Los ojos bonitos de Lin Xiyue se enfocaron en Ye Futian. Desde la cercana distancia, podía ver que él había madurado mucho desde su primer encuentro en el barco en el Mar del Este. Se había vuelto aún más guapo y ya no era el joven de antes.
—Sí, estoy cultivando en la Academia Donghai. ¿No estás enojada, verdad? —preguntó Lin Xiyue con una sonrisa.
—¿Por qué estaría enojado? —Ye Futian sacudió la cabeza. No era tan cerrado de mente. Recordaría a la gente de la Escuela de la Estrella Emperador, pero el conflicto no tenía nada que ver con la Academia Donghai, mucho menos con una discípula regular de esa academia.
—Todavía no me dices por qué estás aquí. ¿Hay algún problema? —preguntó Ye Futian.
—¿Acaso no puedo venir a ver a un amigo? —Lin Xiyue sonrió suavemente.
Al verla así, Ye Futian sonrió y asintió. —Por supuesto.
