
"... Yo pensaba que todo eso era un chamuyo de las películas." Él se expresó en voz alta, como lo hace todos los días, con ironía al mencionar ese tópico tan cliché de los bailes escolares. Aún así se sintió pequeño ante la magnitud de Nunca Más. Y observó con sus ojos de color café el rejunte de los casilleros.
"Sí. Definitivamente nada que ver con mi colegio. Gracias a dios."
Agradeció internamente, ya que al menos, salió de su país natal. Era lo único bueno en esto, ya que en sí, no tenía nada que ver con esta escuela y esta cultura más allá de ser un "excluido".
Solo espera que esta decisión no haya endeudado a su familia por los siguientes cien años.
"... A ver."
Cautelosamente, el adolescente miró para adelante y se topó con la entrada del patio, al cuál entró después de relajarse, tratando de parecer más formal.
Sin saber que, a sus espaldas lo seguía discretamente una muy silenciosa silueta, una figura que podrían confundir con la maldita parca de no tener cuidado.
"(... Pa.... Que necesidad de tener que venir acá.)"
La voz fúnebre resonó dentro de la mente del correntino. Él levantó levantó la cabeza, mirando hacía la espalda del adolescente de la piel morena, queriendo fijar su minuciosa vista en algo que no sean las decoraciones coloridas de los pasillos de Nunca Más, lo ponía incómodo.
Era demasiado pretencioso para su gusto, era más de llevar todo en mochilas de cuero y colgarlo en algún perchero.
Es alguien de vieja escuela, un tanto amargado, a pesar de que solamente tenía 16 años. Él preferiría haberse quedado en su país, cocinando carne en su fogón y tomando mate en los terrenos de su familia a mitad de la noche después de cazar algún espanto.
Pero llegó a casa después de que sus padres le insistieron con eso de ser más sociable y de seguir la costumbre familiar de asistir a la escuela Nunca Más.
"..." No dijo nada, se quedó muy callado, suspiró y se adelantó de cara al patio, sin molestarse en ver más de su residencia de acá hasta el fin del ciclo escolar. Se puso una mano en los lentes y se los acomodó, antes de largarse del pasillo, guiándose por esa perezosa caminata de quién le pareció ser su compatriota.
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Poco a poco, los novatos llegaban al patio de cielo abierto, y Larissa Weems, la confiable directora del instituto, los recibió de brazos abiertos, apreciando como esos cinco adolescentes se pusieron uno al lado del otro, claro, con una distancia respetable.
"Muchachos, estoy complacida de tenerlos por fin aquí, en Nunca más. Quiero pedirles que se presenten formalmente ante sus nuevos compañeros, porqué aquí en Nunca Más somos como una gran familia numerosa." La mujer alta les solicitó con el mismo tono de voz maternal, mientras que el resto del alumnado solo mira de lejos al grupo de nuevos.
Larissa quiso continuar, pero se detuvo, ya que, a la par que ella ojeaba a los adolescentes, notó que faltaba uno.
"... Caballeros. ¿De casualidad no llegó con ustedes un chico con el cabello teñido de blanco?" Larissa preguntó, confundida, a lo cuál el quinteto de estudiantes venidos del extranjero negaron. El de los lentes se encogió de hombros, el de pelo largo miró al cabezón, y el azabache pareció más interesado en admirar la fuente del patio.
Así pasaron quince minutos.
"Esta re tuneado esto, bien ahí wacho. Mientras no vea las cuotas del colegio todo piola" La juvenil voz del recién llegado porteño de cabellera teñida rompió con ese silencio incómodo que invadía el patio, recibiendo toda la atención del público y notando la mirada de la directora.
"¿Qué onda?" Preguntó el albino de complexión delgada, siendo un total sinvergüenza, se había tomado el tiempo de recorrer la escuela, de apreciar el diseño y la inversión en los establecimientos del colegio, ganándose el odio de uno en especial.
"Mamaguevo, el coño de tu maldita madre, estamos acá parados hace media hora cabrón maldito." El venezolano le señaló con el dedo índice, acusando al chico de cabello albino con un semblante de fastidio.
"Baja un cambio Megamente, mejor tarde que nunca" El de cabello teñido se limitó a defenderse, sacudiendo las manos en negativa. Weems y los demás estudiantes de Nunca más contemplaron la escena de los extranjeros, no supieron cómo interpretar esto.
"Este wey..." Murmuró el chico de cabello rizado con su voz aguda y acento mexicano, el correntino le miró de forma distante, juzgando al flaco con desaprobación
Weems se llevó la mano hasta sus labios pintados de rojo, y ella se aclaró la garganta, llamándole su atención a los cinco niños.
"Me alegra que se haya tomado el tiempo de hacer un recorrido por todo el instituto, jovencito, pero lo podría haber hecho luego. En fin, le agradecería que, debido a su falta de puntualidad, sea usted el primero en presentarse. Si no es mucha molestia..."
La mujer alta le ordenó, con ese tono de voz tan afable, pero con una mirada más estricta. Después de todo, el chico llegó más tarde de lo esperado.
"Mil disculpas doña, pero usted sabe, pasan que cosas" Pidió disculpas, aceptando el regaño fácilmente usando el sarcasmo. Por irresponsable que sea, sí se dignó en aceptar su error.
El falso albino caminó, relajado, y se puso frente a los chicos de su instituto, no era de su preferencia ir primero, pero tampoco era algo molesto. No era extrovertido pero tampoco es extrovertido, el chico sólo quería pasarla bien; mirando tranquilamente hacía adelante.
"Que onda gente ¿Todo bien? Yo me llamo Nero Fornel, vengo de Argentina, o como yo diría, argenzuela, esta es mi primera vez en gringolandia y nada...ah, si, también soy un lobizon. Y coso, nada, termine acá porque si seguía allá me cagaba muriendo de hambre, nos vemos che"
Explicó Nero, mostrándose como alguien buena onda, sereno, pero también como alguien que anda sumergido en las nubes. Así fue que concluyó su presentación y se regresó con los demás, al lado del azabache.
Larissa asintió y siguió con la vista a Nero, parecía ser un chico muy agradable, a pesar del polémico estilo de humor que manejaba.
Pero, sin decir nada, ella le dió una mirada expectante al otro niño que llegó de argentina, el cuál miraba a la misma nada, y estaba cruzado de brazos.
"Eh... Oye, Wey, pos me parece que sigues tú." El mexicano que se encontraba a su izquierda le habló de cerca, dándose cuenta de que este estaba en su propio mundo.
El azabache levantó una mano y se puso los dedos en la barbilla, ahuecando su propio mentón, ni se dió cuenta de que sus futuros compañeros le miraban, algunos intrigados por la nula respuesta del argentino.
"(¿Fornel?... Juro que conozco ese apellido, ¿pero de donde? Que raro.)" Pensó, con un tono de voz reflexivo subconscientemente, y el residente de Morelia le dió un codazo a la costilla, pues lo vió distraído. Él se asustó un poco, y automáticamente volteó a verlo con una ceja levantada. A veces cuando piensa en algo, se pone como en modo automático, y no escucha un carajo, entonces lo miró con fastidio.
"Dale, pelotudo, cómo me vas a pegar así, la concha de tu madre. Me hiciste cagar en las patas." Él contestó, en voz alta, tanto que el mexicano se tambaleó un poco y se puso más pálido todavía. Pero el azabache se puso rígido, luego de sentir la mirada de todos, es ahí que bajó los hombros y soltó un suspiro prolongado.
Otra vez lo mismo. Siempre le pasa eso de alzar más la voz sin darse cuenta. Él le dio una buena palmadita en el hombro al chico de pelo rizado.
"Disculpá... Fue sin querer." Él se lamentó, con los ojos mucho más entrecerrados. Era imposible esto de tener tanta mala leche.
"No pasa nada Wey." El de pelos enrulados se lo tomó bien, algo aliviado. Solo fue una reacción inesperadamente agresiva por parte del otro sudamericano.
Weems vió el intercambio de los dos, y no dijo nada, ya que esa disputa acabó tan rápido como comenzó. El azabache parecía alguien huraño por su manera de hablar, pero, a la vez, notó que es muy tranquilo. Un buen chico.
A Nero le causó cierta gracia el momento entre el mexicano y el argentino, pero eso se disipó al ponerse a pensar.
"(Para, Agustin Flores, me parece que a este mono lo conozco...)"
Ese nombre y apellido le sonó en la cabeza, pues le recordaba a alguien de su pasado, alguien con esa misma identidad.
Acá es donde el azabache dió dos pasos, se llevó la mano derecha a la parte posterior de la cabeza, rascándose la nuca con inquietud ante la multitud de estudiantes de Nunca Más.
"... Me llamo Agustín, Agustín Flores. Y yo, bueno, yo soy un Pyro." Dijo, sin darle demasiada importancia al hecho de ser un tipo de excluido muy inusual, pues en el mundo solamente habían tres de ellos, como una especie en peligro de extinción. Su voz era monótona, más reservado y solvente.
Claro, era su manera de que no se convierta en un manojo de nervios. No quería ponerse a tartamudear por su disgusto de hablar frente a un público tan grande, eso le recordaría a su escuela.
"Es un gusto, supongo." Agregó, vagamente, antes de regresar a su lugar, sin contar un carajo de su vida ni de sí mismo. Pensó que a nadie le importaría.
De aquí en más, el resto de esos extravagantes chicos comenzaron a ir por su cuenta, sin necesidad de que la directora se los pida. Y el siguiente era el mexicano de la sombrilla, quien sacudió con algo de ansiedad sus hombros por la razón de tener que dialogar con tantas personas viéndolo.
"Hola, mi nombre pos, es Angel Chavez, soy de México y bueno, soy un vampiro wey. Un gusto weyes"
Aunque se notaba la inquietud en sus palabras, mantenía ese tono educado que lo caracterizaba, rascándose la nuca durante todo su diálogo por la presión social ya mencionada, volteandose rápidamente para colocarse como piedra rígida al lado de ambos argentinos
("Espero haberlo hecho bien we")
Pensó Ángel, inseguro respecto a su futuro aquí.
El siguiente en tener que pasar es el niño del pelaje marrón, el cual vaciló un poco.
"Hermano..."
La criatura no sabía qué decir con exactitud, y por los nervios, todo su pelaje empezó a sacudirse tal como tiras de confeti pues era un reflejo corporal, recibiendo una patada del venezolano para que se apure.
"Rápido mamahuevo, no puede ser que hagas esperar a la gente coño, vergüenza me daría a mi"
El venezolano se cruzó de brazos por la indecisión del chileno, pero la directora lo miró feo por haber hecho esto, así que el cabezón se hizo el tonto y desvío la mirada.
"¡Hermano, por que me empujai!"
El chileno tropezó con su propio cuero cabelludo pero no tardó mucho en recomponerse.
"He, hermano, yo...soy Shiza Emilio Santis Valdebenito y soy de Chile...pero soy un itt, pero que son cosas de distintas porque el itt es mi especie pero el ser chileno es mi nacionalidad así que...nada po, eso noma'"
El peludo se dio la vuelta para voltear su cabeza mirando a sus compañeros en fila, a la directora y a los estudiantes para ver su reacción rápidamente, solo para hacerse a un lado colocándose cerca del mexicano
"Nooo wacho, el re wookiee, amigo ¿Como haces cuando te bañas?"
Pregunto inesperadamente el joven de pelo albino, con una expresión de buena vibra e impresión acompañada, preguntando sin remordimiento por la curiosidad que lo consumía
"Hermano, solo gasto 3 botellas de shampoo po."
El venezolano siguió, no tardo 1 sólo segundo en avanzar al frente ajustando su remera oversize del barza y tirando con sus manos las cadenas de oro que portaba.
"Muy buena mi gente, que lo que, mi nombre es la maldita fucking Cabra aquí pal presente, pero me pueden llamar César Martinez, yo soy de mi amada Venezuela bellakos, Maduro mamaguevo. Vendo riñoneras que traje conmigo en mi mustang to' deportivo papi, tu sabe'...coño, los deje en el auto pero las vendo a luca' 500 pa' el que este interesado ya sabe y mi loco, yo soy del clan de...
En un intento "impactante" de querer sacarse su máscara de piel humana clavándose sus dos dedos en sus fosas nasales y estirar para arriba terminó solo haciéndose daño, como alguien queriendo quitarse su rostro con fuerza pensando que es una máscara.
"Coñazo la maldita yema, ahí vamos de nuevo. Yo soy del clan...¡SKELETON!"
Reveló finalmente sacándose literalmente su rostro como si fuera una capucha, revelando su cráneo a la vista de la gente y sus 2 ojos color café sin párpados clavados en sus cuencas, imaginando que todos se sorprenderían ante su revelación sobrenatural pero prácticamente todos los estudiantes se espantaron
"Mamaguevo tampoco era para tanto coño...ya esta, nunca más loco, coñazo de la madre"
Volvió a ponerse su máscara facial de piel y cabello real tan rápido como noto las expresiones de disgusto que lo rodeaban, dándose media vuelta algo decepcionado porque nadie lo aclamó.
Weems abrió la boca, lista para llamar al último, pues todo había marchado bastante bien, estos chicos eran bastante pintorescos y cada uno era muy distinto al otro.
"Le pediré que pase al frente, joven-"...
La mujer del cabello rubio no se vió en la obligación de acabar su frase, pues, en algún momento aquél adolescente con lentes y con cabello castaño se adelantó hasta quedarse al frente.
Era como un fantasma.
''Yo soy Maxi Obregón.... Pero prefiero que me llamen Reaper. Así me dicen mis viejos." El tipo del bajo perfil solicitó, con una voz fría, desmotivado. "Y soy un Nahual." Finalizó, secamente, lo único que consiguió fue causar una serie de murmullos entre todos los estudiantes.
En Nunca Más, se sabía que los Nahuales eran muy fuertes, de los más reconocidos en el mundo sobrenatural de los marginados, pues son capaces de adoptar la forma de su espíritu animal. La directora le sonrió al chico de la personalidad silenciosa, le puso una mano en el hombro, con una sonrisa luminosa. Al igual que sus alumnos, ella estaba muy feliz de volver a tener un Nahual dentro de Nevermore.
Algunos empezaron a gritarle, y a rogarle que se transforme.
"Tus padres eran amigos míos. Tu madre era muy buena amiga mía, y esos dos eran inseparables. Por eso estoy orgullosa de que ellos te hayan enviado a formarte con nosotros." Weems le habló, con una voz radiante. Ella no iba a revelarlo, pero era gran fan de los Nahuales, eran leyendas en este ambiente.
"Eh... Gracias mi doña." Reaper se sintió cohibido, pero más allá de eso, no mostró expresión facial más allá de acomodar sus lentes.
Un chico en la multitud alzó su mano, era Xavier Thorpe, aquél pintor del que Enid le habló a Merlina, usaba un moño en el cabello para atar las puntas de ese pelo rubio oscuro, con el uniforme impecable. "Oye, te podrías transformar? Creo que a todos nos gustaría verlo." Xavier le pidió, amablemente.
Quizá más tarde pintaría esto en algún cuadro.
Reaper miró al chico de los ojos color oliva, después vió a Weems de reojo, la cuál le dio una dulce palmada en su espalda.
"Ánimo, no te diré nada si no lo quieres hacer, joven. Pero yo también estoy emocionada por ver en qué te convertirás."
"¡Yo también quisiera ver eso!" La voz infantil de Enid se pudo oír en la multitud, ella levantó la mano y pidió por esto en tono de súplica.
Reaper se sintió entre la espada y la pared, pero él suspiró, con algo de dramatismo, antes de asentir y contestar. "Bueno, como ustedes pidan..." Mencionó. Su padre era conocido por el poder de volverse un Cerberus de tres cabezas; y su Mamá un leopardo de las nieves, así que las expectativas sobre él parecen muy altas.
Reaper dobló las rodillas, tomó un poco de aire y, con un signo claro de vergüenza, pegó un salto, dando una vuelta por los aires antes mientras que todo su cuerpo cambiaba de forma antes de aterrizar.
...
¿Eh?
Todos se quedaron en silencio, y Agustín se tapó la boca, ahogó su risa en lo más profundo de su pecho, distinto a Nero, el cual ya se había tirado en el piso, su rostro se tiñó de rojo al empezar a golpear el suelo ruidosamente, riéndose de manera desaforada.
No era un basilisco, tampoco es un Minotauro o un Fénix. No. Ni nada parecido.
Era muy pequeño, diminuto, con ojos saltones, el rostro repleto de arrugas y dientes visibles, con la lengua de fuera, orejas plegadas hacía adelante y una cola con un patrón espiral que él sacudía a los lados.
Es un Pug.
"No podes hermano ¡JAJAJAJA! No podes ser-...
Nero no soportó, se arrodilló y se estalló de la risa, empezando a darle golpes al suelo con la mano apretada en un puño.
"Amigo, Reaper es como el hijo recién nacido de esos padres que son re sanos y tienen muy buena salud, así que todos piensan que el hijo va a salir igual pero cuando salen los resultados del hospital ven que se escaparon un par de crosomas de más y..."
Simplemente el volvió a reírse al no poder resistir la tentación de lo que estaba por decir acorde a la situación.
"Reaper es como el nene con discapacidad, pero de los Nahuales!"
Sabiamente, a pesar de ser muy consumido por las risas, tuvo la inteligencia de hablar en Español para que nadie capte su chiste.
Aún así, Agustín se adelantó y le rodeó el cuello utilizando solo el brazo izquierdo, tapándole esa maldita boca imprudente con la palma abierta. Ángel se quedó al margen de la situación, oyendo al argentino más desnutrido reírse como un idiota sin detenerse a pensar en lo que dice.
"Flaco, por favor, cállate un rato. Nos van a sacar a las piñas de acá, no estamos en Buenos Aires." Advirtió con el ceño fruncido, algo irritado por la ruidosa voz forzosamente grave del pibe lobo, en reprimenda por ser tan sacado con lo que decía. Porque era de todo, menos moralmente aceptable. Era por su bien.
Ángel puso los ojos en blanco y suspiró con resignación. Cuando Nero se calmó, el sensato Pyro lo soltó, aunque Fornel aún se ríe.
Weems pensó intervenir, ya que, bueno, no está bien que se rían del chico, pero antes de eso, el adolescente gorgona del gorro de lana, Ajax, se le acercó al pug recién convertido.
"Amigo... Que ternura. Adoro a los cachorros." Ajax se arrodilló delante de Reaper, el cuál movía alegremente la cola sin querer. Él imaginó que al correntino no le iba a molestar, así que le puso la mano en la cabeza y le frotó las orejas con una sonrisa.
Sin embargo...
Reaper escondió el rabo, retrajo sus orejas y sacó los dientes con un inconfundible gruñido.
"... Pa... Soltá." Advirtió, pero el chico se rió ingenuamente, a lo cuál Reaper actuó.
Y le mordió la mano, hundiendo sus caninos en la mano de Ajax.
Ajax puso los ojos en blanco, él contrajo sus facciones afiladas y levantó la izquierda, donde ese Pug colgaba, sin aflojar con su mordisco.
"¡AAHHHH!" El adolescente con el gorro de lana gritó, con dolor, y sacudió repetidamente su mano intentando que el perro lo suelte, hasta que Reaper se resignó y lo liberó de sus fauces. Ajax tomó su distancia y se tapó la mano con su derecha, mirando a la directora.
''Ajax, eso fue grosero, estuvo muy mal. Vuelve a tu lugar. Ya.'' La mujer mayor le dijo, como un regaño. Reaper lo tomó como una falta de respeto a toda su integridad, y volvió a amenazar con un gruñido y sus patas bien puestas en el suelo, mirándolo con odio.
"... No fue para tanto." Murmuró Ajax, adolorido, con la mano bien hinchada, quién sabe si ahora se contagio de rabia, miró al pug con arrepentimiento, pero Reaper se dió la vuelta, expulsando un aura de muerte al regresar. "Puta que te parió..." Exclamó, volviendo a su forma humana durante una reconversión abrupta.
Él se vengará más tarde, eso es muy seguro.
Weems suspiró, entendiendo el enojo del Nahual. Reaper solo se quedó callado, molesto, pues no le sentó bien eso. Agustín por su parte siguió con la vista al tipo de la gorra de lana, quién se quedó al lado de Xavier, apenado, pero el pintor negó con la cabeza.
"Que tipo pelotudo." El azabache dijo, irónico, mirando de reojo a Reaper, apoyándolo en silencio.
"Che, está bien. Es alto salame, se lo merecía." Agustín le susurró de forma casual, compadeciendo al compatriota. Reaper suspiró y se quedó callado.
"Ese musulmán no puede ser tan boludo amigo, encima sus viejos lo mataron con el nombre" Comento Nero sobre la reciente situación, específicamente sobre el chico gorgona pensando que solo era un tonto y aparentemente apoyando al chico pug por la decisión que tomo
"Lamento eso, niños. A veces me olvido de que algunos alumnos son algo imprudentes..." Weems les dijo a los nuevos estudiantes de Nunca Más, disculpándose por lo ocurrido con Ajax. Ella se tomó sus manos y sonrió, recorriendo con sus ojos a los extranjeros.
Ella sonrió satisfecha, hizo una seña con su mano y uno de sus alumnos favoritos se manifestó ante los nuevos. "Caballeros, les presento a su guía. Él los hará conocer sus dormitorios."
Vestía un overol con los colores e insignia de la academia, era alguien bajito, piel morena, cachetón algo rellenito con el pelo largo atado con una cola de caballo que lo tenía entintado de color rojo, además de contar con una cicatriz en línea horizontal en medio de su nariz.
"Yo soy Godofredo García, pero llámenme God pos. Veo que ustedes son los nuevos morros de esta escuela, ya me habían dicho que vienen de latinoamerica así que bien pinché bendecido sea Dios de que no tenga qué hablar inglés como un pendejo todo el día otra vez"
Su bienvenida parecía culminar por un satisfactorio alivio de que con estos estudiantes podría usar tranquilamente su lengua natal y comprenderse mejor en temas culturales; limpiándose las manos con un paño suave las cuales parecían tener algo de aceite
"No pos no sean tímidos, vengan que les enseño este ranchote, nomas no armen desmadre que ya los veo haciéndose los mamones. Siganme w."
Es así como los alumnos nuevos de Nunca Más se marcharon por detrás del mexicano, dejando el patio nuevamente en silencio, o así fue hasta que los estudiantes regulares de Nunca Más iniciaron sus conversaciones, pues en muy poco tiempo, pasó de todo.
"... Son estereotipos en carne y hueso. Genial." Merlina por fin habló, habiendo estado callada durante todo este tiempo. Con esa cara de pocos amigos, algo que se ganó una reprimenda de Enid.
"No seas cruel. Son... Bastante diferentes a los excluidos que había visto aquí antes, aunque admito que lo del chico hueso... Fue raro de ver." Dijo Enid con su forma de hablar apresurada, y arrugó su barbilla cuando hizo referencia a lo de César, a ella no le gustan las cosas asquerosas, le daba repelús.
"... De todos modos no importa." Aclaró la chica Addams, dándose la vuelta. "Llévame a retirar mi uniforme y te dejaré que vayas a seguir con tus tonterías de doña chismes." Finalizó Merlina, e hizo referencia al blog de Enid, ya que sabía que seguramente escribirá de los extranjeros en su página web personal sin propósito.
"¡Allá vamos!" Enid contestó con la sonrisa habitual, yendose al lado de la gótica inexpresiva, dando un par de saltitos al caminar, para el disgusto de Merlina.
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"Bueno pues hasta aquí llegué morros, me dijeron que les enseñe toda la escuela pero yo digo "¿pa que?" Si total ya hice de guía como 4 veces y en esas 4 veces los pendejos de los nuevos se perdían igual, les diría donde me pueden encontrar pero no quiero que anden chingando así que nomas les digo que hasta aquí llega el recorrido. Ya les digo que en esta escuela todos son gringos y ¿que con eso? Pos que esto no es latinoamerica cabrones, así que aguas con eso"
El mexicano con overol escolar sacaría unas llaves de su cinturón de herramientas, una se la entregaría a Agustín, otra a Reaper, Shiza y por último a Jotaro. Cada llave traía consigo un número que representaba la habitación que le tocaba a cada uno.
"Estas mamadas son las llaves de sus habitaciones w, solo se pueden de a 2 porque a la chingada. Estos cabrones no querían pagar para hacer las habitaciones más grandes. Recuerden cuales son las reglas: las luces se apagan a las 10:00 PM, no a la música alta y la última regla es que no pueden haber morras y morros en un mismo dormitorio pero la neta, ustedes me dan la vibra de que aunque eso no estuviera prohibido ni chingando llevan una gringa a la cama. Pos nada, nomas era eso, bienvenidos a Nevermore y pásenla chido"
Sentenció aquel particular joven, con su forma de hablar tan "llamativa", pasando a un lado del grupo de pubertos para marcharse hasta detenerse y darse media vuelta
"Puta madre casi me olvido w, el que se transforma pug, no se como te llamas pero tu compañero te lo vas a encontrar después porque tiene que entregar no se que mamadas. Nomas te digo que se parece a ti w, ahora si. Nos vemos carnales"
God se fue, llevando consigo su bolsa con herramientas. Les dió un recorrido muy pobre, nada de platica, nada de salones, nada de las cosas propias de la escuela y prácticamente, solo fue llevarlos hasta los dormitorios y nada más.
El grupo de los novatos se quedó a la mitad de ese largo y silencioso pasillo, Jotaro y Shiza se miraron entre sí sin decir nada, o al menos hasta que, Reaper se dió la vuelta, preparado para meterse a su nuevo y glamuroso refugio. Hasta que Agustín le dirigió la palabra, por el inesperado escenario que formó hace tan solo unos momentos
"Che, mono, armaste una escena ahí afuera"
Reaper se detuvo, volteó y le regaló una mirada muy penetrante al chico de la piel bronceada y cabellera azabache, examinando sus intenciones a través de sus lentes traslúcidos.
"... Sé manejarme solo... Pa. En corrientes, una vez dormí en medio del monte, adentro de la tripas de un yacaré." Reaper explicó, y se agachó de hombros, con un tono de voz bajo e indiferente, haciendo girar el pomo de su puerta. "Y ni se les vaya a ocurrir seguirme." Finalizó, entrando al cuarto y cerrando de un portazo.
Agustín miró esto, ese pibe era muy confuso. Es decir, ¿qué tenía que ver eso con su pregunta?
''Y... eso no tiene nada que ver con lo que dije... Ah, ya fue." Agustín se rindió ante esa personalidad tan seca y tan particular que tenía el provinciano, quién se fue y sin mediar palabras.
Entonces, el bonaerense de ojos color café, rodó sus ojos hacía Nero, con una expresión en blanco pero con un tono de ironía.
"Me parece a mí que está enojado con vos."
"Me chupa un huevo, amigo. Nadie puede negar que fue un cago de risa lo del pug, pero le reconozco que el flip estuvo zarpado" Nero le contestó sin pensarlo mucho, manteniendo esa misma pose de holgazán con las manos en los bolsillos.
"Mamaguevo, quien se cree que es para hablarme así, coño. Si supiera cuantas malditas bellakas se acercaron a querer ver el único lugar donde no tengo el hueso, ahí tu chamo" César se resintió mucho con el pelirrojo, yendose enojado por su comportamiento maldeucado hacia su habitación mientras era seguido por Shiza.
"Al chile yo quiero ver mi nueva cama, ahí se ven." Anunció el vampiro optimista, ni corto ni perezoso, yendose a su cuarto..
Cerrando la puerta, dejando solo al dúo bonaerense.
''No creo que ese sobreviva sin nosotros. Viste cómo son estos gringos." Opinó el Pyro sobre la personalidad de Ángel, mientras se frotaba la mejilla.
"Para, Spider-man. Esto no es Argentina, acá se ven todos más tranquilos. Igual si pasa algo, lo ayudamos, que acá no se quieran hacer los vivos estos yankees." El de mechones blancos sentenció despreocupadamente, en lo que su compañero metía la llave en la cerradura del cuarto.
Y santo dios...
Agustín apreció cada detalle del cuarto de dormitorio, agarró la mochila y caminó lentamente hacía la cama en la izquierda, mitad que le vendría correspondiendo a él, dejándole la otra parte a Nero.
La habitación era confortable, y por mucho, superó todas esas expectativas bajas que él puso antes de llegar a la escuela. No solamente el colegio era uno de bastante calidad, sino que este dormitorio, para él, era como un maldito penthouse en las Vegas.
Y aunque no lo admita, por nada del mundo, estaba contento de por fin tener una pieza propia.
Dejar de dormir en el comedor de su casa, como pobre.
"Che, fíjate si el inodoro tiene la cadena. No vaya a ser cosa que tenga que usar un tacho ahí."
Agustín le sugirió a Nero, ya que el lobizon corrió a meterse al baño, pero él todavía mantuvo sus reservas, con ambos ojos entrecerrados, mientras que se inclinaba y ponía ambas manos en la cama, empujando el colchón hacía abajo, comprobando que la madera no se rompa ni que esos resortes hagan ruido.
Típicos traumas de porteño de clase media, tirando para abajo.
Nero se encontraba arrodillado en el baño, abrazando el inodoro nuevo solo para el como si de una mujer embarazada se tratase, acariciando suavemente la tapa reluciente.
"Que cadena pibe, acá solo tenes que presionar un botón y fiumba, esta belleza ya se lleva todo"
Respondiendo con franqueza y admiración por su nuevo baño, estaba claro que aquí la cisterna del inodoro funcionaba a la perfección y no necesitaría una cadena para que el agua fluya.
El joven delgado una vez dejó de apreciar el baño como si fuera su profesora de Literatura de 4to año, caminó a la cama para tirar su mochila a un lado y tirarse sin más al colchón, notando como este era de calidad pues era tan suave como cómodo
"Ya tenemos el colchón, hace falta la wacha nomas"
Luego de relajarse un poco se levantaría de la cama para irse al balcón con su genial vista del resto de la academia y del exterior.
"Esto no es un colegio amigo, es el paraíso" Nero habló en voz alta, admirando el paisaje de su escuela y el bosque alrededor de Nunca Más, muy diferente a las vistas que Buenos Aires le sabía dar. Era un mundo nuevo para ambos chicos.
"No te niego que es un lujo esto."
Contestó el moreno, quien abrió el cierre de la mochila que traía consigo todas sus pertenencias, y en vez de sacarlas una por una, prefirió agarrar desde abajo la mochila, sacudirla y arrojar toda la ropa sobre su querida cama nueva.
Entonces, mientras que su compañero de cuarto está en el balcón, explorando los últimos rincones de la habitación, él se dedicó a separar y acomodar toda esa ropa.
Era un maniático del orden.
"Decí que todo esto entró acá." Suspiró, tomando la mejor camisa sin mangas que empacó, sacudiendo la musculosa para quitarle las arrugas. Después, echó eso encima de lo demás y giró la cabeza para echarle un vistazo a Nero, algo en él sigue sonandole familiar por algún motivo.
El falso albino entró de nuevo en la habitación, viendo que Agustín ordenaba lo suyo, entendió que debería hacer lo mismo. Así, los dos sacaron todas sus cosas, y las fueron colocando en los roperos correspondientes, con pereza.
Nero terminó rápidamente, y se sentó en la cama, echándole un ojo a la cantidad de ropa que su compañero Agustín recogía de la mochila. "Che loco, te quiero preguntar algo, así de una" El lobizon rompió el silencio.
"Sabes qué? Yo también pensaba preguntarte algo." Agustín solo le contestó, había reunido toda esa ropa que sacó de la mochila en dos montañas, las cuales ordenó
Agustín le lanzó perfectamente la botella de desodorante a Nero, y se enderezó, volteando a darle la misma mirada de desconfianza y de curiosidad, a él no le gusta un carajo cuando se le escapan así los detalles boludos.
"Negro, de casualidad... Vos y yo nos conocemos, de algún lado? No sé por qué, pero me da esa corazonada, desde hace un rato ya.''
"Tu nombre me suena, aparte de que sos un Pyro. ¿No será que vos vivís en Laferrere?" Nero fue más precavido.
Agustín se acercó a Nero, rígido, e incluso su flequillo le tapó los ojos un rato, mientras alzaba la mano izquierda y lo apuntaba directamente, caminando tres pasos hacía él.
Y cuando daba la impresión de que el moreno iba a meterle la fajada de su vida al más delgado de ahí, se detuvo, porque el nene lobo tenía razón.
Nero también se había levantado y posicionado con firmeza, el tipo era más alto que el pero aun así no logro intimidar lo pensando en su cabeza "(¿Ahora quiere armar quilombo este fantasma?)" Pensó al ver como el azabache se acercaba a el con firmeza y un rostro de pocos amigos8
"Posta... Fornel, sos vos?" La voz de Agustín cambió, su tono pasó de ser reservado, a ser uno más alto y confiable, quizá hasta sonó animado, reconociendo bien al chico.
Una sonrisa de complicidad se le dibujó en la cara al azabache con la naturaleza de Pyro.
"No te veía hace décadas flaco, estás hecho mierda." Agustín agarró la mano de Nero y se la estrechó poderosamente en un fuerte apretón de camaradería.
"Para...¿Agustín Sebastian Flores? ¿Posta eras vos?" El chico abrio sus puños al ver que no habia necesidad de usarlos, relajándose totalmente pues al parecer se encontró con una vieja amistad de hace años, correspondiendo al apretón de manos mientras sacudía ambas extremidades arriba y abajo
"¡Yo sabía que eras vos! ¡Que onda! ¿Todo bien? Wacho, si que cambiaste con el tiempo. Ahora estás más feo" declaró el lobo.
Agustín abandonó todo rastro de hermetismo, mientras le suelta la mano a Nero, palmeando los dos hombros de su viejo amigo.
Se conocen desde pequeños, ya que, sus padres eran amigos, o al menos solían serlo.
"Déjate de joder, Fornel. ¿Cuánto pesas? ¿Cincuenta kilos?" El Pyro preguntó en voz alta, siendo tal como es normalmente, irónico e indiscreto
"Lo único acá que pesa 50 kilos es la poronga que tenes metida en la cola, amigo...y capaz el mexicano vampiro"
Le respondió con sarcasmo e ironía, había captado que simplemente era un intercambio de insultos en broma
"Gracias a dios, amigo. No sabes la paja que me daba la idea de tener que convivir con un desconocido. Mirá si alguno se ofende por las boludeces que yo digo, y tener que volver a dormir en mi casa de mierda. Yo no quiero que pase eso, te juro que me pegaría un corchazo." Él se pronunció, mirando hacia arriba, hacia el bombillo de luz colgando del techo, cambiando su voz a uno más dramático, a sabiendas de que, el peor enemigo de un argentino, era otro argentino.
"La violencia intrafamiliar te pego fuerte eh, tranqui. Igual también me sirve que estés acá porque me da que todos los de este colegio son más fresas que la fruta"
Correspondio el teñido a lo angustiante que hubiera sido no tener a alguien conocido o que entendiera su "Interesante" forma de ser en ese lugar
Pero, de repente, el ambiente de familiaridad se quebró en miles de pedazos, cuando un grito de enfado atravesó la pared.
¡¡Aaaay, mamayemaaaaa!!", "¡El coño de tu maldita madre, perro del diablo! ¡Como vuelva a ver otro agujero en mi penthouse te voy a meter todo el hueso por el hueco del culo ¿Oite'? ¡Coño e' tu pepa!" Resonaron las voces de los de al lado, César y Shiza, haciendo que Nero se ría y que Agustín se masajeara la frente, sofocando sus ganas de reclamar. Era algo sobre Reaper perforando la pared de la nada.
Nero le sonrió al azabache, pues se imaginó qué clase de cosas le pasarán acá. "Acá se va a armar de la buena." Intuyó el flaco.
"Así parece..." Concluyó Agustín, con amargura. Parece que todas sus ideas de quedarse encerrado entre cuatro paredes era mucho más peligrosa de lo que imaginó.
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Merlina se cansó de su cita con la doctora Kinbott, su terapeuta, así que se escabulló por la ventana y se encaminó hasta una cafetería llamada Wheatervane. Allí dentro aparentemente se había roto la única cafetera, y el empleado del local trató de leer el manual, pero sin previo aviso, Merlina apareció delante suyo, como un fantasma.
Merlina, con su típica actitud de sequedad, le solicitó un café del tipo expreso, pero la máquina en palabras del empleado no sirve y sufre convulsiones.
La gótica bajó los ojos, observó la cafetera, que largaba humo como un caldero. "¿Qué le pasa a tu máquina?" Preguntó la chica del uniforme negro, el chico solo se encogió de hombros, "Es una bestia muy molesta con mente propia, y no me ayuda que las instrucciones estén en italiano." Finalizó su explicación, echándole un ojo al libro. La gótica solo se cruzó y agarró el manual, y con tan solo leer, le pidió al chico un destornillador y una llave.
"¿Qué? ¿Tú... Entiendes italiano?" Preguntó el chico, incrédulo.
Merlina lo miró, indignada, "Por supuesto, es la lengua nativa de Maquiavelo. Este es el trato: voy a reparar tu máquina. Luego me preparas un café y me pides un taxi."
Merlina rápidamente usó todo su conocimiento en aparatos para ir arreglando la cafetera, hasta que lo hizo, de paso, el adolescente de personalidad amable le comunicó que en Jericó no hay taxis, siendo como un punto muerto en lo que a transporte se respecta. Lo más cercano era Burlington, estación de trenes que está como a una hora de viaje en auto.
"Guau. Gracias. Y yo creí que los de Nunca más no se ensuciaban las manos." Expresó el castaño, y colocó la tapa de la cafetera otra vez en su sitio, antes de voltear a ver a la gótica. "Me llamo Tyler, por cierto. No oí tu nombre o, ¿es algo que no debería saber?" Dijo Tyler, presentándose de manera formal.
"Merlina." Ella hizo lo mismo, con aspereza. Tyler le sonrió y suavizó su expresión. ¿Qué te parece, Merlina, si para demostrar mí agradecimiento, te llevo a Burlington?"
Ella se enderezó y se apresuró a dar media vuelta, "Perfecto, pon mi café para llevar." Ordenó, pero Tyler la detuvo.
"Ah, es que, salgo dentro de una hora." Tyler le explicó, pero ella solo sacó unos billetes para que finalmente aceptará. "¡Veinte dólares! Muy tentador, pero no." Se negó al instante, obligando a Merlina a aumentar la oferta con cuarenta dólares. Tyler se sintió apenado y bajo la cabeza, luego volvió a mirarla a los ojos.
"Ah... Oye Merlina, voy a contarte algo sobre mí. Nadie me compra, así que, o esperas o encuentras alguien más que te lleve." Tyler permaneció en su postura, pero Merlina se resignó, yendose a sentar en una mesa al lado de la ventana.
Minutos despues...
Merlina bebía su café con una tranquilidad inamovible, hasta que un trío de adolescentes la vieron por el panel de cristal de en la cafetería. "Es una de los raritos" dijo uno de ellos.
El moreno, llamado Lucas, entró en el local, seguido por sus dos amigos. Merlina los miró con un poco de sospecha, porqué iban vestidos con trajes de peregrino.
"¿Qué hace una rarita de Nunca más aquí?" Demandó Lucas, que parecía ser el líder. Su amigo, el más bajo y llenito, continuó con ese incómodo juego, y señaló a Merlina.
"Esta es nuestra mesa." Declaró el chico obeso, haciendo que ella les dé una mirada gélida.
"¿Por qué están vestidos como fanáticos religiosos?"
Los tres se miraron, sintiéndose confundidos. El tercero, el más alto, intentó reprenderla. "Somos peregrinos"
"Es la misma cosa." Insistió la chica, sentada en su asiento y con la taza de café en la mesa.
"Trabajamos en mundo peregrino." Intervino Lucas, quién sacó de su bolsillo un folleto del parque recreativo en cuestión. Merlina tomo el papel y lo deslizó cerca suyo, dándole una repasada por encima.
"Se tiene que ser especialmente estúpido para dedicar un parque a fanáticos responsables del genocidio." Merlina habló con naturalidad, dándole lo mismo la reacción de estos tres idiotas. Eso enfadó a Lucas, quién frunció el ceño.
"El dueño del parque es mí papá. ¿Le dijiste 'estúpido'?" El chico de piel morena reclamó, ganándose una mirada apática de Merlina.
"Si la hebilla le queda..."
"Ey, déjenla en paz."
Tyler agarró a uno de ellos del hombro, queriendo bajarle los humos a la tensión entre estos cuatro.
"No te metas, Galpin." Lucas lo trató de sacar de inmediato, pero Merlina se levantó de su silla y se acercó al moreno.
"Si, no te metas." Advirtió, y se le paró en frente a Lucas. Este puso una mueca amenazante ante la niña de las trenzas.
"Contéstame, Freak, ¿has peleado con un normie?" Exigió, dispuesto a pelear. Pero Merlina...
"Ninguno ha logrado vencerme jamás." Declaró, no había ningún rastro de temor en sus ojos.
La cosa pintaba mal, pero lejos de ese enfrentamiento inesperado, en el otro extremo de la cafetería estaban Agustín, Reaper y Nero comiendo sándwiches, bebiendo café y probando galletas. Los tres eran como turistas en un lugar al que nunca pensaron llegar, pero pensaban gozarlo al máximo.
"Che, Agustín. Allá se van a dar de guadañazos." Reaper comentó en su forma humana, tras notar como Merlina está a muy poco de irse a los golpes. Pero el susodicho azabache levanto su mano izquierda y la agitó frente a los ojos de su amigo.
"Me chupa un huevo. Déjame comer." Agustín respondió, con migajas de pan alrededor de sus labios, sosteniendo el sándwich de jamón y queso entre sus dos manos. De dónde venía, había visto a gente matarse por cosas estúpidas, todo el día, todos los días, así que una pelea normal en una cafetería no era de su interés personal.
Nero se rió de esto, mirando esa pelea, la cuál Merlina dominaba con una sonrisa, mientras le daba un mordisco a su sándwich de jamón y queso.
"Para ser un festival ambientado en el siglo 17, me parece raro que a la que acosen sea a la persona blanca y no al revés" Dijo, con ese humor burlón señalando a la escena que llevo a cabo la gotica, quien fue atacada por el hijo afroamericano del alcalde y sus amigos de mala influencia.
Agustín suspiró ante eso, bajó su respectivo sandwich y entrecerró sus ojos color café, apoyándose en el respaldo de su asiento con aburrimiento. "Te recuerdo que son pueblerinos, no les vayas a pedir mucho. Les tiras un libro y salen corriendo." Pronunció el azabache, con una expresión de monotonía adornando su rostro bronceado. "Y lo digo sin querer ofender a Reaper." Agustín aclaró e hizo alusión a la condición de su compatriota del campo.
Reaper entendió que claramente Agustín suavizó sus palabras porqué él pagó la merienda. Pero ya se iba acostumbrando a las burlas de los dos porteños.
"Cerra el upite y come. No pienso volver a explicarte que yo soy tan civilizado como ustedes." Reaper contestó, cortante, escuchando todos los pedidos de ayuda por parte de los peregrinos.
Irónicamente, para sorpresa del trío de argentina, una paloma que viajaba con 3 bolsas trasparentes colgando de las pequeñas garras de sus patitas se dirigía a la cafetería, estrellando dichas bolsas contra la ventana a un lado de ellos partiendola en mil pedazos pero como si no fuera poco, las bolsas cayeron sobre sus galletas, sándwiches y café. Dicha paloma aterrizaria sobre el paquete como si nada hubiera pasado, pasando todo en tan solo 1 segundo
"Oe"
Saludó el responsable, que era una paloma bravía de un color marrón particular y de cabello blanco peinado hacia atrás. Y sí, era un animal parlante, uno con tono de voz peruano, el pájaro aparentemente les trajo algún encargo, aunque de la mejor forma.
"Flaco, ni siquiera terminé de comer." Se quejó ante la vista de los demás, aparte de que un aura depresiva se hizo presente alrededor suyo. Claro, ignorando que la maldita paloma hablaba, porque ya era normal esto de los seres mágicos.
"XD" El dichoso pájaro contestó muy vagamente con esas dos letras, obviando el daño que había causado. Algunos de los clientes lo miraban mal, como parecía ser, tenía una malísima reputación aquí. Tyler ni siquiera se percató de la ventana rota ya que, estaba enfocado en lo que sucedía con Merlina.
"Cualquiera se mando el angry bird. Bueno, al menos rescate esta joya" Agradeció Nero, que al menos pudo agarrar a tiempo su último sándwich de salame antes de perder su almuerzo.
"E imagino que esos son los uniformes"
Señaló con su voz toda confiada y su buena observación a la entrega que había puesto el pájaro en frente de ellos, pues se alcanzaba ver la vestimenta dentro de las bolsas con el símbolo del instituto.
"Si p, yo soy Sett y soy el pájaro mensajero de la escuela. Me mandaron a que les entregará estas webadas a ustedes el día hoy"
Pronunció mientras con su ala derecha corregía la postura de su pequeño cabello blanco hacia atrás como si fuera el mismo Brad Pitt aún quejándose por tener que hacer su trabajo pero con mentiras alrededor.
La paloma con ese peinado tan excéntrico cruzó sus pequeños ojos con la mirada indescriptible de Reaper.
"Oe pulgoso, a la próxima espero que tú me saques esa puta lanza que dejaste ensartada en la pared del dormitorio." Contestó aquella paloma parlante, pues, en efecto, son compañeros de cuarto. Pero Reaper solo se encogió de los dos hombros, ignorando la palabrería del peruano volador. Reaper y él eran compañeros de cuarto, a fin de cuentas.
Que par de subnormales, fue lo que pensó Agustín.
Él se inclinó, asomó sus ojos de manera curiosa hasta su propia bolsa de ropa. "A ver qué onda con esto." Susurró, mientras que agarra y abre su bolsa, sacando una cubierta de plástico, la cual no tardó en romper, develando ese conjunto de chaqueta con rayas, el pantalón y el chaleco morado, Agustín estrechó sus ojos color café y tarareo una respuesta apropiada: "Y... No está tan mal ahora que lo veo bien. A nada".
Nero, por su parte. Desgarro la bolsa sin más para tomar su uniforme y verlo a detalle, sus ojos marrones oscuros no parecían sorprenderse en absoluto "Se supone que nos iban a dar el uniforme escolar, no unas pijamas." Dando su sincera opinión sobre lo que le parecían las prendas, las miraría de atrás y adelante solo para dar otro comentario "Muy bien, ahora con esto vamos a ser bananas en pijama muchachos, Reaper banana 1 y Agustín banana 2" Sentenció su opinión con un leve chiste sobre el diseño de las vestimentas, no les parecía horribles pero tampoco eran su estilo
En simultáneo.
Merlina ganó, para sorpresa del ingenuo Tyler. La puerta se abrió cuando la silueta del Sheriff del pueblo de Jericó se encontró con la escena del establecimiento.
"Papá." Tyler lo saludó, dejándose entrever que eran familia. El viejo hombre del sombrero y con aquél uniforme de oficial de Jericó miró el panorama, anonadado.
"¿Qué pasó aquí?" Fue lo único que supo preguntar al ver a los tres adolescentes tirados en el piso, fuera de combate. Tyler solamente desvío sus ojos a la vista de Merlina y luego hizo lo mismo con su padre. "Ellos solo estaban molestando a esta clienta y... Los puso en su lugar." Explicó lo sucedido, y el jefe de la policía se sintió todavía más confundido.
"¿Esta cosita derrotó a los tres? ¿La ayudaste?" No pudo evitar soltar otras dos preguntas, el sheriff no tenía la más mínima idea de quién era Merlina, pero Tyler sacudió las manos, negando tener alguna participación en la pelea.
Merlina no dijo nada, la idea de que todos los pueblerinos de la población eran unos imbéciles por naturaleza, y tenía bastante fundamento para creerlo.
Entonces por la puerta entró una última persona. ''Me disculpo por esto, sheriff. Se me escapó." Esa era obviamente Weems, quién se pulió los guantes, había recorrido todo el pueblo para encontrar a la escurridiza gótica. "Hora de irnos, señorita Addams." Le pidió con la misma profesionalidad de todos los días a Merlina, quién tuvo que resignarse a ir con ella.
"Momento, niña. Alto ahí." El jefe Galpin la detuvo, sospechando de ella a partir de oír su apellido, el cuál conocía muy bien. "¿Eres una Addams?" El sheriff se agarró de la hebilla de su cinturón y subió su sombrero con la punta de su dedo índice, sin apartar sus ojos de la chica de las trenzas.
"No me digas que eres hija de Homero Addams. Ese hombre debería estar preso... Supongo que el hijo del tigre siempre será pinto." Concluyó sus suposiciones el uniformado, al cuál no le sentó nada bien ver a alguien de esa familia de locos en su condado.
Y Merlina le sonrió con una de sus expresiones retorcidas, porque la verdad, no sabía nada acerca de que su padre había estado tras las rejas. Es un hombre bastante manso desde su perspectiva.
"Voy a vigilarte." Aseguró, y la señaló con el dedo índice, muy firme en su palabra. Weems se dispuso a contestar por Merlina luego de tomarla por el hombro para llevársela de allí, esa niña comenzó con el pie izquierdo.
Pero, en ese momento, Larissa volteó, mirando nuevamente al interior del local.
"Caballeros, sé que están ahí. No soy tonta. Ya deberían saber que no pueden salir sin permiso y sin mi consentimiento." Ella entonó con firmeza y amabilidad, pero era evidente que sí estaba siendo más estricta de lo común. Eran muchos problemas en tan solo pocas horas, no estaba bien.
Los chicos fueron atrapados.
Nero se había escondido debajo de la mesa, al igual que Agustín, pero Sett se metió dentro del abrigo de Reaper.
Y Reaper se valió de todos los murmullos de sus compañeros para que se haga el boludo, a lo que este le respondió a Larissa.
"Ya vamos. Agustín. Nero. Sett. Ya salgan de ahí pelotudos." Reaper no tuvo reparo en sacar a los tres de su escondite; al primero que hizo levantar fue al azabache, el cuál lo maldijo en silencio, ante la mirada de la directora, teniendo que sonreír nerviosamente.
Están jodidos.
Nero lo siguió, ofendido por la traición del correntino. "Y dicen que los perros son los más leales, puro chamuyo." Lo reprendió el del cabello teñido. Mientras que Sett permaneció oculto en la ropa del argentino.
Bajo las órdenes de la directora, el cuarteto de excluidos solo se dispusieron a recoger todas sus pertenencias. Agustín fue quien salió primero, pasando al lado de Tyler y del Sheriff Galpin, soltando un perezoso bostezo mientras se ponía la capucha de su sudadera al caminar, Nero lo siguió desde atrás con las manos metidas en los bolsillos. Reaper fue el último en salir, yendose directamente a la salida de la cafetería, dejando una miserable propina en aquella mesa.
Mesa que estaba en condiciones miserables, tazas rotas, cristales y... ¿Excremento de Pájaro?
El chico castaño se quedó con los ojos abiertos como platos, había una sensación de pánico en su interior, estando boquiabierto e instintivamente, se puso ambas manos a los lados de la cabeza.
"... O-oigan... Piensan pagar por los destrozos?" Tartamudeo el adolescente de la forma más educada posible, pero, al mirar
hacía Reaper y Sett, lo único que recibió fue una extraña risa del pájaro.
''Jaja webon. Fueron las bolsas, no yo p" Declaró el ave, que se burló del humilde trabajador y levantó su ala izquierda en forma de saludo.
El Sheriff Galpin le dió una suave palmada en la espalda a su hijo.
Malditos fenómenos.
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El viaje en la camioneta de Weems fue bastante silencioso, ninguno de los cinco alumnos de Nunca Más que dentro del vehículo de la directora dijo algo, mientras que la mujer mayor con una toalla en la cabeza y su caluroso abrigo se encargaba de conducir por esa nublosa carretera.
"Tu primer día en el pueblo y el Sheriff ya te tiene en la mira." Se expresó Larissa con un semblante de preocupación, ganándose un resoplido de la gótica. "Deberías ocupar ese tiempo en hacer amigos... Los vas a necesitar." Le recomendó sabiamente a la chica del uniforme monocromático.
"En cuanto a ustedes." Weems miró por el espejo retrovisor y observó fijamente a los cuatro varones sentados en la parte trasera. "¿A quién se le ocurrió escaparse de clases para irse a recorrer la ciudad? Díganme ya."
Agustín se congeló en su lugar y se hizo el desentendido, mirando por la ventana a su izquierda. Y Reaper, nuevamente, no dijo un carajo, siendo una tumba. ¿Nero? El tipo estaba tarareando un tema de Keyblade
"Fue este webon"
En una mentira despiadada, le dio un picotazo en la cabeza a Agustín que por cierto. Sett se la pasó todo el viaje sentado en su cabeza.
Agustín suspiró, frunció el ceño y levantó la mano, dándole un gran manotazo en el pequeño cuerpo del chico pájaro con acento inca.
"¿Qué haces pelotudo? Salí de acá o te cago a gomerazos." Amenazó el azabache, frotándose el cuero cabelludo para calmarse un tanto la hinchazón por el picotazo, con los ojos entrecerrados y con una mueca de fastidio en su rostro de tez morena.
"Y encima, no fui yo, el de la idea fue el salame de ahi." El pyro lo señaló a Nero con su derecha, y prácticamente lo acusó con la directora para salvar su pellejo.
Esto también lo hizo con un tono de voz más agudo, fingiendo ser la víctima para sumarle más a su papel. "Todo el día nos rompió las bolas con lo de ir de paseo hasta la ciudad. Enserio, se puso peor que una criatura." El azabache sostuvo su palabra, haciendo énfasis en la actitud infantil de su compañero de cuarto, y Reaper asintió sutilmente.
"Cualquiera tiran estos dos, yo solo dije de que estaría bien ir al pueblo. Después Reaper nos empezó a perseguir con el látigo por toda la escuela para que lo acompañemos" Nero le echó la culpa a Reaper.
"Dijo que quería conocer el pueblo porque nunca vio casas de ladrillos, solo de madera y paja por vivir en medio del campo" se justificó más su mentira, luego de señalar al correntino.
Agustín hizo oídos sordos y, con un semblante de monotonía, se rió entre dientes y cruzó ambos brazos detrás de su cabeza, aún apoyado en la comodidad de ese asiento, limitándose a dejar que los dos se peleen, pues así dará la impresión de ser el más tranquilo a conveniencia suya.
Weems estrechó sus ojos color azul, chasqueo la lengua y lanzó su veredicto. "Me alegra ver que se llevan tan bien. De verdad. Así que se volverán aún más unidos al saber que los cuatro acaban de ganarse un strike." Anunció la directora, dejando en shock al cuarteto de Latinoamérica.
"¿Eh?" Nero se sorprendió al ver como la directora pasó de unas palabras pasivas a unas de regaño total por sus acciones, tan disgustado como sus colegas por el castigo, pero, al final aceptó la cagada que se mandaron.
"Bueno, uno es mejor que dos"
Asintió, antes de cruzar los brazos detrás de su nuca, adoptando una típica pose de despreocupación y mirando por la ventana. Agustín sin embargo, suspiró, sintiéndose derrotado.
"Jajaja, les pasa por cachirulos p"
Sett se burló de ellos, aún en la cabeza del azabache de las cejas pobladas.
"Y usted, Sett, agradecería que no vuelva a entregar tres días tarde sus pedidos, a la próxima le voy a designar tu trabajo a alguien con más responsabilidad." Larissa lo amenazó, haciendo callar a esa ave de acento peruano, el cuál agachó sus alas con desánimo.
"Señito, es que los gusanos que me daba Eugene son buenazos p".
Ella siguió conduciendo, haciendo caso omiso a las protestas y todos los murmullos de los estudiantes que viajan atrás.
... Y eso? Fue lo que se preguntó por dentro la directora cuando presenció una escena atípica, al igual que los demás en el auto.
"Parece un accidente." Larissa observó a través del parabrisas un aparente choque de autos en un costado de la carretera, entre una camioneta de manzanas y un camión. "Espero que el conductor esté bien..."
"Uh... Se hizo pelota el tipo." Dijo el Pyro, subrayando lo evidente al contemplar la trágica escena, este mismo estiró su cuello y se inclinó más hacía la derecha, poniéndose a un lado de Nero en la ventana.
"Uuuuh, ese no la cuenta ma-...¡PARA BOLUDO!
...
Sin querer queriendo, el porteño de la piel morena colocó su mano diestra en la nuca de Reaper con tal de no perder el equilibrio, algo que haría que el correntino tenga que agacharse, golpeándose la mejilla contra la espalda alta del castaño de Fornel. "... Puta que te parió." Gruñó Reaper, quien se manifestó muy apenas.
"Mira que habia espacio para mirar...la concha de tu madre"
Nero se golpeó la cabeza con el cristal por el empujón, teniendo que frotarse la frente mientras insultaba al correntino además del azabache.
Merlina se quedó callada, sintió una punzada en lo más profundo de su corazón marchito. No por pena, sino porque...
Ya lo había anticipado durante la segunda visión que tuvo desde su llegada a Nunca Más. "Él murió. Se rompió el cuello." Destacó la evidencia, siendo distante ante las palabras de asombro del dúo bonaerense. Ese par de idiotas le importan poco y nada. Merlina se llevó la mano hasta la medalla del collar que le regaló Morticia, su madre y lo frotó entre sus dedos.
"Si no lo decia no me daba cuenta che" Nero expresó en español con puro sarcasmo sobre el comentario de la gótica que enmarcaba la muerte y el cuello partido del anciano, pues todos lo habían visto desde la cómoda vista de la camioneta.
En cuanto ella, tenía mucha incertidumbre, pues no era una escena del crimen de las que siempre disfrutó ver. Era algo más... Alarmante, como si una campana le esté avisando que algo grande se avecina.
Larissa no pudo evitar sentirse igualmente preocupada por el comportamiento de su alumna más reciente. Pero tampoco le sorprendía.
Después de todo... Estas cosas son normales en los bosques de Nunca Más.
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Era fin de semana, un sábado, y el festival de la cosecha se realizó en Jericó. Habían juegos, puestos de comida, rueda de la fortuna, y un montón de luces. La música llenó el parque, las risas y las voces de las familias se pueden escuchar por todos lados, además de los estudiantes de Nunca Más que paseaban por ahí. Con asistencia obligatoria, dado que la directora quería fomentar la conexión con los pueblerinos.
Después de todo, existía mucha discriminación en relación a los normis y los excluidos.
Merlina quiso usar este evento como tapadera para fugarse de esa escuela. Y con ayuda de Tyler iría hacía la estación de tren por una maldita vez.
La gótica está al lado de Enid en medio del lugar, a la izquierda de la ruleta de asientos. La rubia usa un suéter color salmón de cuello alto, bajo una chaqueta de color rosa intenso, además de pantalón y medias del mismo color. Para Merlina, era como si un unicornio le hubiera vomitado encima.
Contraria a ella, la chica Addams vestía una camisa con líneas en negro y blanco, pantalones y un par de botas en negro, que hacen combinación con su chaqueta.
"¿Segura que confías en ese normi?" Preguntó Enid, sintiendo una pizca de desconfianza luego de observar a Tyler discutiendo con el sheriff Galpin. Tal parece que la relación padre e hijo era una muy difícil.
"Confío en que sé protegerme." Le aseguró Merlina, Enid solo asintió. Ambas se dieron media vuelta, se miraron entre sí. La rubia, tan optimista como lo es siempre, extendió sus brazos y esperó un abrazo.
"Bueno, suerte y buen viaje." Ella la quiso despedir como era bien debido, pero Merlina retrocedió dos pasos.
"Sigue sin gustarte el contacto. Okey." Enid se resignó, bajó las manos y se marchó. Merlina hizo lo mismo, ante la mirada atenta de Weems, quien la vigilaba de cerca. Merlina también escuchó los gritos de terror de una niña montada en la Noria, pero pasó de largo.
Niña que resultó ser el mexicano, ángel. "Ay wey, esto esta culerisimamente alto a la verga ¡AAAAAH!"
El flaco mexicano se encontraba sentado en la parte más alta de la noria junto a su amigo César, girando su cabeza a ambos lados con rapidez y cerrando los ojos para no dejarse llevar por la altura, sacudiendo su largo cabello enrulado por todos lados cual rapunzel, gritando de desesperación por su miedo a las alturas y sacudiendo sus pequeños pies. Llevando su extravagante outfit de camiseta estampada con la cara Mario Bros.
"Pero deja de chillar mamahuevo, pareces puta pana"
Expresando su molestia por quejosos y poco masculinos gritos de su compañero, el venezolano que se encontraba sentado a su lado solo le dijo que dejara de hacer tanto ruido, vestido con su característica ropa de marca cara, chomba negra, jean de un clásico color azul y Jordans blancas con su rolex original puesto en su muñeca izquierda. Eran un dúo memorable, cuanto menos.
Por otro lado, en los juegos...
¡Pum!
Resonó el impacto entre la botella y una pelota, la cuál derribó el envase hecho de plástico con facilidad.
Agustín esbozó una larga y permanente sonrisa, luego de realizar perfectamente su tiro a distancia corta. "2 de tres." Murmuró, en voz alta. Sus oídos se llenaron con la musica del festival de la cosecha, y aquí está, dentro de un puesto de tiro al blanco, era un espacio más bien cerrado, con tres paredes delante suyo junto a una fila de botellas como único objetivo, quedaba la tercera, la última. El Pyro tomó aire, relajó todos sus músculos, dobló su par de rodillas, separó las piernas y echó la mano zurda para atrás, sosteniendo el orbe de corcho a tres dedos.
Y más rápido que tarde, el azabache alineó su vista de cara a la botella, y lanzó la pelota, derribando en un instante la botellita.
El encargado, un tipo más obeso, con cola de caballo y barba tupida le entregó al chico su premio, que había escogido previamente el argentino. "Vení con papá." Comentó Agustín, antes de tomar el encuadre con una foto de Messi, a la cual él le pasó el dedo pulgar para limpiar la suciedad. Nero y Shiza estaban detrás suyo, ambos esperando el turno correspondiente para jugar su tiro, a excepción del correntino, quién rechazó la oferta.
"Prueben ustedes ahora.''
Dijo, haciéndose a un lado para invitarlos a jugar, con monotonía. El adolescente de Buenos Aires lleva puesto uno de sus pantalones cargo, de color grisáceo, junto a una camiseta sin mangas.
Era invierno, y el chabon está usando una maldita musculosa, sin gorra ni guantes. Andá a saber cómo aguanta el frío.
"Mira pibe, yo te voy a enseñar como juega el maestro"
Nero se acercó a la barra y tomó una de las pelotas rojas de la caja, vestido con un Jean cargo negro y una remera negra con un collar con la cabeza de plata en forma de toro, junto a unas gafas de sol negras sobre su cabeza. Preparado para lanzar realizaría la misma postura que los jugadores de béisbol al lanzar la bola contra el guante.
"Hermano, tenei que ver esto"
Dijo Shiza, bruscamente, lo que asustó a Nero y lo hizo fallar su tiro de forma abismal, curvando sus cejas con fastidio.
"La concha trola de tu madre Shiza ¿Que paso ahora?" Nero preguntó, un poco molesto.
"Hermano...ya me olvide. Es que estoy jugando Monster Hunter po y me olvide que te iba a decir, hermano" El chileno, quien desde un principio sacó unos pocos dedos de su extenso pelaje para jugar en su portátil, hizo que el lobizon negará con la cabeza y volviera a intentar, mirándole de reojo al azabache.
"Ese tiro lo falle para enseñarles lo que NO se tiene que hacer, ahora el maestro les va a enseñar como se hace de verdad...¡GUAU!"
Nero lanzó la pelota tan, tan pero tan fuerte que rompió todas las botellas, atravesó la pared del puesto de juegos, dejando un enorme hueco ahí. Su reacción al igual que los acompañantes era la de unos ojos bien abiertos por el hecho de haber atravesado la pared
"Dijeron que tenía qué tirar todas las botellas, pero no dijeron como se tenian qué caer"
Intentando justificar su acto de posible bandalismo, tomó sutilmente su premio mientras el dueño del puesto estaba distraído
"Se supone que las botellas no se tenían que caer.." El encargado se expresó miserablemente, con un tono de voz abatido, mirando el enorme hueco en la pared de su puesto de trabajo.
Ellos se divertían, caso contrario a Reaper, quién miraba todo, y está totalmente al margen, con ambos brazos cruzados.
Al igual que Merlina, quién no la está pasando bien.
La niña Addams mató un poco de tiempo al ponerse a lanzar unos dardos a los globos de un puesto de osos panda de felpa, y acertó todos los tiros. Xavier se le acercó y puso las manos en la mesa.
"Wow, si fueras mejor, matarías a toda la manada." El chico elogió a la gótica. Usaba una gabardina de lana y usaba el cabello suelto.
Merlina no le prestó atención, ella lanzó otro dardo e hizo explotar el último globo rojo. "Los pandas no viajan en manada, prefieren la soledad." Dijo, apática, sin mirar hacía Xavier; ellos se conocían de pequeños, siendo que Merlina lo salvó de morir cremado dentro de un ataúd.
Aparte, Xavier le devolvió el favor al evitar que muera aplastada por una gárgola de piedra, unos días atrás.
"Bueno, entendí la indirecta." Él bajó la mirada, pero Merlina no tardó en explicar, vagamente.
"Estoy esperando a una persona."
"Ah, ¿sí? ¿Quién es el suertudo? O suertuda." Volvió a insistir con las preguntas, curioso.
"¿Por qué te importa?" Merlina le contestó con otra pregunta, pero Xavier se enderezó cuando Tyler se unió a la conversación.
"No quería interrumpir..." Este se disculpó. Xavier escondió las dos manos en los bolsillos de su ropa y negó, "No lo haces." antes de irse, dejándolos solos.
Tyler ignoró eso, se puso frente a Merlina y suspiró. "Será más difícil de lo que creí. Papá no quiere que esté aquí. Vámonos, si queremos llegar. El chico de cabello castaño corto apuró a Merlina, mirando alrededor.
Aunque Merlina primero debía quitarse a la directora de encima, la mujer alta y del cabello canoso la miraba desde lejos, en una de las bancas, la estuvo custodiado durante todo el rato.
"En el estacionamiento, cuando empiece el show." Le indicó ella rápidamente, Tyler entendió y se fue. Merlina era astuta, así que le solicitó al encargado del puesto de tiro al blanco, mandándolo a entregarle un oso a la mujer que tanto le sigue los pasos. Cosa que aprovechó para largarse de ahí.
Los fuegos artificiales explotaron en el cielo, Merlina y Tyler por fin se vieron en el estacionamiento. Él le entregó una fotocopia, era un expediente.
"Quería que tuvieras esto, antes de irte. Es el expediente de tu papá, de la época cuando estudió en Nunca Más. Creo que por esto mi papá lo odia." Aclaró, viendo a Merlina tomar el documento en sus pequeñas manos. Ella le dió una mirada, se veía mucho más interesada.
"No tengo muchas interacciones personales. Muchos me ven y se alejan." Le respondió al chico, con reservas. Tyler le sonrió, un poco extrañado. "No eres aterradora. Solo eres... Rara."
Merlina subió la cabeza, lo miró y prefirió corregirlo. "Prefiero que me digas escalofriante." Dijo, y bajó los documentos policiacos que ahora guardará como un preciado tesoro. "Mi tren sale en una hora, se nos termina la noche." Declaró, antes de irse.
Pero, Lucas y sus dos amigos se les pusieron en el camino, los tres cargaban bates de béisbol.
Querían saldar la paliza que ella les propinó anteriormente. Tyler actuó al instante, agarró a la niña Addams y se la llevó.
"Merlina, corre, vamos a donde está la gente, corre!" Gritó, y el par de adolescentes escaparon de los bravucones.
La persecución fue corta, porque Merlina huyó con Tyler entre esa agrupación de gente, volviendo de regreso al parque. Lucas y sus amigos perdieron de vista tanto a la gótica como a Galpin, haciendo enfadar al trío de acosadores.
Por culpa de toda la adrenalina que corría por sus venas, Merlina no alcanzó a evitar tropezarse con Rowan Laslow. El choque entre los dos no fue algo común, ya que a Merlina le provocó una parálisis fugaz, casi cayéndose al piso de golpe, pero Tyler la atrapó entre sus brazos.
Merlina sufrió una visión, la más fuerte hasta el momento.
Dentro de su mente, visualizó un libro, el ojo de un perro, el aleteo de un cuervo, el patio de Nunca Más prendido fuego, un cráneo y el grito desgarrador de Rowan.
Afortunadamente, Merlina ya se recuperó, Tyler le gritó para que se larguen del sitio, pero ella se negó. El nerd de las gafas solo se fue corriendo, asustado.
"Espera, Rowan!" Merlina llamó al nerd por su nombre, y corrió en dirección al bosque, persiguiendo a Rowan. Algo que no solo había sido visto por Tyler, sino también por Xavier.
Pero más importante aún...
Por Reaper.
Reaper vió la secuencia con algo de interés. Como campesino, en su país natal, había visto muchas cosas raras.
Peleó con pomberos, con luces malas, lobizones, los impuestos, de todo. Pero esto sí que llamó toda su atención, la captó. Reaper abandonó a sus amigos, ninguno pareció percatarse de eso.
"Ya he visto esto antes..." Pensó el correntino, escabullendose detrás de los puestos de comida, entre la multitud.
Reaper se transformó en tan solo un parpadeo, pasado de ser tan solo un adolescente, a su forma de pug. Con sus patitas, corrió detrás de Merlina y Rowan. Y se guió de su olfato, de su instinto además de su curiosidad.
Algo importante pasará, de eso está seguro.
Y pasaron los minutos.
...
Agustín estaba mirando el cuadro de su jugador favorito, pero, por fin se dió cuenta de algo, de algo que falta, una pieza valiosa de su grupo de amigos.
El Pyro bajó el retrato y empezó a mirar a su alrededor, notando que el correntino del peinado de librito no estaba por ningún lado.
Reaper dominaba el fino arte de aparecer y desaparecer sin que nadie se dé cuenta, porqué usa su inexistente presencia para su propia conveniencia. Pero, ¿por qué Reaper se iría así, de la nada? ¿Para socializar?
Eso era imposible.
"Eh... Che, ¿vieron a Reaper?" Fue la pregunta de Agustín, quién se impacienta al no tener rastro del niño pug, estirando su mano y pinchando la espalda de Nero, además de jalar a Shiza.
"Yo pensé que estaba con los otros dos" Nero negaba con la cabeza de forma rotunda, junto con una caja de Funko-pop que agarró como premio, siendo un carpincho edición gaucho con un poncho, un sombrero y un mate en sus patas delanteras.
"Hermano, no me jalei el sombrero que me despeino y no, no volví a ver Reaper después de que llegamos" Shiza también negó con fastidio pues el moreno lo jalo bruscamente del sombrero de copa que llevaba puesto, volviendo a centrarse en su videojuego...pero la sensación de que algo pasaría seguía allí pues...
"
Algo anda mal.
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Dentro del oscuro bosque, todo se salió de control entre Merlina y Rowan.
"Siempre son los callados..." Se dijo Merlina a sí misma. Estaba inmovilizada, flotando contra la corteza de un árbol producto de la telequinesis del psíquico de las gafas.
Fue Rowan. ¿Y por qué? Porqué supuestamente, él la tiene que matar.
El nerd estaba totalmente loco y completamente fuera de sí.
Él fue quien intentó matarla con la gárgola. Y Rowan incluso fue tan descarado como para sacar una hoja del bolsillo, una que previamente arrancó de una librería anónima. El dibujo se abrió, enseñando una ilustración muy parecida a ella.
"La del dibujo, eres tú." Afirmó el de gafas, inquieto. Merlina abrió los ojos como platos, y no pudo evitar preguntar lo obvio: "¿Vas a matarme por un dibujo?"
Rowan recuperó la hoja, no bajó su mano derecha. "Mi madre hizo ese dibujo hace años, cuando ella estudiaba en Nunca Más. Era una poderosa vidente. ¡Ella me lo dijo antes de morir! ¡Me dijo que mi destino es detener a esa niña del dibujo, si alguna vez llegaba a la escuela, porque destruiría Nunca Más, y a todo el mundo en ella!" Él se precipitó, su voz comenzaba a romperse, con una lágrima que le cayó por la mejilla, enloquecido y obsesionado por la idea de matar a Merlina aquí y ahora.
"Rowan, bájame." Ordenó aquella gótica, se estaba hartando de no poder moverse, alimentando aún más la irritación del Nerd, quien arrugó la nariz y estranguló con sus poderes a Merlina. Ella no podía respirar.
No era el tipo de ahorcamiento que ella disfrutaba.
Y lo impensable pasó, cuando un temblor se sintió en el entorno, y un monstruo gigantesco atrapó a Rowan, el cual no tuvo reacción y fue sacado del suelo. La bestia lo estampó en la superficie con una violencia terrorífica.
Esa cosa le rugió en la cara, con sus enormes ojos, se le montó encima y comenzó a desgarrar todo su estómago con ayuda de sus poderosas manos.
La sangre tiñó las hojas del suelo como una pintura de mal gusto, los gritos de Rowan dejaron a Merlina en shock. Y para cuando esa grotesca secuencia concluyó, el monstruo miró a Merlina, abrió su boca y la saliva goteó desde las fauces de la criatura desconocida.
La cosa esa salió corriendo.
Merlina salió de su estupor y se arrastró hacía su compañero de Nunca Más, bañado en su propia sangre, con una herida abierta en el estómago, las tripas saliéndose de su interior. La gótica tomó el dibujo del psíquico, y se lo quedó para ella.
...
Merlina escuchó un ruido cerca, y, alarmada, volteó detrás suyo, en donde vió una silueta, una silueta diminuta, escondida dentro de un arbusto.
Entonces, ella y el misterioso pero fácilmente distinguible individuo cruzaron miradas, con ella muy cerca del cadáver de Rowan.
Merlina pasó por muchas cosas en una sola semana, evitó una muerte horrible dos veces, ella descubrió que presuntamente tenía un padre asesino, se enteró que podría destruir la escuela, y fue salvada por un monstruo homicida.
En su retorcida mente de niña atormentada, esto le generó un verdadero interés. Después de todo, su familia era un nido de marginados sociales.
Pero hubo algo con lo que, en esa fría noche, Merlina no contó.
Y eso era...
Que Reaper lo vió todo.
[Continuará...]