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Chapter 5 - Capítulo 4: Manchados.

Capítulo 4: Manchados.

Instituto Valsington, hace 1 año.

— ¡Ni creas que queremos ser amigos de un psicopata como tú! — Exclamaría un niño a Beltrán.

Beltrán observaría a los niños alejarse de él sin darle la más mínima oportunidad a pensar. Entre ellos un joven de una cabellera color cenizo bastante notable un poco más alto que los demás jóvenes de la edad de Beltrán, este joven era Larson.

Instituto Valsington, hace 5 meses.

— Sera mejor que no te levantes en un rato, menos que vayas con un profesor para decirle. — Le diría Larson con una voz tranquila y relajada.

Tras propinarle una gran paliza, Beltrán solo podría retorcerse sosteniendo su cuerpo lastimado en una posición fetal, Larson solo escupiría al suelo y se daría media vuelta para retirarse junto con los demás jóvenes que le rodearían.

Beltran sentiría ganas de llorar patéticamente en pisó. Sin embargo los ojos de Beltrán se abrirían mientras una gran molestia inundaría su interior levantándose lentamente. Tanto Larson como sus demás compañeros se estaba alejando totalmente inconscientes de que Beltrán se habría puesto de pie.

Beltrán con algunas lágrimas saliendo de sus ojos apretaría sus dientes tanto que la mandíbula le empezaría a doler, la idea de remeter contra estos sin importarle el que pasaría después rebosaría fervientemente en su cabeza, como agua hirviendo apunto de desbordarse de la olla.

"... ¿pero qué sucederá después?"

La mente de Beltrán actuaría en su contra, haciéndole pensar en las consecuencias de sus acciones. Consecuencias las cuales serían claras, probablemente le darían otra golpiza e incluso si llegaba a lastimar a alguno de los jóvenes o al mismo Larson cuando un profesor llegase a preguntar que estaría pasando todos apuntarían a Beltrán, lo demás sería especulaciones del propio Beltrán, pero la posibilidad más realista que se le ocurriría.

La expulsión.

"No puedo permitir que mi padre tenga que verse avergonzado por esto... soy mejor que ellos... soy mejor..."

Beltrán vería impotente como los niños de irían del sitio, no haciendo nada al respecto.

"...Soy un Leonhard..."

Instituto Valsington, actualidad.

Beltrán no podría evitar sacudir su brazo entumecido con cierta brusquedad mientras vería a Larson con su grupo alejarse de él, de igual forma que en el pasado, con la diferencia que ahora Beltrán no sentiría ni lo más mínimamente nostalgia tras observar a su vieja amistad irse.

"Niños actuando como mafiosos, supongo que muchas cosas no cambian independientemente del mundo."

Beltrán no podría evitar burlarse de ello aún considerando que toda la situación le podría traer consecuencias, simplemente ya no podía tomarse enserio a un par de niños acorralándolo en grupo y amenazandolo, bajo su perspectiva actual todos eran mocosos los cuales no sabían nisiquiera las consecuencias de sus acciones.

"Por ese aspecto, la falta de consciencia sobre las consecuencias de sus acciones no los inhibe de la maldad. Incluso creo que es peor, preferiría que me amenazara gente que está consciente de las consecuencias de sus actos que descerebrados sin idea alguna."

Beltrán no pudo evitar tener un sentido de precaución ante las futuras acciones de Larson y quienes lo seguían.

En el arte de perturbar la mente de otros, Beltrán podría decir que los niños eran mucho más aterradores e impredecibles que la mayoría de adultos.

Tras cambiarse en una pequeña serie de habitaciones, las cuales, estarían disponibles para los estudiantes Beltrán saldría con su uniforme deportivo otorgado por la propia institución. Debido a que varias de las prácticas empleadas por la escuela podrían resultar en el maltrato, como desgarro de los ropajes parte de la inscripción al instituto estaba dedicada a remendar cómo reparar estas ropas, razón por la cual siempre serían devueltas al propio instituto.

Las ropas consistirían en una camisa estrecha al cuerpo hecha de una tela elástica como resistente, diferente a la usual tela lisa que empleaban los uniformes comunes, Beltrán no podría atribuir la sensación de la propia tela a algo que conociese del otro mundo que figuraba en su mente.

La propia camisa llegaría hasta sus antebrazos y resultaba bastante ligera a pesar de resultar estar estrechamente aferrada al cuerpo de quien la portaría, permitiéndoles transpirar adecuadamente la tela se extendería hasta su cuello encontrándose ligeramente acolchada en algunas partes.

Los pantalones tanto para hombres como para mujeres terminarían en los tobillos, estos tendrían un color oscuro con dos líneas paralelas, una roja en el caso de Beltrán, la cual indicaría el grupo al que este pertenecía y otra blanca. Tratándose de una manera confiable como para poder identificar quién pertenecía a que grupo.

Como de costumbre los encargados dividirían los grupos separando hombres de mujeres, Beltrán observaría como al parecer ni a Larson como a sus amigos les habría tocado el mismo grupo que a él. Tras acomodarse en filas de 8 estudiantes uno de los encargados de acercaría, parecería ser alguna clase de aventurero retirado.

Lejos de presumir de un físico que Beltrán solía asociar a la gente atlética este tendría un cuerpo bastante esbelto pero sus músculos visibles lucirían bastante tonificados, a diferencia de los estudiantes este encargado poseería ropa muchas más ligera, una camisa holgada la cual estaría abierta al pecho y pantalones de aspecto ligero también holgados, aunque quizá el rasgo más destacado de este individuo serían sus orejas mucho más largas que las de un humano común e puntiagudas en su final.

"Se que esto es relativamente normal... Sin embargo sigue siendo raro el como las razas de ficción se asemejan."

Beltrán no podría evitar teorizar en silencio. Este profesor sería un semi-elfo una raza mitad humano y con algún tipo de ancestro elfo, los semi-elfos a diferencia de los humanos comunes poseerían una gran destreza innata como eficacia al combatir casi desde su niñez, envejecían mucho más lento que la mayoría de humanos y solían vivir hasta 120 años. Beltrán solía verlos como aventureros o sirvientes en ocasiones, todos tendrían una belleza natural que los haría atractivos de una forma algo distinta a la del humano promedio, sus rasgos siempre resultarían finos como los de una mujer de aspecto delicado además de siempre parecer portar cierto aire de elegancia, su voz sería melodiosa tendiendo a poseer rasgos faciales muy simétricos.

El profesor de piel morena, cabello castaño y ojos grises pasaría su mirada de manera elegante, casi ensayada entre cada uno de los presentes, según los aproximados de Beltrán debían de ser unos 32 alumnos los presentes.

— Jóvenes alumnos, hoy se realizará una actividad por grupos, así que comenzaremos por hacer algo de calentamiento...

Algo ya acostumbrados a la rutina de esta clase, tanto Beltrán como los demás estudiantes del grupo harían una serie de ejercicios de estiramiento, preparando sus cuerpos para la actividad física más pesada, los ejercicios no diferirán mucho a los cuales figurarían en las memorias de Beltrán. Sin embargo con la experiencia en su mente Beltrán evitaría cometer algunos errores muy comunes que los niños de su edad cometerían al realizar estiramiento a medias o inadecuadamente, cosa que, con la pobre memoria muscular, como la típica torpeza física digna de un niño resultaría mucho más complejo de lo que Beltrán creería.

"Me siento bastante desacostumbrado a este cuerpo, aunque supongo que por ese lado puedo considerarme más el dueño de las memorias."

Beltrán se volvería a burlar internamente de sí mismo antes de continuar realizando los ejercicios indicados por el profesor en particular.

"Esto es mucho más exhaustivo de lo que recordaba."

Beltrán sentiría como le faltaría algo el aire cuando terminaría de hacer los ejercicios iniciales, esto era debido a que, al realizar adecuadamente los ejercicios que en el pasado habría hecho a medias o erróneamente el cansancio que antes se habría ahorrado, ahora sería recibida por completo.

Habiendo dado algunas vueltas al campo tras la indicación del profesor Beltrán lograría controlar su respiración, poco a poco recuperándose mucho más rápido que otros de los niños presentes, algunos de los cuales a este punto parecerían algo mareados debido a la falta de experiencia.

La voz del profesor semi-elfo resonaría con fuerza una vez la mayoría de estudiantes se habrían recuperado adecuadamente del cansancio físico de los ejercicios principales.

— Jóvenes estudiantes, como les dije al inicio del día realizaremos una actividad en equipos compitiendo contra los demás miembros de los otros grupos. — Anunciaría el profesor. — Se realizarán 7 ejercicios en los cuales participarán equipos de 8. Este grupo entero de 32 tiene 4 equipos de ocho, por lo cual escojan compañeros para formar su equipo.

Tras decir aquellas palabras Beltrán con cierta pereza observó a los demás compañeros de su grupo.

"Comprendo porque al dueño original de las memorias no le caían bien los niños."

Pensaría Beltrán al anticiparse a las claras acciones de los demás niños.

Casi en menos de un minuto, la mayoría de los niños ya se habían aliado entre sí, formando grupos con aquellos que compartían personalidades similares o con quienes ya eran amigos de antemano. Todos, excepto un joven que ni siquiera intentó unirse a nadie.

El profesor semielfo, de nombre Axcel, no pudo evitar notar con cierta decepción al muchacho que se había quedado solo tras la formación de los grupos.

“Apenas me doy cuenta de que Beltrán está aquí.”

Axcel era un aventurero retirado que, gracias a ciertos trabajos realizados en el pasado, había logrado conseguir una plaza de tiempo completo en la institución. Era uno de los varios profesores encargados de las clases de acondicionamiento físico y, como todos los docentes, estaba al tanto de más de un chisme entre los estudiantes.

Beltrán era uno de esos casos que, aunque el propio profesor quisiera ayudar, dudaba poder hacer algo al respecto. Una de las razones —una regla no escrita— por la cual muchos docentes evitaban involucrarse con alumnos como Beltrán era que, a pesar de su título, seguían siendo plebeyos. Si un profesor decidía apoyar a un estudiante mal visto por los hijos de nobles influyentes, se arriesgaba a que esos mismos jóvenes se quejaran con sus familias sobre un docente “molesto” que “injustamente” interrumpía sus “actividades personales”. Y eso podía significar un problema serio.

— Jóvenes, a su grupo aún le falta un miemb— —Axcel intentó dirigirse a uno de los equipos que claramente tenía un integrante menos.

— ¡Estamos bien así! ¡No queremos a Beltrán en nuestro grupo! —respondió uno de los niños con evidente molestia.

Sin embargo, se corrigió rápidamente al notar el tono en el que le había hablado a un profesor, bajando la voz y rectificando:

— N-no era eso, es que… siento que nuestro equipo ya está bastante bien con solo siete miembros.

Axcel suspiró. No era la primera vez que veía cómo los niños rechazaban a otro compañero, y usualmente, tras insistencia, accedían de mala gana. Pero el caso de Beltrán era especial. Al parecer, se había ganado el desprecio de casi todos los de su año, y aquellos que no lo odiaban simplemente lo evitaban por miedo a ser asociados con él.

— Bien, Beltrán. Si no tienes equipo, no puedes participar. Acompáñame. Puedes observar la competencia desde las gradas —dijo Axcel resignado, con la comisura de los labios levemente caída.

Para estudiantes con problemas de salud o que no pudieran realizar las actividades, había una zona del campo de arena con varios asientos a la intemperie. Desde allí se podía observar toda la práctica. En casos como el de Beltrán, los profesores evitaban forzar su inclusión en algún grupo, pues si lo aceptaban a regañadientes, era muy probable que lo maltrataran o lo ignoraran durante la actividad. Separarlo era una forma de prevenir problemas mayores.

Pero al caminar unos cuantos pasos, Axcel notó que Beltrán no lo seguía. El chico seguía en su sitio, observando a los demás niños agrupados.

— Profesor, tengo una duda —dijo Beltrán, dándole la espalda—. ¿Podría participar sin un equipo?

Axcel se quedó en silencio, desconcertado unos segundos antes de recomponerse, aunque con las cejas aún alzadas por la sorpresa.

— ¿Qué? —fue lo único que pudo decir, mirando a Beltrán como si estuviera loco—. ¿Participar solo? Eso es demasiado para un joven.

La idea le parecía tan absurda como cuando un niño inventaba que era hijo de un rey.

— Últimamente me perdí varias clases de acondicionamiento físico. No quisiera seguir acumulando faltas —respondió Beltrán, con un tono genuinamente preocupado.

Lentamente, se giró hacia el profesor, y en su mirada había una mezcla de tristeza y determinación. Axcel sabía que técnicamente no había ninguna regla que impidiera que un estudiante participara en solitario, siempre y cuando no entorpeciera la actividad ni se volviera un peligro. Sin embargo, muchos docentes, por prudencia, optaban por negar ese tipo de solicitudes, sabiendo que un fracaso predecible podría ser usado como burla por el resto de los alumnos.

“Si mal no recuerdo, escuché que estuvo incapacitado recientemente.”

El pensamiento de Axcel era claro: la reputación de Beltrán ya estaba tan dañada que dejarlo participar solo no podría empeorarla más. Además, no podía negar que sentía cierta empatía por el joven. Sabía que las calificaciones de Beltrán en su materia habían caído debido a su exclusión y a su inasistencia. Había algo en su historia que le recordaba a sí mismo.

Axcel echó un vistazo a los demás alumnos. Aunque ninguno se burlaba en voz alta, varios se reían por lo bajo y murmuraban cosas entre ellos. El profesor suspiró profundamente, y tras meditarlo, asintió con la cabeza, mirando a Beltrán, quien lo observaba con ojos expectantes.

— Bien. Veré qué puedo hacer por ti —dijo finalmente con un tono airoso, tras otro suspiro.

Beltrán notó que el rostro del profesor mostraba una expresión compleja justo antes de darse la vuelta para ir con los otros docentes, quienes aún organizaban a los grupos.

“Sí… es difícil decirle que no a un niño esperanzado.”

Cuando Axcel se alejó, algunos de los niños que se habían burlado antes no tardaron en reír nuevamente.

— ¿Participar tú solo? Jajaja, qué imbécil. Si no tienes amigos no es nuestra culpa.

— ¿Te crees algún personaje de crónica? Qué ridículo.

— Es cierto lo que dicen los demás… estás loco, jaja.

— ¿Acaso te golpearon muy fuerte en la cabeza?

Beltrán los observó en silencio, poniendo el mejor rostro de póker que pudo. Sin dudarlo, se acercó a ellos. Por un momento, los niños dejaron de reír, extrañados por su actitud.

— Les apuesto algo: incluso solo, llegaré mucho más lejos que cualquiera de ustedes —dijo con un tono firme y serio.

El grupo se quedó en silencio por unos segundos antes de estallar en carcajadas, agarrándose el estómago y señalándolo, como si acabaran de escuchar el mejor chiste del día. Seguramente pensaban que había leído demasiadas historias de héroes en libros infantiles.

“Bien… ya sembrada la apuesta, ahora tengo que pensar en cómo hacer que toda mi palabrería tenga algo de impacto.”

Beltrán notó que algunos de los profesores lo miraban con extrañeza desde lejos; otros simplemente negaban con la cabeza, sonriendo por lo bajo. Tras unos minutos, el profesor Axcel volvió a acercarse.

— Parece que estuvieron de acuerdo. Los convencí de que, considerando tu desempeño en solitario, podríamos mejorar un poco tus calificaciones en esta materia.

Beltran sonreiría y asintiendo con su cabeza le agradecería educadamente al profesor por su permisividad, posteriormente el propio Beltrán observaría como los demás maestros agruparían a los estudiantes preparándolos para el inicio de la competencia, algo a lo que Beltrán no tendría que prestarle mucha atención, puesto a que se encontraba completamente solo.

"Puedo suponer un poco que debido a que me dejaron participar será alguna clase de competencias individuales las cuales irán sumando puntos a los equipos hasta el final llegar a una conclusión."

Asumiría Beltrán observando el material en el sitio.

Una de las razones por las que Beltrán habría inclusive preferido el participar solo a no hacerlo era debido a su compromiso con la institución, a diferencia de los colegios del otro mundo, en estas tierras las instituciones eran muy selectivas con la clase de estudiantes que podrían participar en estas.

Aunque Beltrán no poseía específicamente malas calificaciones en las clases de índole académica, el acondicionamiento físico y los fundamentos taumaturgicos eran un caso aparte, las bajas calificaciones en estas áreas de la institución podrían llevar a Beltrán a fracasar estrepitosamente.

"Desconozco que es lo que sucederá exactamente cuando aquello suceda o tenga calificaciones muy bajas, pero probablemente suban el precio de mi colegiatura. En el peor de los casos y el más probable es que si eso llegase a suceder, mi padre, quien ya demostró estar algo al tanto de mi desempeño me vea como un caso perdido. Cuando eso suceda no se que me vaya a pasar, pero probablemente me convierta en un títere para la propia familia."

Considerando sus probabilidad en conjunto con su conocimiento sobre la nobleza concebido por las memorias alternas, con suerte Beltrán terminaría casado con alguna noble viuda la cual pasaría a tratarlo como alguna clase de títere o mascota.

"No soy tan imbecil como para intentar escapar."

Una de las primeras posibilidades en la mente de Beltrán habría sido escapar y deshacerse de su título noble, pero sería una decisión la cual descartaría casi al instante, con su inexperiencia, como, el aparente mundo hostil rodeándole, dudaba que fuese a sobrevivir por demasiado tiempo en el exterior, lo que aquellos decían era cierto, Beltrán no era alguna clase de personaje principal en una historia del otro mundo, probablemente moriría ante un asaltante con facilidad.

Sin más opciones y con la limitada información que tendría, la mejor postura que podría tomar Beltrán sería intentar aprovechar todas sus ventajas para ponerse al día con sus calificaciones en la institución, así demostrar que era valioso ante su padre. Gracias a los conocimientos externos a su persona Beltrán no creía tener alguna clase de problema en destacar en las áreas comunes, sin embargo, si realmente buscaba que su padre le prestase atención, tendría que destacar en más de un sentido en aquella institución.

"Es una apuesta algo arriesgada, pero independientemente del cómo resulte tengo que sobresalir deportivamente inclusive si eso me cuesta algo de integridad física."

Tras acomodar a los equipos, los profesores procederían a explicar un poco la dinámica de la propia competencia, actualmente se habrían formado 20 equipos en total, contando al pobre equipo formado por Beltrán.

— Es sencillo jóvenes estudiantes, les realizaremos un total de 8 pruebas distintas. — Explicaría un docente de cabello largo y lentes. — Todas estas pruebas estarán dirigidas a medir parte de su desempeño, cada equipo puede solo elegir a 1 miembro de su grupo para participar en una prueba, algunas pruebas están dirigidas a ser competencias entre miembros de los distintos equipos mientras que otras serán medidas a parte.

"Supongo que en mi único caso, podré participar en la mayoría de las actividades."

Pensaría Beltrán mientras analizaría un poco la situación, debido a que se le fue permitido el participar en solitario creía que la mayoría de actividades solo requerían a un solo participante.

— Las actividades serán las siguientes...

Primera actividad: Velocidad de evasión.

Esta prueba iría dedicada a medir la capacidad de un individuo para eludir el daño ante una amenaza entrante, para esta competencia a los estudiantes se les daría un chaleco que cual poseería una capucha con máscara, los profesores utilizarían una lanza acolchada la cual estaría bañada con un tinte rojizo, este estaría ubicado donde debería estar el "filo" de la lanza. El profesor lanzará una serie de ataques contra el estudiante y este tendrá que intentar evadirlos pretendiendo recibir la menor cantidad de heridas graves posibles.

Debido a la naturaleza de las pruebas a tantos niños como niñas se les permitió participar en sus propios equipos dándoles a algunos un aire mixto, sin embargo estos mismos equipos mixtos representarían la minoría, siendo en su mayoría grupos conformados por jóvenes hombres o mujeres.

Beltrán se acercaría rápidamente al grueso chaleco, este poseería unas correas que le permitirían ajustarse al cuerpo de Beltrán, su peso sería levemente molesto, razón por la cual Beltrán se movería un poco con el mismo a fin de ajustarse a este propio chaleco, sin embargo serían movimientos sutiles en contraste con los otros jóvenes los cuales rodarían bruscamente por el suelo, saltando y corriendo de un sitio a otro, todos buscando su manera de adaptar su estrategia al uso del chaleco que traerían.

Los primeros equipos pasaron, en total un grupo de 5 profesores fueron los encargados de realizar la prueba, bajo la perspectiva de Beltrán todos ellos probablemente tendrían una vasta experiencia en el combate, ya sea por la forma en la que se pararían sosteniendo sus lanzas de manera imponente o la seguridad que estos tendrían al calentar un poco maniobrando ligeramente con ellas, causaba una impresión bastante palpable en el joven.

— Jóvenes, prepárense.

Para fortuna de Beltrán, el joven no sería de los primeros niños en pasar. Dejándole apreciar con mayor detalle cómo los primeros niños participarían, cada equipo había elegido a los integrantes mas rápidos o con mejor velocidad de reacción entre ellos. Todos los demás estudiantes habrían sido apartados a los costados de un cuadrado delimitado con Cal que marcaría la zona donde se realizaría la primera prueba de la competencia.

"Se ven bastante alerta al inicio, aunque algunos no lucen tan nerviosos como pensé que estarían."

Beltrán observaría a unos cuantos jóvenes los cuales se dispondrían a realizar la prueba en cuestión, notando como de los 5 niños parados en la zona 2 de estos lucirían bastante relajados. Uno de los jóvenes tendría cabello rubio y ojos celestes mientras que el otro poseería cabello oscuro en conjunto con ojos violeta oscuro.

Beltrán no los habría visto con anterioridad, sin embargo ambos individuos quedaron parados delante de los profesores totalmente quietos y concentrados no en el arma como tampoco el profesor ¿qué se supone que estaban observando? Sin embargo no importase lo mucho que observara, Beltrán simplemente no logró determinar que era lo que estaban pretendiendo aquellos jóvenes.

Cuando comenzó la prueba, los profesores lanzaron ataques algo unilaterales pero veloces y precisos hacia delante dando empujones con la punta de su lanza la cual teñía cada rozon o golpe preciso atinado contra los estudiantes que en el momento de iniciar no dudaron en correr por los alrededores algunos rodando como otros saltando, todos intentando escapar del largo alcance del arma.

"Parecen jugadores de un Souls"

Beltrán se burlaría haciendo referencia a un videojuego que vendría directo de sus memorias alternas.

La atención de Beltrán iría centrada a los chicos, de alguna forma lograrían moverse casi al instante en el que los profesores iniciarían su ataque, evadiendo con gracia y haciendo uso de una extraña destreza que Beltrán no apreciaría en ningún otro niño, parecían poder predecir los movimientos de los profesores, cosa que haría que tanto a los profesores como a Beltrán quedasen desconcertados.

"Definitivamente si ellos tuviesen la madurez física necesaria... podrían evadir por completo a los profesores."

Era anormal como los chicos aún con sus cuerpos jóvenes y poco entrenados lograrían evadir la lanza que aunque tendría un colchón seguiría poseyendo el peso como alcance de una lanza auténtica, estos no rodarían o saltarían como otros niños, en vez de eso se moverían de un costado a otro haciendo que los profesores intentaran cerrarle el paso, pero para cuando eso sucedería ambos jóvenes habrían escapado dirigiéndose en sentido opuesto creando fintas.

"¿Habrán entrenado antes? No, sus movimientos siguen siendo torpes, sin embargo definitivamente saben dónde los profesores atacarán, por un momento llegué a pensar que quizá no era el único caso anormal. Pero estos niños difieren, alguien como yo optaría por otra clase de estrategia, quizá son alguna clase de prodigios."

Mientras Beltrán pensaría, podría notar como en las ropas de los jóvenes, leves marcas de razones rojizos se marcarían en sus ropas, estas se encontrarían en algunas zonas peligrosas como el cuello, debajo de la axila o el abdomen, los movimientos de los niños aunque agraciados se volverían más lentos eventualmente para finalmente cuando los profesores culminarían con el minuto que habría parecido eterno para muchos chicos, ellos pudieran descansar tomando bocanadas de aire grandes, desvelando como habrían guardado la respiración durante un rato bastante largo durante la prueba, algo de lo que Beltrán no se habría percatado.

"Vaya monstruos están echos, ¿desde hace cuánto? No, lo debieron haber hecho desde el inicio. Aunque bueno, por lo menos puedo ver que siguen siendo niños."

Beltrán se relajaría al observar los jadeos pesados de los jóvenes de cabellos rubios y oscuros. Estos niños retrocederían tosiendo debido a sus bocanadas de aire pesadas, los otros niños que habría participado en la prueba poseerían un gran número de manchas a lo largo de su cuerpo, revelando que efectivamente habrían sido alcanzados en partes vitales por los docentes.

Antes de continuar con la prueba los docentes anotarían algo en pequeñas libretas que traerían consigo, en estas libretas parecerían registrar alguna clase de calificación dependiendo de las zonas alcanzadas por los ataques. Tras concluir seguiría el próximo equipo los cuales tendrían un desempeño general lamentable como todos lo que habrían pasado hasta ahora.

Finalmente, tras un rato de espera a Beltrán le tocaría pasar, tratándose del último equipo en participar en esta prueba Beltrán no pudo evitar sentirse algo avergonzado ante los murmullos y risas de algunos otros niños al verlo pasar, sin embargo intentaría mantener su rostro poco preocupado centrándose en la competencia, sobre todo el como actuaría para sobresalir en esta prueba.

— Listos... ¡Comiencen! — Diría un asistente de profesor quien tendría la labor de anunciar el inicio y final de esta prueba.

Comenzada la prueba los niños repetirían los patrones de sus antecesores sin saber exactamente cómo evadir eficientemente las lanzas, pero haciéndolo mejor que sus otros compañeros al haber tenido una visión más completa de lo que pasaría.

Beltrán, quien habría sido asignado con una profesora de cabello y ojos castaño sintió como sus latidos aumentarían drásticamente en el momento en el que la prueba iniciaría, sus reflejos poco entrenados casi le traicionarían queriéndose apartar como dudar, pero sus órdenes directas como enfoque de adulto le servirían para ir en contra de lo que su cuerpo diría.

La profesora quien sería la primera en reaccionar apuntaría desde arriba hacia abajo contra Beltrán, la punta de la lanza apuntando hacia el mismo. Beltrán creyó inicialmente que la diferencia de estaturas le facilitaría un poco la labor al serle más difícil a los profesores golpearlo, sin embargo aquello no pareció el caso, probablemente la mayoría de los profesores tendrían experiencia enfrentándose a otra clase de criaturas además de los humanos comunes, contando con una adaptabilidad innata que solo podría ser ganada mediante la experiencia.

"No parece la gran cosa."

Pensaría la profesora a mitad del ataque, Beltrán apenas parecería poder reaccionar, no apartándose ni intentando evadir como otros niños. La lanza que marcaría cierta distancia entre ellos se acortaría, cuando el joven quien mantendría su mirada fija en el arma avanzaría directamente contra la punta de esta.

— ¿eh?

La profesora observaría como el joven apenas permitiría que la lanza terminase de extenderse cuando ya estaría cerca de la profesora, con uno de sus antebrazos cubriría su rostro y parte de la caja torácica habiéndose encorvado mientras avanzaba, la punta de la lanza golpearía con su antebrazo dejando una marca de razón en este mismo.

La profesora se vería obligada a dar un paso hacia atrás debido a que desde aquel ángulo como distancia sería incapaz de soltar ataques completos al no poder extender sus brazos adecuadamente. Sin embargo cuando la profesora daría aquel un paso hacia atrás Beltrán avanzaría contra ella, impidiéndole alejarse totalmente de la misma.

"¿Me está restringiendo?"

La profesora frunciría el ceño cuando indagaría la estrategia del joven quien no pararía de querer acercarse directamente a ella, obligando a la profesora a retroceder si no era que quisiese que el joven se pegara completamente a ella, cosa que la hizo perder unos cuantos segundos, sin embargo rápidamente la profesora captó parte de la estrategia del joven.

"Eso no te será suficiente."

Rápidamente y gracias a su experiencia en la pelea la profesora lograría adaptarse, reafirmando el agarre de la lanza en sus manos está ejecutaría un ataque horizontal desde la derecha a la izquierda, aún intentando mantener la distancia con algo derecha dificultad debido a su limitado movimiento de espaldas.

El ataque sería efectuado y lejos de intentar esquivar Beltrán no retrocedería, una línea roja se marcaría en los antebrazos de Beltrán que se sacudirían levemente ante el choque del golpe contra su cuerpo, sin embargo este no renunciaría a avanzar aún, la profesora quien se negaría a ser obligada a retroceder más aprovecharía para moverse hacia el costado izquierdo de Beltrán intentando encontrar un flanco el cual atacar.

Debido a la protección que tendría Beltrán encima suya, habiéndose cubierto completamente con sus antebrazos la profesora habría creído que la visibilidad del joven habría estado limitada, cosa que en parte habría sido cierta, pero al flanquear al chico notaría como un par de ojos anaranjados la habrían estado esperando desde el costado.

"¿Predijo que vendría de este lado?"

La profesora sentiría una pequeña fuerza chocando contra la cuerpo cuando se percataría que Beltrán habría corregido su avance de delante hacia su izquierda, chocando contra la profesora quien solo lograría raspar el hombro izquierdo de Beltrán con su lanza. Por un momento la profesora se mostraría aturdida cuando observaría con más detalle al joven chico que ya la habría logrado tomar por sorpresa en dos ocasiones.

Concentrando parte de sus sentidos en observar al chico que ahora estaría pegando su costado contra la profesora empujándola sutilmente, la misma notaría la posición de pies que el chico habría optado por llevar, nunca habría visto algo similar, sin embargo parecería algo improvisada.

Una pierna por delante sirviéndole para avanzar, mientras que una trasera en la cual se encontraría apoyado, sus pies levemente torcidos hacia un costado, lejos de tratarse de alguna clase de juego de pies o postura para pelear tradicional se asemejaría a algo que solo podría apreciar en alguna clase de monjes con los cuales en alguna ocasión tuvo la oportunidad de pelear.

Lejos de molestarse la profesora no pudo evitar sentir un atisbo de diversión al notar que la estrategia del chico la habría logrado tomar con la guardia baja, con aquella posición le sería muy fácil moverse en sentido de cruz. Inclusive la profesora llegaría a suponer que Beltrán pudo haber predicho su movimiento adelantándose al mismo, su objetivo era estar lo más pegado posible a ella así podría evitar que la misma realizara ataques fuerzas con su arma.

"¿Acaso habrá peleado antes? No, su cuerpo luce muy tenso ¿acaso realmente supuso todo esto tras observar a otros chicos? Bueno, veamos que tal puedes lidiar con esto."

La profesora soltó una pequeña risa cuando, a forma de plantear un reto para el intrigante joven Beltrán, la profesora corregiría su agarre en la lanza que llevaría consigo, agarrando la misma por su mango y con su otra mano sujetando casi a solo un palmo de distancia del filo, ésta alzaría la lanza por encima de su cabeza.

Comenzando a golpear desde arriba contra Beltrán quien corregiría su guardia para cubrir su frente contra la profesora, sin embargo sus brazos eran delgados y ante los ataques que vendrían de frente el chico solo pudo poder toda la fuerza posible para mantenerlos firmes.

Los impactos con la tela llena de tinte que se usaba como lanza dejaron sus brazos húmedos, y sentiría como si mejilla, frente, costados como hombros quedarían manchados por esta tinta, los ataques directos de la profesora fueron la peor parte, ella habría descubierto la principal debilidad de la estrategia tortuga que Beltrán habría empleado, eso era que esta dependía totalmente de su resistencia física.

"Mierda, pensé que ahorrando toda la energía que tendría lograría aguantar, pero estoy muy cansado."

Sus brazos se entumecieron ante los impactos que sentiría mucho más fervientes que los empleados con otros niños, apenas podría encontrar energías para volverlos a alzar cuando finalmente estos caerían. Beltrán observaría como la lanza de la profesora parecería viajar directo a su pecho, cuando una voz gritaría.

— ¡Suficiente!

Beltrán inhalando y exhalando con fuerza podría observar la punta de la lanza a poca distancia de su pecho. Sonriendo, Beltrán caería de trasero al suelo tras haber perdido el equilibrio por los ataques de la profesora.

Los otros niños expectantes habrían quedado algo estupefactos al ver como Beltrán, quien con suerte era considerado algo más que un perdedor habría realizado algo que no habrían visto lograr en sus otros compañeros. Aquello era que el profesor retrocediera ante su avance, siendo que de parte de todos los demás estudiantes estos habrían escapado del profesor directamente.

Algunos chicos disiparon el aturdimiento de los demás estudiantes señalando que Beltrán habría recibido mucho más ataques que cualquier otro estudiante, las manchas de sus brazos eran demasiadas, fácilmente siendo más del doble que los alumnos promedio habrían recibido al finalizar la prueba, sin embargo algunos de los estudiantes no podría evitar sentirse inseguros al observar cómo Beltrán se regocijaría en el suelo sudando bastante.

La profesora aún algo sorprendida, no podría evitar alzaría su mano y ofrecérsela a Beltrán, satisfecha con el desempeño del joven.

— Hiciste un buen trabajo. — Le diría.

Beltrán, quien se encontraría aún recuperando algo de aire sostendría temblorosamente la mano de la profesora dejando que ésta le ayudase a pararse, algo que no pasaría desapercibido por los demás estudiantes quienes se mostrarían algo reacios a admitir el mérito que el joven tendría consigo.

— ¡Hey imbeciles! — Gritaría uno de los niños. — ¿porque están tan desconcertados? ¡Beltrán recibió más golpes que cualquiera!

Ante la aclaración, el niño quien Beltrán reconocería como el líder del grupo de jóvenes niños con los que habría hablado antes de que iniciase la prueba y se habrían burlado de él. Ante su declaración algunos otros niños susurrarían cuando los profesores se acercarían a observar a Beltrán. Los profesores que en primera instancia parecerían solo analizar el resultado del combate debido a que no habrían tenido la oportunidad de observarlo al estarle realizando la misma prueba a otros estudiantes se mostrarían algo desconcertados al notar como Beltrán tendría en su mayoría manchas en sus antebrazos.

— ¡Silencio! — Diría la profesora alzando su voz.

Al instante todos los niños presentes se quedarían en silencio, aún más desconcertados por la reacción de la usual callada profesora. La mayor parte del tiempo los profesores harían caso omiso a los intentos de jóvenes por demeritar las acciones de otros, viéndolo como simples "juegos" infantiles, al final de cuentas eran simples niños de 8 años la mayoría.

— Su compañero los superó a todos ustedes. — Diría la profesora con cierto atisbo de burla en su voz. — Y no fue por una diferencia sustancial entre habilidades, la mayoría de ustedes actualmente deben tener una condición física semejante o superior.

Los jóvenes tras escuchar aquello no podrían evitar reclamar y preguntar en montón que se suponía que significaba ello, cuando tras alzar su mano la profesora volvería a hacer callar a todos.

— En una batalla real ¿quién cree que habría muerto primero?

Los jóvenes aún algo desconcertados observarían a la profesora en busca de una continuación. A lo cual tras suspirar la profesora continuaría.

— Las manchas en sus ropas demuestran algo bastante claro, quizá dos o tres de ustedes pudiesen vivir más de 1 minuto, pero finalmente sin una atención a sus heridas de manera inmediata morirán, si no que ya lo estarían. — La profesora diría, haciendo que los jóvenes se mirasen a sí mismos. — En cambio, su compañero protegió sus puntos vitales más importantes, si, sin atención quizá perdería ambos brazos o la vida, pero duraría mucho más que cualquiera que ustedes en una batalla real.

Beltrán observó a los demás niños. Su frente sudorosa como prueba de que no habría sido para nada simple el realizar aquella prueba. Mientras los otros niños apreciarían ahora con más atención la verdadera importancia de las acciones que habrían tomado Beltrán observando las manchas en sus antebrazos, hombros y costado. El joven Beltrán mantendría su mirada distante, pensando en cuál sería la siguiente prueba.

"No solo fue eso. Correr hacia un ataque requiere de nervios de veridio o una voluntad tan fuerte como el ónix, más para un niño."

Pensaría la profesora observando a Beltrán mientras los demás niños restarían importancia, sus compañeros profesores en cambio solo podrían fruncir el ceño al notar que este alumno habría realizado algo poco usual en niños tan jóvenes.