Él se encontraba en medio del círculo rojo, cuya luminiscencia era escasamente perceptible ante la profunda oscuridad. Estaba rodeado por cinco pilares flotantes y negruzcos, en los cuales, estaban dibujados los siguientes kanjis, uno en cada pilar: Seiri, Seiton, Seiso, Seiketsu y Shitsuke. Observaba impaciente el reloj trazado en su brazo, por debajo de su muñeca, el cual marcaba de forma insistente el progreso de los segundos. Posó sus manos en ese punto y se activó su armnote, desplegando una pequeña pantalla holográfica. Deambuló en ella y observó que la reunión con los altos mandos se había pospuesto dos minutos.
— ¡Maldición! — dijo entre dientes y apagó su armnote. Desde que su padre le había heredado un pase en Amanda y un puesto importante, no había tenido que esperar a nadie, excepto a los Altos Mandos, quienes acostumbraban a posponer sus reuniones, a veces por escasos segundos, en otras hasta por días.
Justo a tiempo, Shitsuke parpadeó en color rojo y, seguido de este, los demás pilares.
— Damos comienzo a la reunión de los Altos Mandos el día 13 de octubre del año digital 2081 — dijo Shitsuke con una voz grave y mecánica, — encontrándose los cinco 5´s y Demian Bennett, CEO del módulo central de Terranova. Cedo la palabra a Seiri.
— Nunca se disculpan por su demora, típico — pensó Demian.
— El propósito de la presente, es para hacerle saber que, uno de sus subordinados, presentó una solicitud a la Junta. Normalmente lo desestimaríamos, sin embargo, es su autor lo que ha provocado nuestra curiosidad — dijo Seiri con una voz femenina.
— Es proveniente de la Dra. Emily Langley — respondió Seiton con la voz de un joven.
— La Dra. Langley ha realizado grandes proezas como el descubrimiento del número L, sin embargo, lleva tiempo en el anonimato hasta ahora. Por ello, estamos interesados en su proyecto — continuó Seiri.
— Sin embargo, — interrumpió Seiso con la voz de un niño, — sin importar el autor, debemos apegarnos al proceso. El orden es imprescindible.
— Como es evidente, el caso debe escalarse primeramente al jefe directo, en ese caso, al Señor Demian Bennett,y de ahí a nosotros, proceso que, en esta ocasión, no se desarrolló mediante los canales usuales — sentenció Seiketsu con la voz de una niña.
— Anteriormente, has promovido proyectos propios, todos ellos han sido autorizados y estamos satisfechos. Por ello, no tomaremos represalias, más es necesario que evalúes la propuesta de la Dra. Langley y escribas un informe sobre ello, — dijo Seiton.
— Básicamente, nos interesa tu opinión, — anunció Seiri, — si te satisface a ti, seguramente también a nosotros.
— Entiendo lo requerido — dijo Demian, levantó ambos brazos y se postró ante los pilares, — obedeceré y cumpliré con mi comisión. ¡In nomine hominis!
— Amen — dijeron los pilares al unísono.
Emily se encontraba de pie en la sala central de comandos. Era una estructura circular llena de monitores y escritorios, coronada por una bóveda esférica que mostraba los enlaces correspondientes a los circuitos que operaban en el sistema de Amanda. Estos enlaces estaban en constante movimiento, por lo que no era inusual que algunos se marearan al mirar hacia dicha bóveda. Normalmente habría muchas personas operando en dicha sala, pero ese día Emily decidió hacerse cargo de la operación ella sola, un gesto amable para que los trabajadores de aquel sitio descansaran después de tan arduo trabajo. El sistema implementado por ella hacía sencilla la operación de la sala central. Una inteligencia artificial capaz de detectar anomalías y otra más que desarrollaba las soluciones para erradicar su impacto. Lo único que tenía que hacer era supervisar que la inteligencia artificial cumpliera con su función.
La sala estaba en silencio, el cual solamente era interrumpido por la voz femenina de la IA que anunciaba periódicamente las anomalías detectadas y erradicadas o, más comúnmente, la frase monótona "sistema operando con normalidad". A veces, para no aburrirse, Emily solicitaba analizar las condiciones climáticas, otras el flujo de tráfico vehicular o el flujo de capitales, entre otros aspectos, en los cuales la IA tendía a dar más detalles que ante el estatus del sistema en general. Era una tarea repetitiva, pero era mejor hacerlo sola que rodeada de muchas personas. Al final, su gesto amable tenía un doble propósito.
Había pasado más de un mes que había enviado su solicitud y hasta ahora no había recibido respuesta. Durante ese tiempo, en vano, había realizado algunos análisis menores a N.O.V.A., esperando encontrar alguna falla o imperfección. El sistema era simplemente perfecto, pero para ella, siempre había algo que mejorar y esa idea la llenaba de ansiedad. Al no detectar correcciones, su desesperación aumentó. Quizás los Altos Mandos habían visto algo que ella no o, simplemente, habían decidido ignorar su propuesta. Sus manos le temblaban al imaginar todas las razones posibles por las cuales no había recibido siquiera una negativa. Al estar en esa sala solitaria tenía más tiempo para pensar en ello y razonar cómo superar esas barreras invisibles cuya certeza no tenía.
Mientras cavilaba, una mano masculina se posó en su hombro, haciendo que Emily saltara y diera un grito por el susto. Detrás de ella había un hombre delgado vestido de traje negro. Su peinado ejecutivo le hacía ver bastante formal y su prominente altura le daba un aire de suprema autoridad, aunque su sonrisa estúpida resaltaba más que sus otros dotes, restándole todos los demás atributos que poseía.
— ¡Me has asustado, Demian! —, reclamó Emily bastante enojada.