La fuerza de Ye Wuchen volvió a sorprender a todos los presentes. Los orgullos de la Nación Yunchu y el Reino Yan se veían incómodos. Habían sido tantos los desafíos, pero este fue el resultado. Lo de Yu Sheng ni que decir. Ni siquiera se atrevían a retarlo. Ahora, Ye Wuchen había derrotado a Yan Qi.
El Reino de Cangye había eclipsado completamente el Banquete Tingfeng en estas dos rondas. Al mismo tiempo, la Nación Yunchu y el Reino Yan quedaron completamente humillados. Solo habían sido dos batallas entre las cuatro naciones, pero era más como el espectáculo solista del Reino de Cangye. Parecía probar las palabras anteriores de Yu Wuchen. Él no quería problemas.
—¿Quién más? —preguntó Ye Wuchen con indiferencia. No nombró a nadie porque era demasiado perezoso para retar a alguien. No le importaba quién quisiera pelear con él. Si nadie se atrevía, esta batalla de las cuatro naciones carecería de sentido y podría terminar.
