La idea hizo que sus mejillas se calentaran al instante. Imaginándolo entrando al probador, su corazón latía con fuerza. Ella sacudió su cabeza, intentando disipar la imagen. Pero el cierre no se movía, y sus opciones eran limitadas.
—Ugh, esto es ridículo —murmuró, echando un vistazo a la cortina.
—Bien, acabemos con esto —Ava se armó de valor—. ¿Dylan? ¿Estás ahí?
—Sí —Su respuesta llegó instantánea—. ¿Necesitas ayuda?
Después de un momento de silencio, dijo —Sí... estoy atascada en el vestido.
—Voy para allá —Dylan entró en el probador.
El corazón de Ava se aceleró cuando Dylan entró. Su presencia parecía llenar el pequeño espacio, su alta estatura casi abrumadora. Ella cruzó su mirada con la de él brevemente en el espejo antes de desviar la vista, sus mejillas ardiendo.
Se acercó con cuidado, sus ojos la escaneaban.
—El cierre —murmuró ella, señalando el lugar donde estaba atascado.