El aire en el Bosque de Elfos era realmente fresco y cómodo para respirar.
Si el aire del mundo humano pudiera compararse con un arroyo con un vago olor a pescado, el aire en el Bosque de Elfos sería el agua clara y dulce de un manantial.
De pie junto al lago, Roland observaba a los peces de cola blanca nadar casualmente en el agua.
Realmente era un ambiente agradable, pero Roland no estaba de humor para apreciarlo.
A su lado estaban Schuck y Margret.
Margret estaba molesta, ya que Ans había revelado descaradamente un hecho que ella había estado ignorando intencionadamente: aunque poderosos, los dragones no eran los dominadores del mundo.
Como resultado, sentía que el mundo parecía estar colapsando, porque había estado muy orgullosa de su identidad durante décadas.
Mirando a los peces un rato, Roland preguntó, —¿Qué piensas de Ans?