Cada fibra de Ethan quería avanzar y echar a Nicholas del salón, pero sabía que eso solo molestaría a Ava. Tragando su creciente frustración, se movió hacia ellos.
—Ava —llamó, esforzándose por sonreír.
Tanto Ava como Nicholas se giraron hacia él simultáneamente.
—Todos te están esperando para que cortes el pastel —dijo Ethan—. Ven conmigo. Tomó suavemente su mano, guiándola hacia el centro del salón.
Ethan echó un vistazo por encima del hombro, lanzando a Nicholas una mirada desafiante y acusadora. Pero Nicholas no se inmutó. En cambio, elevó su copa de vino en un reconocimiento burlón, su sonrisa persistente. Tomó un sorbo lento, sus ojos brillaban con una confianza serena.
—Ethan, disfruta tu momento —pensó Nicholas con suficiencia—. Pronto saldrás de su vida.
Al otro lado del salón...