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Después de que Qian Shanmu llegó, se dirigió hacia donde estaba la gente del Clan Donghua. Silenciosamente de pie entre la multitud, miró a la hermosa dama en el pabellón. En ese momento, Qin Mengruo, quien estaba en el pabellón, lucía elegante. Sus dedos esbeltos acariciaban el guqin, y sus cuerdas comenzaron a moverse. La música era melodiosa y dulce.
La música tenía un extraordinario concepto artístico, que parecía derramar un hilo de luz de colores sobre Qin Mengruo, otorgándole un temperamento sagrado y noble. Mientras tocaba el guqin, su cuerpo parecía llenarse de un maravilloso matiz, como la luz del sol y la brisa, brillante y graciosa.
Era una pieza de música muy sencilla. Las notas pulsantes describían una escena pacífica y hermosa. La música, al igual que su propio temperamento, era noble y elegante, pacífica y gloriosa.
No parecía haber nada especial en la música. Era simple pero agradable.