Nacido como un élite de la familia real, Antis era verdaderamente un gran orador.
Había hablado como si el rey sólo fuera despiadado por el bien de su país.
La gente normal podría haber sido engañada, pero Roland no, y tampoco la mayoría de los jugadores lo serían.
La defensa de Antis, que se centraba puramente en las dificultades del rey pero ignoraba las pérdidas de los demás, sólo podría haber engañado a jóvenes inexpertos.
Mientras mantuvieran una mente abierta, sólo se divertirían cuando escucharan sus razones.
Ya era el amanecer. Roland salió de la ciudad por la carretera principal y activó el hechizo de Teletransportación de Larga Distancia.
De vuelta en el palacio real, el rey miró a Antis y preguntó:
—¿Has dicho todo lo que debías?
—Sí —Antis asintió y dijo—. Pero no creo que lo vaya a creer.
—¿Por qué? —preguntó el rey.
