Dylan sintió cómo todo se le escapaba de las manos mientras veía a Ava dirigirse hacia la puerta. Su mundo se desmoronaba a su alrededor, y no podía hacer nada para detenerlo. La desesperación crecía en su interior mientras se lanzaba hacia adelante, bloqueando su camino.
—No, no puedes dejarme —la miró a los ojos, esperando que ella lo entendiera—. Prometiste darle una oportunidad a este matrimonio. Aún no se han acabado los tres meses.
El rostro de Ava era como una piedra, su mirada fría y distante.
—Para mí ya terminó. Ahora está claro por qué has sido tan duro conmigo. Después de saber que planeas dañar a mi familia, no puedo estar contigo.
—Escúchame. Puedo explicarlo —la voz de Dylan se suavizó mientras alcanzaba sus manos.
Pero Ava no estaba dispuesta a escuchar ninguna explicación. Conocía demasiado bien sus intenciones. Por su venganza, había perdido a su padre en su vida pasada. No permitiría que la misma tragedia se repitiera.