El tranquilo atardecer iluminaría los grandes edificios, calles y hogares a lo largo de la inmensa ciudad, proyectando sombras las cuales se extenderían como pequeñas siluetas estirándose ante la desaparición temporal de la luz que proveería directamente el propio sol, sombras las cuales no tardarían en gobernar por completo aquella inmensa parte de lo que sería considerado como mundo. Casi como un descanso al siempre trabajador día que solía saludar alegremente a todo habitante del mundo, dándole pie a la oscura y silenciosa noche, una noche tan casual como distante que haría a los escritores odiarla en busca de inspiración.
— Si esto es todo, entonces ya me tengo que ir chicos...
En una extenso parque industrial perteneciente a una compañía de compuertas automatizadas un pequeño grupo constituido por 5 personas con camisas blancas se despedirían, el pequeño grupo de ingenieros que compartía cierto compañerismo habrían terminado con su habitual día de trabajo, dándole pie al fin de semana, significando un periodo de días en el que ninguna de las partes se vería, ya sea por cortesía o como parte de un ritual el grupo no muy formal de amigos se solía despedir cosa que no sucedería en otros días igual de usuales.
La mayoría de los miembros del grupo se separarían, dejando en el parque industrial teñido con colores anaranjados a dos individuos estáticos y de pie. Uno de ellos sería un joven no muy alto de cabello castaño rojizo y ojos oscuros, el otro individuo poseería un cabello totalmente oscuro y ojos café, ambos individuos mirándose el uno el otro seguirían el usual camino hacia la estación del transporte privado que proporcionaría la compañía para la que trabajarían ambos individuos. El joven de ojos cafe y cabello oscuro, quien vestiría una simple camisa blanca observaría a su compañero, estos ya habrían subido y se encontrarían sentados el uno al lado del otro en el transporte.
— ¿No crees que Rubén y Sofía actúan algo raro? — Diría el joven de ojos café.
— Ah, Sofía no te lo comento, han vuelto a salir. — Contestaría el joven de cabello castaño rojizo con un tono levemente acabado.
Por un momento el joven de ojos café mostraría algo de incertidumbre antes de quedarse en silencio nuevamente. — Ese sujeto es un estúpido, ¿enserio regreso con el? Aveces no comprendo ese nivel de dependencia emocional...
Así, ambos individuos empezaron una breve conversación sobre la vida amorosa de otros; debido a que personalmente la suya era completa y absolutamente inexistente. Cuando ambos estaban dispuestos a "ampliar" su vocabulario para expresarse mejor, el bolsillo del joven de ojos café vibraría levemente, haciéndolo tomarlo rápidamente diciéndole a su compañero que guardara silencio un momento.
En la pantalla de su teléfono inteligente un extraño número de vería reflejado, y aunque el joven intentaría colgarlo tras ver que se trataría de un número bloqueado impidiéndole observar los dígitos del mismo, este por alguna razón se contestaría.
— Maldita basura, debo de recordar cambiarlo pronto, la pantalla siempre me trae problemas. — Diría para sus adentros mientras al notar como su pantalla no contestaría tras presionar varias veces el botón para colgar se rendiría y sostendría el celular cerca de su oído.
Si eran aquellos molestos empleados de ciertas compañías que lo intentarían hacerse cambiar a su compañía telefónica tenía pensado rechazar tajantemente como ciertos testigos religiosos que solían venir a tocar a las puertas de la gente en su país. Sin embargo al escuchar una extraña voz entrecortada y hasta cierto punto mecanizada desde el otro lado, el joven no pudo evitar sentir un pequeño escalofrío cruzar por su columna entera tras apenas pegar el oído al teléfono.
La voz era rasposa, similar al de un grueso pedazo de metal siendo rasgado por una clase de máquina trituradora, sin embargo sus usualmente chirriantes ruidos desagradables para el oído serían sutiles continuaciones que parecerían formar palabras de origen particular, algo que no creía fuera posible sin la ayuda de algún filtro que nunca habría escuchado.
— Aléjate... de ella— Diría la voz una vez.
¿Acaso se trata de una amenaza?
Se preguntaría el joven en su interior, en su mente rememoraría la cantidad de individuos a los que habría molestado últimamente, sin embargo a menos que contase a ese sujeto molesto durante el trabajo, el joven poco o nada lograría conectar.
— Aléjate ... la puerta. — Se repetiría. — Aléjate de ella, Aléjate de ella, aléjate de ella.
El ruido se volvería más chirriante e intenso, casi como si doblaran y destrozaran ciertos de piezas metálicas mientras la voz se multiplicaba sobresaturándose y obligando al joven a despegar el celular de su oído, un extraño miedo invadiría su interior, creyendo que estaría siendo intimidado o engañado de alguna forma, este rápidamente golpearía su celular desde el costado, presionando el botón para colgar algo apresuradamente, tras una serie de casi 4 intentos su celular parecería reaccionar colgándose finalmente.
Por un momento la mente del joven de ojos café quedaría en blanco mientras observaría su celular, accediendo a su registro de llamadas telefónicas y bloqueando el número casi por instinto.
— ¿Estas bien? — Su amigo, aquel de cabello castaño y rojizo preguntaría, algo curioso por el repentino cambio de actitud de su amigo quien se habría quedado callado tras contestar una llamada por casi 1 minuto entero.
— ...Si. — Extrañado el joven de ojos café observaría su celular unos momentos, antes de mandar aquella llamada al fondo de su mente tras no encontrarle sentido alguno.
Finalmente a manera de hacer las paces con su ya de por sí ocupados pensamientos, decidiría mandar aquel asunto al fondo de sus prioridades olvidando lo sucedido y retomando su conversación sobre la vida romántica decidiría otros. Durante este tiempo, ambos buenos amigos continuarían conversando, teniendo la facilidad de tratarse de compañeros como buenos amigos desde la universidad.
Sus caminos se separarían cuando el joven de ojos cafés bajó primero tras la parada del transporte, bajándose cuando el ocaso finalizó trayendo consigo la oscuridad de la noche, bañada con las luces de los pasajeros autos pertenecientes a otros trabajadores, jóvenes y desinteresada gente concluyendo o empezando sus actividades.
El joven caminaría con paso relajado al notar como el brillo de las farolas que alumbrarían las calles como era de costumbre marcarían una pequeña senda, encendiéndose al unísono, breves recuerdos inundarían la mente del joven mientras instintivamente contaría sus pasos, el leve eco transmitido por estos resonaría cada vez más que los propios autos al costado de la calle, el joven poco a poco se sumergiría dentro de una calle en cuestión, donde los autos rondarían cada vez menos hasta finalmente y tras unos breves 15 minutos ninguno pasaría. Su ruido de fondo sería poco a poco ignorado por el joven mientras se sumergía en sus pensamientos desconectándose un poco del mundo exterior.
Tratándose el joven de alguien quien a notar ser que estuviese con compañeros, amigos, familia o concentrado en el trabajo preferiría desconcertarse del mundo aquello no le resultó inusual, ignorando que detrás suya algunas farolas parpadearían en patrones completamente irregulares mientras el sonido se volvería totalmente inexistente, dejando consigo solo el sonar de sus pasos conforme este avanzaría.
Tap
Tap
Tap
Tap
Tap
Tras su quinto paso, algo haría que el joven se detuviese abruptamente, la luna presentándose como una simple espectadora y el joven observando con cierta incredulidad aquello que se habría filtrado por su visión periférica. Una robusta puerta, la misma se encontraría a mitad de la misma calle, sin atravesar o sobresalir del asfalto.
Sostenida bajo un equilibrio increíble considerando la irregularidad de la propia calle bajo el suelo, la puerta robusta únicamente emitiría un extraño chirrido y su madera crujiría sutilmente ante un extraño fenómeno que haría a la misma balancearse casi imperceptible ante ojos atentos.
Scheech
Los ojos del joven se contraerían al sentirse desconcertado y algo perturbado por la extraña puerta. La misma tendría un aspecto bastante particular el cual le haría recordar al joven a las que algunas casas antiguas o en series de época se solían presentar, labrada en madera, la puerta parecía ser parte de un mismo árbol el cual el joven no lograría identificar, teniendo un color profundamente oscuro el cual no estaría seguro de tratarse de alguna tonalidad del café o un negro asentado por la oscuridad del sitio.
¿Cómo es que llegó una puerta aquí? ¿Cómo se mantiene estable? ¿Qué se supone que debería reaccionar a esto?
Varias dudas inundarían la cabeza del joven, sin estar cien por cien seguro de cómo reaccionar al repentino suceso delante suya, por alguna razón sus sentidos parecerían advertirle sobre lo anormal de la situación entera haciéndolo querer retroceder, sin embargo su reacción sería lenta al sentir como extrañamente su mirada se vería atraída por los símbolos en la puerta.
La puerta estaría dividida en 3 segmentos horizontales y una sola línea vertical cortándolos, dejando verse una serie de símbolos los cuales penetrarían en la mente del joven como pequeñas agujas adentrándose en los pliegues de su materia cerebral. Imágenes grabadas al rojo vivo en su cerebro las cuales activarían todas las alarmas en su cabeza haciéndolas casi reventar al instante previo de intentar captar su significado.
Entre todo este torrente de información e figuras golpeando la mente del joven 3 imágenes principales serían grabadas, la primera siendo constituida por una serie de ojos formados por 2 anillos de radios similares, en su centro 2 marcas en una lengua la cual a pesar de nunca haber visto el joven captaría su significado.
Caos y Vacío.
La segunda imagen consistiría en una serie de triángulos formados a partir de dos líneas paralelas en el centro de cada triángulo pequeñas muescas que formarían curvas conectándose unas a otras, aveces moviéndose y aveces alternando su trayectoria, formadas por estas curvas pequeños ojos parecían asomarse teniendo su vista fija en el joven quien involuntariamente estaría siendo obligado a apreciarlas.
La tercera imagen consistiría en una serie escritos narrando una leyenda, estos rodearían el contorno entero de la puerta, la historia narraba épocas y tiempos antes de la creación desde el cosmos hasta la nada misma, una idea tan pero tan aberrante que la perturbada mente del joven únicamente se cerraría a intentar recordarla causándole un terrible dolor interno.
Cayendo casi presa de una profunda locura, el joven sentiría como si todo aquel torrente de información en conjunto de dolor duraría una eternidad, paralizando su cuerpo y volviendo a sus pensamientos torpes, quería dejar de ver aquella puerta, sin embargo su cuerpo apenas reaccionaría dando indicios de querer moverse. Aunque antes de lograr algo, la puerta abriría lentamente su interior, revelando un solo ojo blanco en su interior.
La Máquina
Guerra y carne
Nos han traicionado
El gran escarlata
Los antiguos durmiendo
La providencia del gran milagro
Los adentros de la puerta casi parecerían susurrarle información apenas entendible, cuando aquel ojo totalmente blanco revelaría un único atisbo de vida plasmado en un gran punto oscuro en el interior de su blanco fondo, la puerta jalaría con un gran torrente de fuerza, arrastrando el aún shockeado cuerpo del joven quien no lograría reaccionar, la fuerza era como si múltiples cuerdas tiraran de él hasta el interior de la robusta puerta de madera.
Finalmente cuando sería sumergido en la oscuridad interna tras la puerta, la perturbada mente del joven, quien nisiquiera tendría cabida a pensar una sola cosa, sería devorada por una negrura inmensa, dejando en suspensión sus pensamientos e ideas para otorgarle una gran paz. Una paz que parecería ser eterna.
Desde la negrura, pequeños destellos luminosos de color violeta, verde, rojo, celeste, y amarillo devolverían la consciencia a la mente del joven.
¿Porque siento como si hubiera ido al gimnasio todo el día? Apenas puedo abrir los ojos, maldita sea.
Con un esfuerzo anormal, el joven lograría forzar a sus ojos a abrirse completamente, sintiendo como estos se irritarían de sobremanera, aún algo desconcertado poco a poco se reincorporaría, dándose cuenta tras casi medio minuto que su cuerpo se encontraría en una posición anormal. Aún desconcertado, el joven notaría como la fuente de irritabilidad serían 2 cortinas semi-abiertas delante suya, las cuales filtrarían luz, a diferencia de las robustas cortinas a los costados estas serían más delgadas permitiendo pasar más luz a través de ellas.
Definitivamente debo de leer menos, mi mente se ha vuelto muy hiperactiva.
El joven caminaría atontado hasta las cortinas abriéndolas de par en par tras sentir como su visión se adaptaría a la gran cantidad de luz que habría entrado a sus ojos, abriendo las cortinas un repentino pensamiento llegaría a la mente del joven mientras sus ideas empezarían a volverse más claras conforme la imagen delante suya se presentaría.
¿No se suponía que iba de camino a mi hogar?
Delante suya, una extraña y desconcertante escena se plasmaría, calles de gravilla se dejarían ver conectadas por pequeños caminos de barro y gravilla, edificios variados, siendo algunos más altos y otros más cortos, aunque ciertamente estos serían pocos usuales en la modernas ciudades del mundo existían zonas que aún conservaban esta forma de lucir, lo verdaderamente desconcertante fue ver la extraña maquinaria empleada para transportar materiales a obras en construcción. Cielos teñidos de gris y varios emisores de vapor plateado se presentarían mientras los gigantes de metal se dejarían notar a los ojos del joven.
Cómo un ingeniero el joven tendría claros conocimientos sobre la maquinaria y estructura actual como antigua de ciertas maquinarias, sin embargo estas romperían todo esquema conocido por este mismo, maquinarias que superarían los 10 metros con facilidad se moverían siendo alimentadas por motores visibles, los cuales emitirían vapores plateados en gran cantidad a la intemperie, las maquinarias tendrían a pilotos los cuales utilizarían controles para nada usuales, remplazando los complejos pero eficientes sistemas de palancas estos utilizarían extrañas esferas formadas por aros con inscripciones en particular manipulándolas con sus manos lograrían que la maquinaria operara con gran precisión, lo más impresionante sería observar la estructura metálica de las mismas maquinarias alternando entre un estilo anticuado conformado por pocos eslabones y múltiples uniones las cuales se aferrarían a una gruesa bancada aferrada al suelo, las estructuras presentarían varias tuberías las cuales parecerían suministrar grandes cantidades de presión hacia la maquinaria permitiéndole mover el gran peso de la misma con una facilidad inimaginable. Era simplemente fascinante, como si las toscas maquinarias utilizadas durante mediados de la revolución industrial chocasen con los controles y precisión de la maquinaria actual e inclusive superandola en algunos aspectos superficiales.
En contraste con los brazos mecánicos que el joven ingeniero habría visto en empresas más sofisticadas estos presentarían una base muy anticuada, con pernos de hierro del tamaño de una cabeza uniendo las inmensas placas de metal, observaría como las uniones presentarían pequeñas estructuras internas que dotarían a las maquinarias de un grado de movimiento mucho mayor, la capacidad de regular su fuerza e inclusive desplazarse ciertas distancias tras desplegar la estructura interna de estas mismas algo que nisiquiera habría visto en maquinaria industrial perteneciente a las empresas internacionales en las que habría trabajado.
La gente se encontraría vestida de una manera también bastante particular con trajes de época, vestidos no tan pomposos y sombreros anchos, algunos individuos inclusive llevan en su cintura lo que parecería ser alguna clase de estoque con un filo semi curvo el cual concluiría en largos cañones con mangueras conectadas a sus cinturas u hombros en los cuales cargarían con una extraña armadura que parecería almacenar algún material luminoso de color verde.
Todo esto le recordaría al joven las convenciones de fantasía a las que en algún momento habría ido, siendo más específico cuando las mismas tenían de estilo principal el steampunk.
Cientos de incógnitas surgieron de la mente del joven sin embargo un solo pensamiento fue mucho más claro que cualquier otro, una clara consecuencia del cúmulo de nerviosismo en el estómago de este.
Voy a vomitar.