Silencio absoluto.
En este momento, aparte del llanto bajo y miserable de Gu Ming, no había otros sonidos. Todos miraban fijamente a la figura que se retorcía en el suelo de dolor.
Gu Ming ya no tenía fuerza en su cuerpo; era como si fuera a quedar paralizado. Sus huesos habían sido rotos y sus meridianos estaban destrozados, y el Qi Espiritual en su cuerpo se estaba escapando. Todos sabían naturalmente qué consecuencia tan aterradora había causado ese golpe.
Los poderes de Gu Ming fueron destruidos permanentemente por el golpe.