Cuando Ye Futian escuchó las palabras del otro, una fría intención asesina pasó por sus ojos. Parecía que el deseo del Emperador Luo de matarlo seguía siendo tan fuerte como antes. Había lo intentado una vez en el Banquete Tingfeng de la Nación Nandou. Había probado el límite del Emperador Ye. Si el Emperador Ye no hubiera hecho todo lo posible para proteger a Ye Futian, probablemente el Emperador Luo habría actuado.
Estas personas frente a Ye Futian eran extraños, pero querían matarlo. Era obvio que habían sido enviados por el Emperador Luo.
Si ese era el caso, entonces...
—Yun Qianmo —llamó Ye Futian. Yun Qianmo estaba de pie sobre una roca no muy lejos de Ye Futian. Ella enfrentaba al grupo que se abalanzaba sobre ellos, su intención de espada crecía. En un momento, una aterradora intención de espada se cernía en el cielo.
